La bruja, la más famosa y
poderosa bruja que ha tenido el país, es ahora una mujer de Dios. Atrás
quedaron los riegos, conjuros y maleficios, los entierros y brebajes que la
convirtieron en la bruja de cabecera de políticos e importantes personalidades
colombianas en las décadas de los 70 y 80.
Su testimonio
apareció publicado en un polémico libro que escandalizó al país hace más de 20
años –en el que también se hablaba sobre política y narcotráfico– y fue
recreado en una telenovela. No da la cara ni permite revelar su nombre por preservar su tranquilidad.
A simple vista, la bruja conversa
es una mujer sin muchas pretensiones, una abuelita bonachona. Pero realmente es
un tren desbocado. Su día comienza con el rezo del rosario, va a trabajar y a
hacer negocios, es madre de familia, lidera un grupo de oración, va a misa,
visita amigos y cuando puede sale de parranda; pertenece a un grupo provida que
lucha contra el aborto –con el que sale a hacer marchas, convence y ayuda a
jóvenes para que no aborten– y recorre el país dando conferencias sobre los
peligros de la brujería.
Es bajita. Lleva la cara sin
maquillaje. Cuando habla, su boca es una metralleta que dispara palabras,
refranes, plegarias. Se enfada y se desenfada. Se ríe a carcajadas que
contagian. Habla, alza las manos y abre los ojos, un par de lámparas que miran
profundamente e intimidan.Quienes la conocen la describen así: inteligente, recia, escandalosa,
desparpajada, entusiasta, generosa, apasionada y dueña de una fe a prueba de
todo.
“Ni a toda hora orando ni a toda
hora parrandeando. Cuando le entregas todo a Cristo y le pides que haga lo que
quiera contigo, ríete: el Señor es maravilloso, misericordioso. Yo me la paso
pecando, pero Dios le va quitando a uno todo, hasta que lo pule”, dice.
Antes de dar esta
entrevista, advierte que para que se entienda su historia hay que conocer a la
madre Alicia. Ella fue quien la rescató del mundo de tinieblas, “cuando era una bruja miedosa y cotizada”, para
convertirla en una guerrera de Dios. Más tarde, la hermana Alicia dirá que la
entonces bruja es ahora un apóstol que ha traído a los caminos de Dios a casi
todos a quienes les hizo brujería.
La exbruja habla sobre la monja
que la salvó “a través de Cristo” y hace un resumen de su vida:
“Cuando conocí a la madre Alicia
tenía una faldita azul oscura y una blusita gris. No sabía quién era. Fue en
una iglesia. Yo era dizque católica, iba a misa –pero a misas cortas, porque
las largas me daban sueño– pero hacía brujería. Lo único que hice fue cogerla,
abrazarla y decirle: ‘Hermana, sálveme, yo hago brujería’.
Empezó a orar y me
invitó a su convento. Me pidió que rezara el rosario para que Dios nos dejara
ver cosas al día siguiente. Estoy segura de que esa noche los cuadros de la
casa se cambiaron de lugar. Le dije a mi marido: ‘Ve, los cuadros se están
cambiando. Y me dijo: ‘Claro, son los brujos que vinieron por vos’. La noche la
pasé muy intranquila. Cuando nos vimos, la madre oró y yo boté gusanos
chiquitos por la boca. Eso me aterró. Era una mujer exitosa, amiga de
políticos. Creía tener el mundo a mis pies pero me faltaba lo más importante:
Dios.
“La madre me llevó a donde un
monseñor. Hice una confesión de toda mi vida, pero cuando llegué a la casa me
llamaron a que hiciera un trabajito y dije: ¿Cuál es la bobada mía de irme a
rezar en vez de ganar plata? Volví a caer. Después de hacer mucha brujería y de
visitar a tantos brujos, cualquier día acompaño a unas personas a hacer
brujería y me empieza a picar el cuerpo, como si me clavaran alfileres; empiezo
a sentir desasosiego, a no poder dormir. Busqué a un psiquiatra para ver si
estaba loca. Y empiezo a perder muchísimo peso. Después supe que me habían
hecho un maleficio. No era capaz de tragar y casi ni de hablar. Escuchaba una
voz que decía: ‘Mátate’.
“La madre Alicia y monseñor me
hacían oraciones de liberación, hasta que un sacerdote me hizo un exorcismo.
Fui con mi marido y con varias personas, entre ellas una amiga mía que era más
bruja que yo y que de un momento a otro levantó el comedor con una sola mano,
que era pesadísimo, lo elevó y se lo lanzó al sacerdote y lo tumbó. Y de la boca
de ella salía puro humo. A otra amiga se le chamuscó el pelo. En el exorcismo
vuelvo a vomitar gusanos, cae tierra del techo y escupo alfileres. Sí,
alfileres. El sacerdote oraba. Yo empecé a botar esas cosas cuando escuché una
voz que decía que matara al cura, que era muy alto y robusto, y no sé qué
fuerza tuve y le tiré a la garganta y le clavé las uñas; él siguió orando, me
puso la hostia consagrada, caigo al suelo, le pido perdón, le digo que ese
ataque no había salido de mí y nos postramos ante el Santísimo. Desde ese
momento quedo liberada del maligno y puedo retomar mi vida de la mano de Dios”.
¿Cómo llegó a la
brujería?
Cuando era muy joven conocí a una
persona que adivinaba la suerte y a la que muchos visitábamos por pasatiempo.
Esa persona me enseñó. Empecé con las cartas y el cigarrillo y me convertí en
una experta. Fui llevando a otras personas a que creyeran en lo mismo en lo que
yo estaba creyendo.
Y ahora es
predicadora católica...
Es un caminar hacia Dios. Y para
caminar hacia Dios hay que enseñarles a los otros a elegir el camino. Mis
charlas parten de una vivencia y lo único que busco es que la gente no caiga en
el error en que yo caí y que no cambien al único Dios que existe por una
cantidad de dioses que pululan. Cuando hablo de esto me refiero a que no
tenemos la confianza plena en el Señor ni la esperanza en Él. No sabemos
pedirle y no lo tenemos como padre. Y creemos que una planta, un brebaje o una
herradura tienen más poder qué Él.
¿Y cuáles son esos
peligros?
Pregunto: ¿Quiénes se han hecho
leer las cartas o han usado una pulsera para atraer buena suerte? Y la
respuesta, casi siempre, es sí; casi todo el mundo lo ha hecho, por curiosidad.
¿Y qué pasa? Abrimos nuestro cuerpo y nuestro corazón para que entren espíritus
del mal. Y aclaro: como existe Dios, existen la brujería y el poder del
maligno. Pero la gente piensa que no hay nada malo en que le adivinen la
suerte. Y pasamos la vida sin darnos cuenta de que permitimos que el mal
entrara en nosotros. Por eso muchas veces no se encuentra vida laboral, la vida
económica y el amor son un desastre, y esto puede trascender hasta la tercera o
cuarta generación. Lo dice el Evangelio. Es una catástrofe espiritual.
¿Qué recomienda
entonces?
Quienes se han metido en estas
cosas, acudan a un sacerdote que los oriente y les haga una oración de
liberación, o hagan una confesión de todo corazón para que los perdonen de ese
atentado contra la fe de Dios. Si el caso es muy grave, tal vez requiera
exorcismo. Pero debe ser con un sacerdote autorizado, no con cualquiera.
Usted les hizo mucho
mal a muchas personas ¿Qué pasó con ellas?
Lo primero que hice fue llevar a
esas personas a Dios. Y tuve la gran oportunidad de llevarlas a casi todas. En
ese aspecto estoy muy tranquila porque les pedí perdón y traté de sacarlas de
todo eso.
¿Y las personas que
le hicieron brujería?
Cuando el padre me hizo el
exorcismo les preguntó a los espíritus que me tenían poseída quiénes eran, que
dijeran sus nombres, y eran dos compañeras de la universidad que no tenían por
qué quererme ni por qué odiarme. Yo no voy a entrar a juzgarlas. Pudieron haber
estado tan equivocadas como yo. ¿Qué las movió? Mi soberbia, porque yo me creía
muy poderosa. Me las he encontrado. Una no me habla, pero con la otra sí he
charlado. Están perdonadas.
En su época abundaban
las brujas en Colombia. ¿Hoy es igual?
En todas las épocas hay personas
que adivinan la suerte y hacen brujería. Mire la televisión y sus mensajes, que
promueven a personas a las que se puede acudir cuando el marido se va o el
novio se desenamora. ¿O no hay avisos que dicen: ‘venga y le hablo sobre el
futuro’? ¡Claro! En la calle entregan papelitos que dicen: ‘atamos a su ser
querido y si no llega, le devolvemos el dinero’. La brujería es un negocio del
maligno donde la persona algunas veces cree que está charlando y en otras sí
sabe que con eso se hace el mal.
¿Se ha sentido
tentada a volver a hacer brujería?
No, nunca más. No lo volvería a
hacer. Me privo de muchas cosas, de tener objetos que yo sé que inducen al mal.
Soy enemiga del I-Ching, de la nueva era, del feng shui, porque todo esto desplaza
a Dios y yo quiero llevar a Dios en mi corazón. Hay que pedir fortaleza para no
volver a caer. Cuando la gente dice ‘a mí no me entra ningún mal’, yo me río
porque para que no te entre nada tienes que estar confesado, comulgado, rezar
el rosario. Esas son las armas.
¿Puede decir,
entonces, que todo quedó atrás y vive tranquila?
En este momento no odio a nadie,
no tengo rencores, no estoy herida por nadie. No sé si tenga enemigos gratuitos
o alguien que me odie. Seguramente. A uno lo quieren o lo odian. Pero en este
momento estoy en paz.
Esta mujer dará una conferencia
hoy en el colegio Agustiniano Salitre, en Bogotá, a las 10 a. m., y otra en
Popayán, el 21 de marzo.www.teleamiga.com
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El coyote
Por Jorge Eliécer Castellanos
Afronta el peligro con decisión.
Caza
en jaurías para lograr mayores objetivos. En manada logra eficacia.
Trabajo en grupo mejora estándares de productividad. Se empareja de por vida.
Inteligente. Vivo. Aguda vista y gran sentido del olfato. Cazador por
excelencia en espacios abiertos. Se adapta fácilmente al paisaje cambiante.
El coyote sólo se encuentra en América del Norte y
América Central; desde Canadá hasta Costa Rica. Aunque a veces se reúne en
manadas, por lo general vive solitario, como los líderes. Los biólogos informan
que viven en promedio unos 6 años.
No obstante que ha sido intensamente cazado, el coyote es unos de los pocos
animales grandes que han ampliado su hábitat desde la conquista de América por
los europeos. Ha ocupado áreas en Norteamérica antiguamente habitadas por los
lobos, y se ha adaptado, inclusive, al consumo de basura y animales domésticos.
Vale anotar que el coyote mide menos de 60 cm de altura, y su color varía desde
el gris hasta el canela, a veces con un tinte rojizo. Las orejas y el hocico
parecen largos en relación al tamaño de su cabeza. Este animal pesa entre 10 y
25 kg, promediando 15. Puede ser identificado por su cola espesa y ancha que,
frecuentemente, lleva cerca del suelo.
Por su aspecto esbelto se puede distinguir de su pariente mayor, el lobo gris,
que puede pesar de 35 a 60 kg. El coyote es un animal muy flaco, y puede
parecer desnutrido a primera vista aun si goza de buena salud. Ciertamente, las
apariencias engañan.
Características
El coyote tiene las orejas rectas y puntiagudas; su hocico es largo y los ojos,
parecidos a los del lobo, son verdes. Su cuerpo mide entre 75 cm y 1 m, sin
incluir la cola, que mide entre 30 y 40 cm. Tanto el pelaje del cuerpo del
coyote como el de la cola tienen una primera capa de pelos fuertes y largos,
con la punta de color negro, que constituyen el pelaje protector; por debajo de
éstos existe una capa de pelos más finos y cortos, la borra, cuyo color varía
bastante, desde el dorado-rojizo de los coyotes de zonas áridas, al gris pálido
de los coyotes de los bosques del norte.
Alimentación
La base principal de la dieta del coyote la constituyen: 1) pequeños mamíferos,
tales como tuzas, ratas, ardillas terrestres, conejos, y 2) carroñas que
constituyen el grueso de su dieta, aunque también comen frutos, granos y otros
alimentos vegetales, algunas veces. Seguramente que los coyotes eventualmente
también matan borregos, chivos, becerros, potrillos, puercos y venados, empero
estos animales económicamente importantes, no constituyen el alimento principal
como comúnmente suponen los ganaderos y cazadores.
Vulgarmente se cree que el coyote ha causado fuertes depredaciones sobre los
venados. Aunque es verdad que matan unos, sobre todo cervatillos, los venados
bien desarrollados parece que son más o menos inmunes. Considerando los ataques
de coyotes a venados se ha llegado a la curiosa conclusión de que
contrariamente a lo que se supone hay casi igual número de casos de venados que
persiguen a los coyotes y que una venada furiosa con facilidad ahuyenta a un
coyote de sus hijos; aún puede matarlo con un golpe de sus patas delanteras.
Distribución
El área de distribución del coyote se extiende desde Costa Rica hasta Alaska y
existen dos grupos definidos: el de la zona oriental y el de la zona
occidental. El coyote de la zona oriental, que es más oscuro y algo más grande
que los individuos occidentales, se considera como una subespecie de éstos.
Para explicar esta repentina expansión, que comenzó a finales del siglo pasado,
algunos especialistas han formulado la hipótesis de que el coyote de la zona
oriental fue en el pasado nativo de esta región; después reapareció una vez que
se produjo la repoblación forestal de esta zona. Otros autores manifiestan que
estos individuos provienen de la zona occidental, que migró hacia el este, se
cruzó con lobos de menor tamaño, y produjo una subespecie más grande.
TRABAJO EN EQUIPO
El coyote es muy adaptable y vive en diversos lugares. Su comportamiento puede
variar mucho según su hábitat, pero en general viven y cazan o solos o en
parejas monógamas, buscando mamíferos pequeños, especialmente musarañas,
campañoles y conejos; así como pequeños insectos. El coyote es omnívoro, y
adapta su dieta a las fuentes disponibles, incluyendo frutas, hierbas y otros
vegetales. En el parque nacional de Yellowstone, antes de la reintroducción del
lobo, comenzaron a ocupar el nicho ecológico de éste, cazando en jaurías para
derribar presas de caza mayor.
PROTECCION DE LOS SUYOS.
Los coyotes se emparejan de por vida y en pareja cuidan de los suyos. El
apareamiento tiene lugar alrededor del mes de febrero, y nacen camadas de 4 a 6
cachorros sobre fines de abril o comienzos de mayo. Ambos padres —y en
ocasiones los ejemplares juveniles, nacidos el año anterior, que aún no
abandonaron la guarida paterna— ayudan a alimentar a los cachorros. A las tres
semanas de edad estos salen de la guarida bajo la vigilancia de sus padres;
cuando alcanzan ocho a doce semanas de edad sus padres les enseñan a cazar. Las
familias permanecen juntas a lo largo del verano, pero los jóvenes parten a
buscar sus propios territorios hacia el otoño. Suelen trasladarse a unas diez
millas de distancia. Los jóvenes maduran sexualmente al año de edad.
COMUNICACIÓN PERFECTA
Es mucho más común oír un coyote que verlo. Maneja notas largas y cortas. Las
llamadas que el coyote hace son agudas; se las describe como aullidos,
chillidos, gañidos y ladridos. Estas llamadas pueden ser una nota larga que
sube y que cae (un aullido) o una serie de notas cortas (un «chillido»). Estas
llamadas se oyen por lo general al crepúsculo o por la noche, y con menos
frecuencia durante el día.
Aunque las llamadas se realizan todo el año, son más comunes durante la
estación de acoplamiento de la primavera y durante el otoño, cuando los
cachorros salen de sus familias para establecer territorios nuevos. El aullido
es engañoso; debido a las características del sonido a la distancia, puede
parecer que el coyote está en un lugar, cuando realmente se encuentra en otra
parte.
REPRODUCCIÓN
El apareamiento del coyote ocurre al final del invierno y los hijos nacen al
iniciarse la primavera. La mayoría de las madrigueras de los coyotes están en
cavernas subterráneas, cavadas por la pareja antes del parto, las que son por
lo general de 2.5 a 3 m. de largo con una cavidad terminal de 1 m. de diámetro.
Algunas veces usan las viejas cuevas abandonadas por ardillas terrestres, o
tejones, las que son ampliadas para formar la madriguera y también utilizan
troncos huecos o cavidades en las rocas. El período de gestación del coyote es
de 9 semanas (63 a 65 días) y los partos comprenden de 3 a 9 hijos con un
promedio de 6. La madre asume la responsabilidad principal para la cría de los
hijos, pero el padre frecuentemente trae el alimento para la familia y ayuda a
entrenar en la caza a los coyotitos de medio crecimiento. Finalmente, cuando
los jóvenes están bien desarrollados los lazos familiares se rompen
desintegrándose la familia. En la subsecuente época de reproducción los jóvenes
se mueven ya independientemente cada uno en las zonas propias que han adoptado
para vivir y cazar.
El coyote es un personaje habitual en cuentos y tradiciones de los indios
norteamericanos coyote, donde generalmente aparece como un animal inteligente y
vivo. Los coyotes de hoy en día han utilizado su viveza para adaptarse al
cambiante paisaje de América del Norte. Hubo un tiempo en que estos cánidos
vivían principalmente en praderas abiertas y desiertos, pero en la actualidad
vagan por los bosques y montañas del subcontinente. Han llegado a colonizar
ciudades como Los Angeles y se les encuentra en prácticamente cualquier rincón
de América del Norte. Las poblaciones de coyotes se hallan posiblemente en su
momento álgido.
El coyote es un cazador formidable cuando actúa en campo abierto, donde puede
hacer uso de su aguda vista y de su gran sentido del olfato. Es además capaz de
alcanzar corriendo una velocidad de 64 kilómetros por hora. Durante el otoño y
el invierno, se reúnen en manadas para cazar con más eficacia. Sabe que con
trabajo en equipo se obtiene mejor recaudo.
LABORES EN CONJUNTO.
Los coyotes forman sólidos grupos familiares. Al llegar la primavera, las
hembras se retiran a sus guaridas y dan a luz a camadas de entre tres y doce
cachorros. Ambos padres se encargan de alimentar y proteger a sus crías y de
guardar su territorio. Los cachorros son capaces de cazar por sí mismos al
siguiente otoño.
Los coyotes son parecidos a los lobos, aunque de menor tamaño, por lo que en
Estados Unidos se les conoce también como lobos de las praderas o lobos de la
maleza. Se comunican mediante un aullido característico, que por la noche a
menudo se convierte en un estruendoso coro canino.
En síntesis, como los líderes empresariales, el coyote es solitario, no
obstante, trabaja en equipo con decisión y audacia, hace prevalecer su fuerza;
cuida y estimula a los suyos de manera eficaz; se adapta a un entorno que
cambia todos los días; posee formas de comunicación con los suyos
extraordinarias; afronta el peligro con determinación pues desarrolla sus
sentidos de olfato y vista de manera sorprendente; muestra su poder en espacios
abiertos donde otros no pueden hacerlo, y por sobre todo, sabe que el trabajo
en equipo le garantiza el posicionamiento y reposicionamiento en su entorno,
por difícil que el sea.
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