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sábado, 29 de septiembre de 2012
viernes, 28 de septiembre de 2012
NÚMERO 5
La Revista se edita en forma virtual. En
acontecimientos de importancia, puede lanzar ediciones especiales. La distribución
es gratuita por medio de los correos de personas interesadas en la Internet. Ya
estamos llegando a cuatro países y esperamos aumentar nuestros lectores.
Director-Editor
Bernardo A. Rendón Restrepo
Enviado: Email restrepo42@ 09/09/2012
Miguel
Gómez Martínez
KienyKe,
10/09/2012
Entramos en la dictadura de la paz.
Quien tenga dudas o reservas sobre el proceso es tildado con los
peores epítetos como “enemigo agazapado”, “guerrerista” o el insulto mayor
“uribista”.
Con el eco de una prensa entregada y sobornada, las
negociaciones se inician con un manto de mentiras que conviene resaltar.
La primera de ellas es que esta es una negociación de paz. No es
cierto.
Si el gobierno es exitoso, solo después de que se hayan
realizado todas las reformas exigidas por las Farc y ellos tengan
representación política garantizada, podremos esperar soñar con la paz.
Lo que se está negociando es la desmovilización que ni siquiera
implica el desarme pues existe la posibilidad de que ellos exijan la dejación
de armas, que es un asunto bien diferente.
No es cierto que las guerrillas estén derrotadas militarmente y
vean la paz como una salida para su “desesperada” situación.
Basta escuchar el encendido discurso de Timochenko para entender
que la lectura que hace la guerrilla de su situación actual es heroica y
triunfante.
Para ellos, el Estado fue incapaz de doblegarlos y se
sientan en la mesa como un ejército legítimo que resistió a la ofensiva
sin ser derrotado.
Para ellos la mesa de negociación no es un testimonio de su
fracaso sino la demostración de su éxito contra un Estado que nunca quiso ganar
la guerra.
Es mentira que las Farc quieran la paz. Lo que quieren es el
poder. Los elitistas negociadores del gobierno pronto se darán cuenta que lo
que ellos exigen implica afectar negativamente los intereses de la clase
dirigente de este país.
Entenderán que lo que la guerrilla llama paz consiste en que les
entreguen instrumentos de poder que nunca lograrían por el camino de las urnas.
Quiero ver las caras de los negociadores cuando empiecen a
escuchar propuestas que afecten a los medios, los bancos, los grandes
empresarios, los agricultores, los ganaderos, los constructores, los mineros,
las universidades, los políticos, los médicos y demás.
Ese día tal vez entiendan que la paz no es lanzar palomas al
aire ni tomarse fotos para la posteridad, ni aspirar al premio Nobel ni a la
secretaría de las Naciones Unidas.
Es mentira que las Farc pierden si se levantan de la mesa.
Pierde el gobierno que, presionado por la obsesión de la reelección, no
sobreviviría al fracaso de su estrategia bandera. No importa lo que las Farc
exijan, ni el aumento de violencia que nos espera.
Esas víctimas, como todas las de la guerrilla no tienen
importancia. Ya lo dijo el Presidente: habrá más muertos pero no importa porque
la reelección está primero.
El que está preso de su estrategia es el pomposo gobierno que
cree que todo lo tiene calculado.
Tampoco es cierto que Cuba, Venezuela y Noruega sean neutras. Un
amigo me dijo que Colombia es tan ingenua que es como si Israel aceptara
negociar con Hamás en Siria y con la garantía de Irán e Irak.
La “neutralidad” de los “facilitadores” es otra de las grandes
falacias.
En lo que está sucediendo hay muchas mentiras. Pero los
colombianos, como compradores deslumbrados por el vendedor habilidoso, no
quieren ver ni dudar del producto que con tanto entusiasmo les están empacando.
La única verdad es que se quiere hacer una paz bogotana a
espaldas del país.
DE BUENA FUENTE
Por LUIS
FERNANDO OSPINA VANEGAS, Macroeditor de Opinión |
Medellín |
Publicado el 22 de
septiembre de 2012 en EL COLOMBIANO
LA VERDAD ENTRE URIBE Y SANTOS
LA VERDAD ENTRE URIBE Y SANTOS
El expresidente Álvaro Uribe ha compartido con escasas personas el origen de los motivos que lo llevaron al distanciamiento con el Presidente Juan Manuel Santos. Pues bien, son estos: Santos, ya como Jefe de Estado, invitó a Uribe a la Casa de Nariño y éste aceptó.
Dos temas centraron el diálogo: uno, la terna para elegir el Fiscal General, y el otro, el alcance y los lineamientos de la Ley de Restitución de Tierras y de Víctimas, pero la nueva, pues la que había presentado el gobierno anterior se hundió en el Congreso en la última legislatura de Uribe, porque algunos partidos políticos, entre ellos el Liberal, incumplieron los acuerdos logrados con el Gobierno, no sólo en términos de los costos, sino de la protección a las Fuerzas Armadas...
LA LA VERDAD ENTRE URIBE Y SANTOS (2)
LA VERDAD ENTRE URIBE Y SANTOS (2)
Pues bien. En el primer punto, el de la terna para Fiscal, Uribe sólo expuso los argumentos para la escogencia de los ternados y sus calidades profesionales, pero se mostró respetuoso de la decisión que finalmente tomara Santos de si mantenerla o cambiarla. En eso no hubo mayores dificultades. Santos la terminó cambiando.
El punto de la discordia irreconciliable fue cuando Uribe le recordó a Santos que como Ministro de Defensa había defendido a capa y espada que la Ley de Víctimas no podía poner al mismo nivel a miembros de grupos terroristas y de narcotraficantes con los militares. El expresidente le insistió en que no era aceptable un cambio de posición en eso. Y Santos dijo lo que finalmente rompió la relación: “Yo ya cambié de posición”.
LOS PASOS DE PIEDAD
Con las especulaciones y no pocas posibilidades de que Piedad
Córdoba pueda hacer parte de la mesa de negociaciones entre el Gobierno y las
Farc, sobre todo, por la confianza que ella le inspira a la guerrilla, en los
círculos más cerrados de la Casa de Nariño hay preocupación ante esa
eventualidad.
Primero, porque eso podría generar un enfrentamiento entre los propios miembros del Partido Liberal que nunca han visto con buenos ojos a Piedad. Incluso algunos, cargados de humor ácido, ya están diciendo que así no sea a nombre de las Farc, sino a través del Consejo Nacional de Paz, la presencia de la exsenadora podría achacársele a los liberales, y que el Gobierno demostraría que está hipotecado con ese partido.
¿Estamos pactando
con el diablo?
Públicado en EL TIEMPO.
Natalia
Springer
Mienten las Farc cuando, torciendo las
palabras, se niegan a aceptar que fueron ellos los que se inventaron el
secuestro, los que convirtieron en ley propia una obscena forma de esclavitud y
tráfico de personas.
Mienten
las Farc cuando, torciendo las palabras, se niegan a aceptar que fueron ellos
los que se inventaron el secuestro, los que convirtieron en ley propia una
obscena forma de esclavitud y tráfico de personas. Mienten cuando se resisten a
aceptar que hicieron del Caguán un campo de concentración. Esa es una imagen
angustiosamente inolvidable: la cochera con paredes de alambre de púas en la
que permanecían decenas de víctimas encadenadas al cuello. Mienten cuando
aseguran que nada tienen que ver con el narcotráfico, que no reclutan niños y
niñas, que no hay esclavitud sexual en sus filas, que no han causado dolor y
que nada les deben a sus víctimas, porque las víctimas son ellos.
Y
entonces es aquí donde hay que preguntarse: ¿qué y con quién estamos
negociando? ¿Qué legitimidad, si alguna ostenta, tiene una negociación con
enemigos de los más básicos principios de la dignidad humana, en cuya defensa
hemos justificado el uso de la fuerza?
La
admisión de fondo de este proceso de paz consiste en aceptar que las Farc no
son un capricho ideológico, nacido de la imaginación de un megalómano, como sí
sucedió con Sendero Luminoso en el Perú, ni representan el trasnochado sueño
comunista, ni son la versión criolla de Al Qaeda. Las Farc representan,
lamentablemente, el último lastre histórico, la gran deuda pendiente de la
institucionalidad colombiana con la agenda política de los movimientos de los
60. Hay que resolver el pacto inconcluso con el liberalismo campesino
deliberante y la agenda agraria, que terminaron sacrificados por la cúpula que
negoció el Frente Nacional. Esa es una deuda que aún hoy nos sitúa como una de
las naciones más desiguales del planeta.
Esta
negociación le da al Estado colombiano la excepcional oportunidad de poner en
marcha mecanismos que permitan erradicar esas grandes desigualdades que
empiezan (no terminan) en el campo y que no podrían abordarse por los medios
actuales sin desatar una (otra) guerra civil. Es la oportunidad de saldar la
deuda de integración regional.
¿Cómo
desandar tanta barbarie? De aquí se deriva nuestra primera obligación. Como
sociedad, es nuestro deber exigir que el primer objetivo de esta negociación no
sea el cese del fuego. A las Farc no hay que creerles, hay que exigirles la
adherencia a los principios del Derecho Internacional Humanitario bajo
estrictos parámetros de verificación, como en su momento sucedió con el Frente
Sandinista en Nicaragua, el FMLN en El Salvador y la URNG en Guatemala.
Ya
en ese camino, tal vez tengamos la oportunidad de empezar a enfrentar la agenda
del siglo XXI. El diagnóstico es sombrío. Tenemos un estado de barbarie bien
gerenciado,
aspiracional,
enmarcado por leyes magníficas, transitado por millones de víctimas, señalado
como la peor crisis de desplazamiento en el planeta, amenazado por cientos de
bandas criminales. Nuestra paz está en la transición, en la reformulación de un
pacto de civilidad que no tenemos, en el que quepamos todos, en el que
"cada colombiano deje de ser un enemigo".
En
ese sentido, hace falta y es correcto trazar como meta una comisión de la
verdad como
instrumento
de diagnóstico, como catarsis, como estación
indispensable
hacia la
reconciliación.
Nos permitirá
mirarnos
al espejo y, sobre todo, revisar el pacto de civilidad que tanto necesitamos
para repensar esa cultura maldita que sustancia todos nuestros problemas: la
pobreza
como sinónimo de
invisibilidad,
la exclusión, el
ejercicio
de la política y las formas de representación, etc.
Y,
por supuesto, debe
posicionarnos
en la agenda global: ¿es sostenible la actual alianza en la fallida guerra
contra las drogas, una guerra cuyas consecuencias amenazan la estabilidad y la
viabilidad del Estado, no solo en Colombia, sino en toda la región? Es largo el
camino, pero hay que empezar a soñarlo.
Natalia Springer @nataliaspringer
¿Y SI EL 'LOCO'
BARRERA CANTA?
Publicado
en EL TIEMPO
Mauricio
Vargas
¿Qué pasará en La Habana si Barrera
involucra a 'Timochenko' en el narco y EE. UU. pide extraditarlo?
La
captura en Venezuela de Daniel Barrera, más conocido en el ambiente criminal
como el 'Loco', es una excelente noticia. No solo implica la caída del que
algunos han llamado "el último de los grandes capos" del narcotráfico
-vendrán otros, pero este era un pez bien gordo-, sino que el golpe fue el
resultado de una labor de cooperación internacional entre la CIA, la Policía
colombiana, la inteligencia británica -que apoyó los seguimientos con sus
sofisticados equipos- y hasta las autoridades venezolanas, tan reacias a esta
clase de colaboración con el 'imperio'.
Pero
Juan Manuel Santos debe andar meditando algunos riesgos derivados de semejante
golpe. Mientras escribo esta columna, Colombia está a la espera de que Hugo
Chávez ordene deportar al capo a Bogotá, donde un fiscal colombiano ya le dictó
a Barrera orden de captura con fines de extradición a los Estados Unidos. Si no
surgen tropiezos, el 'Loco' estará en una cárcel del Tío Sam en cuestión de
semanas. Allá, los fiscales lo esperan como leones hambrientos, ansiosos por
acopiar toda la información que pueda brindarles a cambio de alguna rebaja de
pena y, sobre todo, de una mejora en sus condiciones de reclusión (una hora más
de sol al día, una visita semanal más) y por la crucial protección de su
familia, que desde ya debe estar recibiendo amenazas de aquellos a quienes el
'Loco' pueda salpicar, incluso dentro de las Fuerzas Armadas, según lo ha
reconocido el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón.
Pero,
¿quiénes han sido los socios de Barrera? La mayoría de sus aliados en las
bandas criminales están muertos, como Wílber Varela, o extraditados, como
Javier Calle Serna, uno de los 'Comba'. No obstante, hay socios de altísimo
vuelo que andan sueltos: los comandantes de las Farc Rodrigo Londoño, alias
'Timochenko', y 'Pablo Catatumbo'. La colaboración de Barrera con las Farc
llevaba años. En un correo de 1999, el 'Mono Jojoy' elogió su fidelidad:
"Ha sido viejo amigo de las Farc. Compra en el Caguán, Guaviare y Meta.
Compra camionetas para nosotros y nos presta plata para los mismos negocios.
Nos
ha ayudado con inteligencia a conseguir más de 5.000 millones de pesos. Lo
considero leal con nosotros". Tras conocer a 'Jojoy', trabó amistad con
'Alfonso Cano' y luego con 'Timochenko' y 'Catatumbo'.
¿Qué
hacía Barrera con la cocaína que les compraba a las Farc? La sacaba por Arauca
hacia Venezuela. Allí, durante años, la embarcó hacia Europa y Estados Unidos,
con la complicidad del cartel de los soles, entre quienes está, según lo ha
sugerido Washington, el general Henry Rangel, ministro de Defensa de Chávez.
Basta una rápida mirada al prontuario del 'Loco' para concluir que es una
verdadera biblia en materia de narcotráfico y de la relación con estas
actividades de los comandantes de las Farc y de algunos generales del régimen
chavista.
La
cuestión es tan delicada que una fuente de inteligencia de la Policía me
comentó la semana pasada: "No sería extraño que Chávez comience a dudar
sobre el envío de Barrera a Colombia, a menos que esté pensando que, para su
nuevo mandato, tiene que cortarles la cabeza a los generales del cartel, antes
de que Washington comience a pedirlos en extradición". Es un ajedrez
complicado y solo el paso de los meses irá resolviendo quién lo gana.
Mientras
tanto, es fácil prever que una buena cantada de Barrera ante los fiscales
estadounidenses termine por llevar a Washington a pedir en extradición a
'Timochenko' o, incluso, a 'Catatumbo', y quién sabe a qué otro comandante de
las Farc. Si eso ocurre en plena negociación del gobierno de Santos con el
grupo terrorista en La Habana, ¿qué va a hacer el Presidente? Y si ocurre
después de un acuerdo de paz, que ojalá llegue a darse, y con 'Timochenko' y
sus cómplices desmovilizados y amnistiados, ¿cómo manejará Santos el lío?
Mauricio Vargas
LA
PATRONA DEL
MAL
Por Antonio Caballero / Miércoles,26 de septiembre
Y
es que Pablo Escobar, como se ha dicho de Hitler, ganó su guerra después de
muerto. Porque la Colombia corrompida y criminal es la que se está imponiendo. No
es de extrañar que la serie tenga el rating más alto de la historia de la
televisión colombiana, a pesar de que compite, desde la semificción, con
sustanciosos crímenes de verdad-verdad: la traición de que se acusa a Sigifredo
en el Valle, el presunto asesinato del caño de la 93, el empalamiento del
Parque Nacional, sin contar asaltos guerrilleros, ejecuciones sumarias,
bombardeos, falsos positivos, secuestros. Nuestra televisión es una mina de
sangre.
El estreno de la serie fue anunciado por
una campaña publicitaria sin precedentes y presentado en una ceremonia a la
cual acudió lo más granado de la sociedad -políticos, empresarios, ministros,
periodistas, millonarios, artistas, damas de sociedad- encabezado por varios de
los hijos de las víctimas del bandido difunto. Y tan arriba va el rating, o
sea, el número de espectadores que siguen la serie día a día (entre los cuales
me incluyo), que habiendo sido prevista para 60 capítulos de una hora Caracol
ha decidido transmitirla más bien en 120 de media hora, para que en la otra
media quepa la avalancha de anuncios publicitarios de empresas de toda índole que
quieren aprovechar la popularidad del capo mafioso: farmacéuticas, cementeras,
bancos, grandes tiendas, telefónicas, cines, empresas públicas distritales. Y
el gobierno nacional, que es de todos modos el principal puntal publicitario de
todos los medios audiovisuales o escritos. Al gobierno no le tiembla la mano
para poner a remolque del más despiadado asesino de nuestra historia a los
niños (y las niñas) que piden amor y cuidados y a las señoritas que fingen
atrapar en el aire la urna de la transparencia. Es impresionante.
La serie lo merece, sin duda, pues es una magnífica producción televisiva. El guion, los libretos, la ambientación, la dirección, la actuación de todos los participantes. Los mejores son los más malos: Escobar, su mamá. Y el espléndido conjunto es, en suma, un canto a la mayor gloria póstuma de un bandido.
Sin embargo los productores de la serie y
padres de la idea, Juana Uribe y Camilo Cano, habían dicho que su propósito era
contar la historia desde el lado de las víctimas. Y ellos mismos lo son:
sobrina la una de Luis Carlos Galán, e hijo el otro de Guillermo Cano,
asesinados ambos por orden de Escobar. Pero por muy víctimas que hayan sido, su
producción televisiva es, repito, un canto al triunfo de un criminal, que es
ya, por otra parte, un personaje casi mitológico, venerado como un santo en las
comunas y los barrios populares de Medellín, desde donde se hacen
peregrinaciones para orar y poner flores en su tumba. La cual es también escala
habitual en los circuitos para extranjeros que organizan las agencias de
turismo, pues no en balde se trata del colombiano más famoso en el mundo: más
que Rafael Puyana y que Radamel Falcao y que César Rincón y que Fernando
Botero, y solo comparable a Gabriel García Márquez -quien, por cierto, le dedicó
a una de sus fechorías un libro entero: Noticia de un secuestro-.
Y es que Pablo Escobar, como se ha dicho de
Adolf Hitler, ganó su guerra después de muerto.
La ganó porque la Colombia corrompida y criminal de la que fue pionero, adoradora del dinero rápido a cualquier precio y olvidada de toda moral y todo escrúpulo, es la que se está imponiendo. Escobar murió a tiros (como sus víctimas). Pero tras su muerte el narcotráfico terminó por penetrar e inficionar todo: el campo y la ciudad, la guerrilla y el Estado, la banca, la política: ya no es Pablo Escobar el único narcoparlamentario. La televisión: lo estamos viendo. La lengua: media Colombia habla hoy la lengua de la mafia, mitad de sicario paisa, mitad de traqueto valluno: "¡Hágale!", "¡Sí o sí?". Y el ejemplo va calando, en la llamada 'colombianización' -o sea, escobarización- de México, de América Central, de la Argentina, del pacífico Uruguay, del Brasil. Porque a todo esto, y pese a la idolización del difunto Pablo Escobar, no hay que olvidar que él no fue sino una encarnación pasajera del mal: no el patrón. La patrona es la droga. O, más exactamente, la prohibición de la droga, que la convierte en un valiosísimo producto de primerísima necesidad: en un exquisito bocado de criminal, en el sentido en que se habla de un 'bocado de cardenal'.
La ganó porque la Colombia corrompida y criminal de la que fue pionero, adoradora del dinero rápido a cualquier precio y olvidada de toda moral y todo escrúpulo, es la que se está imponiendo. Escobar murió a tiros (como sus víctimas). Pero tras su muerte el narcotráfico terminó por penetrar e inficionar todo: el campo y la ciudad, la guerrilla y el Estado, la banca, la política: ya no es Pablo Escobar el único narcoparlamentario. La televisión: lo estamos viendo. La lengua: media Colombia habla hoy la lengua de la mafia, mitad de sicario paisa, mitad de traqueto valluno: "¡Hágale!", "¡Sí o sí?". Y el ejemplo va calando, en la llamada 'colombianización' -o sea, escobarización- de México, de América Central, de la Argentina, del pacífico Uruguay, del Brasil. Porque a todo esto, y pese a la idolización del difunto Pablo Escobar, no hay que olvidar que él no fue sino una encarnación pasajera del mal: no el patrón. La patrona es la droga. O, más exactamente, la prohibición de la droga, que la convierte en un valiosísimo producto de primerísima necesidad: en un exquisito bocado de criminal, en el sentido en que se habla de un 'bocado de cardenal'.
No me cansaré de repetirlo.
CELULARES DEBERÁN
REGISTRARSE ANTES DE
DICIEMBRE PARA EVITAR
BLOQUEOS
Felipe Castro Cervantes
Redactor de EL TIEMPO
http://www.eltiempo.com/tecnologia/telecomunicaciones/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12249639.htmlRedactor de EL TIEMPO
Si en diciembre la 'cédula' del móvil no está vinculada a
la línea será bloqueado.
A partir del primero de octubre, todos los
teléfonos celulares que funcionan en Colombia deben estar registrados en la
base de datos positiva, que alberga los números IMEI (serial único que tiene
cada aparato) de los equipos, para que este sea vinculado a una línea y la
cédula de su dueño.
Con esta medida, junto a otras iniciativas
como desincentivar la compra de celulares robados, control policial contra las
mafias del 'negocio' y una base de datos negativa adonde va el IMEI de los
teléfonos robados, el Gobierno y los operadores buscan frenar este grave
problema.
El 10 por ciento de los 37 millones de
usuarios prepago ya están registrados e identificados. La mayoría de usuarios
pospago no tienen inconvenientes, por estar ligados a una factura. El registro
del equipo puede hacerse mediante la página web del operador, llamando al
centro de contacto o de forma presencial en los puntos de atención al cliente.
Para actualizar los datos sólo tiene que entregar el número IMEI, su cédula,
nombre y número de teléfono. Para encontrar el IMEI digite en cualquier móvil
*#06#.
A continuación, algunas respuestas a dudas
comunes sobre el proceso, contestadas por el presidente de Asomóvil, Rodrigo
Lara y la Comisión de Regulación de Comunicaciones:
¿Si no actualizo el celular dejará de
funcionar?
Quien no actualiza los datos de la línea, el
usuario y el IMEI del teléfono podrá seguir usándolo sin problemas. Sin
embargo, si lo quiere registrar después del primero de octubre, solo podrá
hacerlo -ante su operador- presentando la factura de compra o el comprobante de
pago del aparato. A partir del primero de diciembre, los operadores verificarán
si las líneas operan con equipos registrados. En caso de encontrar un móvil que
no coincida con la información de la línea, enviarán al usuario un mensaje de texto
informando que tiene 15 días calendario para registrarlo con sus datos y el
recibo de compra. De no hacerlo, el equipo será bloqueado y en caso de
encontrar que se trata de un IMEI repetido, la línea será cortada.
¿Qué pasa si el teléfono ha pasado por más de
un dueño y no lo actualizo antes del primero de octubre?
Puede estar registrado con los datos del
usuario anterior, por lo que es posible que deje de funcionar en diciembre si
no lo registra a su nombre.
¿Qué tengo que hacer al entregar mi celular a
otra persona, aún cuando lo haya registrado?
Debe entregarle a la persona un documento de
transferencia del dominio, donde especifique con IMEI, nombre y cédula que lo
cede al nuevo dueño.
¿Al actualizar los datos o registrar al
equipo en la base de datos positiva se tiene que entregar el IMEI?
No. El IMEI lo obtienen los operadores.
El usuario debe confirmar que la información sea correcta, verificando su IMEI
marcando *#06#.
¿Cómo se registra un móvil comprado en el
exterior, en una tienda de electrónica o de segunda mano después del primero de
octubre?
El Decreto 1630 de 2011 ordena que para los
equipos comprados en el exterior se debe demostrar la compra legal por medio de
la factura original de compra del establecimiento o el comprobante de pago en
efectivo, cheque o tarjeta débito o crédito.
¿Cómo puedo comprobar que un teléfono usado
que me ofrecen no es robado y no está en la lista negra?
Para verificar si un teléfono se encuentra en
la base de datos negativa se debe ingresar a www.imeicolombia.com.co e
indicar el IMEI del teléfono, el cual se obtiene marcando *#06#.
¿Qué pasa si reporto mi celular como
extraviado o robado y lo encuentro?
La persona que reporto el extravío ante el
operador debe ser la misma que llame nuevamente a informar que encontró el
equipo, ya que el operador realizará unos datos de validación que fueron
entregados en el momento del reporte de extravío.
¿Los equipos robados antes de la creación de
los bancos de datos harán parte de la lista positiva?
No, los equipos que tenían reporte de hurto
antes de la creación de las listas positivas y negativa, también fueron
cargados en la lista negativa por lo que continúan como reportados por hurto
y/o extravío.
¿Qué pasa cuando cambio de equipo por
agotamiento de batería, debo registrar dicho cambio en el operador móvil?
Para cambios temporales de equipos entre
líneas o usuarios, no habrá necesidad de actualizar el registro de
propietarios, siempre y cuando dicho cambio no supere el tiempo máximo que
definirá la regulación.
¿Qué son las bases de datos positivas y
negativas?
Las bases de datos positivas contienen el
listado de los equipos terminales móviles. En dicha base de datos se relaciona
el equipo con su propietario. En efecto, los equipos son registrados con su
número de identificación internacional (IMEI, por sus siglas en inglés) y se
asocian o vinculan a la información de su propietario (nombres, apellidos,
dirección, teléfono de contacto, tipo y número de documento de identificación).
Las bases de datos negativas contienen el
listado de los números de identificación del equipo móvil (IMEI) que han sido
reportados como hurtados y/o extraviados tanto en Colombia como en el exterior,
y por lo tanto no pueden ser habilitados o usados en las redes de
telecomunicaciones móviles del país y de otros países. En consecuencia, los
usuarios nunca podrán usar, es decir no podrán recibir servicios, a través de
un equipo reportado en la base de datos negativa.
Felipe Castro Cervantes
Redactor de EL TIEMPO
PENSAMIENTOS
FILOSÓFICOS PARA
INTERPRETAR
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extractadas de la Internet, principalmente de Google, El Colombiano, El Barquero de Eje21, El Tiempo, El
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cada edición, es de responsabilidad
exclusiva de cada articulista y en ninguna forma comprometen el pensamiento editorial
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