NÚMERO 306 NOVIEMBRE 28 DE 2014 (VIERNES)
¿CUÁL ES EL VERDADERO
SIGNIFICADO DEL ÁRBOL DE NAVIDAD?
Llega el 8 de diciembre y tenemos una misión: armar el
arbolito. Pero, ¿cuál es el significado del pino decorado? ¿Cómo se origina
esta tradición y qué detalles no pueden faltar? ¡Te lo contamos!
Es una costumbre que muchos disfrutamos en familia:
el 8 de diciembre, el Día de la Inmaculada Concepción de María, armamos el
arbolito y decoramos la casa para recibir la Navidad. Pero, ¿alguna vez te
preguntaste de qué significa esta tradición y cuál es su origen? Lejos del costado
comercial que se le imprime a estas fechas, en sus inicios esta costumbre
estuvo solo ligada a la religión, a la esperanza y a la bonanza.
Desde hace
siglos
En la
antigüedad, los germanos estaban convencidos de que tanto la Tierra como los
Astros pendían de un árbol gigantesco, el Divino Idrasil o Árbol del Universo,
cuyas raíces estaban en el infierno y su copa, en el cielo. Ellos, para
celebrar el solsticio de invierno –que se da en esta época en el Hemisferio
Norte-, decoraban un roble con antorchas y bailaban a su alrededor.
Alrededor
del año 740, San Bonifacio –el evangelizador de Alemania e Inglaterra- derribó
ese roble que representaba al Dios Odín y lo reemplazó por un pino, el símbolo
del amor eterno de Dios. Este árbol fue adornado con manzanas (que para los
cristianos representan las tentaciones) y velas (que simbolizaban la luz del
mundo y la gracia divina). Al ser
una especie perenne, el pino es el símbolo de la vida eterna. Además, su forma
de triángulo representa a la Santísima Trinidad.
En la Edad
Media, esta costumbre se expandió en todo el viejo mundo y, luego de la
conquista, llegó a América.
El primer árbol
de Navidad, decorado tal como lo conocemos en la actualidad, se vio en Alemania
en 1605 y se utilizó para ambientar la festividad en una época de extremo frío.
A partir de ese momento, comenzó su difusión: a España llegó en 1870, a
Finlandia en 1800, y en el Castillo de Windsor –en Inglaterra- se vio por
primera vez en 1841, de la mano del Príncipe Alberto, el esposo de la Reina
Victoria.
¿Qué
significa cada adorno?
Todo fue
cambiando con el paso de los años y aquellas manzanas y velas del comienzo, hoy
se convirtieron en las tradicionales esferas y las guirnaldas con luces de
colores. Esto es lo que no puede faltar en tu árbol.
-Las
“bolitas”. Representan los
Dones que Dios les da a los hombres. Las de color azul simbolizan el
arrepentimiento; las rojas, las peticiones; las doradas, albanzas; y las
plateadas, agradecimiento.
-La estrella. Es habitual ponerla en la punta. Ésta representa la fe que guía nuestra vida.
-Cintas y
moños. Simbolizan la
unión familiar y la presencia de nuestras personas queridas alrededor de todos
estos dones.
-Angelitos. Son los mensajeros entre nosotros y el cielo
y son los encargados de protegernos, por eso no pueden faltar en tu
árbol.
-Las
luces. No importa el
color o si se prenden y se apagan. Ellas tienen un sentido, y es el de iluminar
nuestro camino en la fe.
Y lo más importante: más allá del tamaño del
arbolito o de los adornos que tengas, armalo en familia, con amor, fe y
esperanza.
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La historia del árbol de navidad
El árbol de Navidad también representa ese
árbol que nace y que con el tiempo madurará en un gran árbol del cual
saldrá la cruz.
Estamos
en una de las épocas más lindas del año: Invierno y por consiguiente existe la
navidad, la venida de Cristo al mundo, los preparativos, las pastorelas, las
posadas, y el famoso árbol de navidad. Todos queremos colocarlo en casa y
adornarlo con esferas y luces, pero ¿ qué significado tiene nuestro árbol de
navidad?.
Cuenta la historia germana, que el árbol sostenía al mundo y que en sus
ramas estaban sostenidas las estrellas, la luna y el sol. Era un símbolo de
vida, porque a pesar de los duros inviernos, éste no perdía su follaje y
verdor. De acuerdo a las diferentes culturas, la significación del árbol de
navidad es muy variada. Aunque los primeros documentos que nos hablan del árbol
de navidad son del siglo XVII en la región de Alsacia, y en el siglo XVI se
tiene indicios que en los países nórdicos se empiezan a reunir familias en
torno a un árbol de navidad. Mientras que los niños el día 24 eran llevados a
pasear, a su regreso éstos eras sorprendidos con un árbol muy bello y decorado,
así daba inicio el festejo de navidad.
Esta costumbre cobra fuerza y se extiende como moda cuando la Reina
Victoria de Inglaterra para celebrar la Navidad, hace colocar un árbol en el
palacio decorándolo con velitas que hacen relucir una serie de bellos y finos
adornos.
Así, como toda la historia, vienen relatos acerca de ese árbol que hoy
en la actualidad nosotros decoramos con gran esmero, un árbol que reúne
familias, y que muchas veces es alegría y armonía de una época, en el hogar.
El árbol de navidad es un signo muy especial, en primer lugar se asocia
al árbol de Navidad con el árbol de la vida, que lucía en medio del Jardín del
Edén y después de la caída desaparece; la fruta y las decoraciones nos
recuerdan las gracias y dones que el hombre tenía cuando vivía en el Paraíso en
completa amistad Dios.
Después viene otro simbolismo por el nacimiento de Cristo, los hombres
renacen y tienen acceso a la plenitud de la vida. El árbol de Navidad
representa él haber recobrado dichos dones gracias al sacrificio de Jesucristo.
Los adornos del árbol y las luces que se encienden representan el nuevo
estado paradisíaco que el amor de Cristo nos prepara.
El árbol de Navidad también representa ese árbol que nace y que con el
tiempo madurará en un gran árbol del cual saldrá la cruz que tal como nos
recuerda la liturgia del Viernes Santo: "Cruz amable y redentora, árbol
noble y espléndido, ningún árbol fue tan rico ni en frutos ni en flor".
Podemos decir que de alguna manera el árbol de Navidad nos recuerda la
redención. Las luces representan la luz de Cristo en nuestra vida. Y la
estrella que en algunas ocasiones se coloca en la punta representa a la
estrella de Belén que anuncia la redención a la humanidad.
El árbol de navidad es el conjunto de emociones unidas, en espera de la
llegada de nuestro Redentor, quien por amor viene al mundo y recobra a la humanidad
en todas las épocas, pero sobre todo en está donde hay calidez humana y
fraternidad entre la familia.
Vivir la Navidad es saber que viene Cristo a vivirla con nosotros.
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A TODOS LOS NIÑOS Y NIÑAS
Todos los años, los católicos celebramos la Navidad, una fiesta que
reúne a las familias y hace muy felices a los niños.
En la Navidad recordamos el acontecimiento más importante de la historia
del mundo: el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, en el pesebre de Belén,
hace ya más de 2.000 años.
Jesús es el más grande regalo que Dios Padre nos ha dado a los seres
humanos, porque es su Hijo y nuestro Salvador.
Jesús vino al mundo para mostrarnos que Dios nos ama con el amor más
grande que podamos imaginar; un amor tan fuerte y tan profundo como el amor de
un papá, y tan generoso y tierno como el amor de una mamá. Y también para
enseñarnos a vivir en paz, amándonos unos a otros, como Dios mismo nos ama.
Es importante que todos sepamos lo que sucedió antes y después del
nacimiento de Jesús. Así podemos conocerlo mejor y quererlo más, y también
celebrar la fiesta de Navidad con más fe, con más alegría, y con más esperanza.
Precisamente, este libro que tienes en tus manos es para eso: para
ayudarte en esta tarea
tan necesaria y tan urgente. Léelo despacio; no es un libro para leer a
la carrera. También puedes invitar a tu mamá, o a tu papá, o a cualquier
persona mayor, para que lo lean contigo; así ellos van a recordar lo que
aprendieron cuando eran niños, y esto los hará muy felices.
Cuando lo termines, guárdalo como un tesoro, y cada Navidad podrás
volver a leerlo; eso te ayudará a vivir este tiempo tan bonito, de una manera
muy especial, con el corazón unido a Dios.
Estas son mis
recomendaciones. Espero que te sirvan.
Te quiero
mucho y deseo lo mejor para ti,
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HISTORIA DEL PESEBRE
¿Sabes quién inventó el pesebre? Voy a
contártelo. Pon mucha atención.
El pesebre lo inventó San Francisco de Asís, el
santo de la humildad y de la pobreza, en la Navidad de 1223, hace muchos años
ya, en el pueblecito de Greccio, en Italia.
Francisco estaba débil y enfermo, y pensando
que tal vez aquella sería su última Navidad en la tierra, quiso celebrarla de
una manera distinta y muy especial.
Un amigo de Francisco, el señor Juan Velita,
era dueño de un pequeño bosque en Las montañas
de Greccio, y en el bosque había una gruta que a Francisco se le parecía mucho
a la cuevita donde nació Jesús, en los campos de Belén, y que él había conocido
hacía poco en su viaje a Tierra Santa.
Francisco habló con su amigo, le contó su idea
de hacer allí un “pesebre vivo”, y juntos lo prepararon todo, en secreto, para
que fuera una sorpresa para los habitantes del pueblo, niños y grandes.
Entre
la gente del pueblo, Francisco y Juan escogieron algunas personas para que
representaran a María, a José, y a los pastores; les hicieron prometer que no
dirían nada a nadie antes de la Navidad, y, siguiendo el relato del Evangelio
de San Lucas, prepararon la escena del nacimiento. ¡Hasta consiguieron un
hermoso bebé para que representara a Jesús!
La
noche de Navidad, cuando todas las familias estaban reunidas en sus casas, las
campanas de la iglesia empezaron a tocar solas… ¡Tocaban y tocaban como
si hubiera una celebración especial!… Pero nadie sabía qué estaba pasando… El
Párroco del pueblo no había dicho que fuera a celebrar la Misa del Gallo…
la Misa de Medianoche….
Sorprendidos
y asustados a la vez, todos los habitantes de Greccio salieron de sus casas
para ver qué estaba sucediendo… Entonces vieron a Francisco que desde la
montaña los llamaba, y les indicaba que subieran donde él estaba.
Alumbrándose con antorchas, porque la noche estaba muy oscura y hacía
mucho frío, todos se dirigieron al lugar indicado, y cuando llegaron quedaron
tan admirados, que cayeron de rodillas, porque estaban viendo algo que nunca
habían pensado poder ver. Era como si el tiempo hubiera retrocedido muchos,
muchos años, y se encontraran en Belén, celebrando la primera Navidad de la
historia: María tenía a Jesús en sus brazos, y José, muy entusiasmado,
conversaba con un grupo de pastores y pastoras, que no se cansaban de admirar
al niño que había acabado de nacer…
Después, cuando todos se calmaron, el sacerdote, que había sido cómplice
de Francisco y de Juan Velita en aquel secreto, celebró la Santa Misa, y Jesús
se hizo presente en el Pan y el Vino consagrados, como pasa siempre que se
celebra una Misa en cualquier lugar del mundo.
Terminada la Eucaristía, Francisco, lleno de amor y de alegría, les
contó a todos los presentes, con lujo de detalles, la hermosa historia de la
Navidad, y Jesús, “luz del mundo”, llenó sus corazones de paz y de amor.
Tres años más tarde, Francisco de Asís murió, dejándonos esta hermosa
costumbre de hacer el pesebre todos los años, que a todos nos gusta tanto.
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UN CUENTO DE NAVIDAD
EL ÁNGEL Y LA
ESTRELLA
Cuando Dios, en el cielo, estaba organizando la gran fiesta del
nacimiento de Jesús, en el pueblito de Belén, convocó a una reunión a todos los
ángeles que le servían, para darle a cada uno una tarea qué cumplir, de modo
que todo saliera muy bien y muy bonito.
Los ángeles y los arcángeles se pusieron muy contentos por el gran
acontecimiento que estaba a punto de suceder, y asistieron a la cita con Dios,
para prestarle toda su colaboración; sólo faltó uno: el ángel más pequeño, que
se sentía muy, muy triste, porque cada vez que se miraba en el espejo, podía
ver que todavía no tenía alas para volar, y por eso creía que no servía para
nada.
Como
hacía siempre que había alguna celebración importante, Dios repartía uno por
uno todos los trabajos que tenía señalados en la lista, sin darse cuenta de que
“Ito”, como llamaban los demás al ángel pequeño, se había quedado en un rincón,
llorando, porque estaba
seguro de que, como había sucedido otras veces, él no podría cumplir
ninguna misión, porque sus alitas no habían crecido lo suficiente para bajar a
la tierra.
Un ángel, el más grande y fuerte, recibió la tarea de ir hasta la cueva
donde María y José se habían resguardado del frío de la noche, para quedarse
allí, cuidando desde afuera, que no llegara nadie inesperado a interrumpir el
gran momento.
Otros, los que cantaban más bonito, fueron escogidos para ir al campo
donde estaban los pastores que cuidaban sus rebaños, para contarles la gran
noticia del nacimiento de Jesús.
A los más tranquilos y serviciales, Dios les encomendó la tarea de
permanecer al lado de María y de José, para ayudarles en todo lo que pudieran
necesitar.
Los más cariñosos serían los encargados de cuidar a Jesús cuando José lo
colocara en el pesebre.
Y todos los demás, que eran muchos, muchísimos, debían volar hasta las
estrellas, para colocarlas en el cielo, una a una, de manera que todo el mundo
se viera como un enorme y hermoso árbol de navidad, lleno de lucecitas de
colores.
Pero quedaba una tarea por hacer… Una tarea importante, y Dios no sabía
a quién dársela, porque se le habían acabado los ángeles disponibles… Era una
tarea para un ángel muy especial, una tarea para un ángel que fuera capaz de
quedarse en un solo lugar, muy quietecito, sosteniendo la estrella más luminosa
que había, y que Dios mismo había escogido como señal para iluminar a Belén y
sus alrededores, y anunciar que aquella era la noche más importante de la
historia del mundo y de los hombres.
Entonces Dios pasó su mirada por todo el cielo, con mucha atención, y alcanzó a ver a “Ito”, el ángel
pequeñito, en su rincón… Fue hasta donde estaba, y le dijo: – ¡Qué bueno que
estás aquí, porque tengo para ti un encargo importante! Sé que tus alitas no te
permiten volar largas distancias y por eso estás triste, pero eres muy
responsable y yo te quiero mucho, además, te necesito con urgencia. Tú eres el
único que puedes resolver mi problema. Te necesito para que sostengas la
gran estrella de la Navidad, sobre el pueblecito de Belén.
Ito, muy
asustado le respondió: – ¡Ay Dios! ¿Pero si yo no sé volar! ¡No podré hacer lo
que me pides aunque quiera! ¡Soy muy pequeño, demasiado pequeño, para esa
estrella tan grande y luminosa!… ¡Hasta se me puede caer!… Entonces Dios le
dijo: – No quiero una respuesta negativa. Me gustan los ángeles y las personas
que creen en mí y dicen siempre “sí” a lo que les pido. Toma mi espíritu y
déjate llevar por él, y podrás realizar todo lo que quieras, aunque te parezca
que eres débil y pequeño. Entonces Dios sopló sobre él, y sucedió el gran
milagro…
Impulsado por el Espíritu de Dios, el ángel pequeñito voló hasta la gran
estrella que Dios le había mostrado, y que no estaba muy lejos, y cumplió
su misión. Se quedó sosteniéndola para que no se moviera y los Reyes Magos
pudieran encontrarla y seguir su camino.
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EL PESEBRE
El pesebre nos muestra el comienzo de la vida de
nuestro Señor en el mundo, mas bien fuera del mundo, rechazado desde que llegó,
y Su historia comienza fuera del mesón, Lucas 2:7, lo cual era un símbolo de lo
que sería también Su muerte en la Cruz, fuera del otro mesón, del espiritual,
fuera del templo de Jerusalén. Pero hay otro mesón donde Cristo está a la
puerta y llama para entrar en él, si se Le abre, claro, el mesón de nuestro
corazón.
El mundo no recibió al Señor, pero Él nos invita a
Su casa, a la del Rey, la casa de Dios nuestro Padre. Cristo es consecuente con
su propia enseñanza desde que viene al mundo y pone la otra mejilla, la del
recibimiento y la acogida, siendo hospedador, pero a la manera de un Rey, el
Rey de reyes, quien nos trata como a reyes: ...voy, pues, a preparar lugar para
vosotros... ...en la casa de mi Padre muchas moradas hay... Evangelio de Juan
14.
El pesebre tiene dos significados comúnmente
usados, se refiere tanto al lugar o especie de establo como a un recipiente
hecho de piedra en el que se pone la comida del rebaño. Jesús se denomina a Si
mismo nuestro Pan del cielo, ese Pan nuestro de cada día que en la famosa
oración pedimos nos sea dado hoy, es decir el Alimento de Su rebaño, la
Iglesia, sí, Él mismo como lo dice Su Palabra, es el Pan vivo, la Palabra viva
de la que nos alimentamos cada día "Yo soy el pan de vida". Por lo tanto hay que acostumbrase a ir al pesebre cada día a comer de
Cristo, a comer de la Biblia, para que nuestro espíritu no muera de hambre.
Esta es la comida que habremos de compartir cada día con nuestro prójimo.
Porque el Maestro ya nos enseñó que hay otra comida que hemos que comer, cuando
estaba con la Samaritana y los discípulos le trajeron de comer; se refería a
hacer la voluntad del Padre. La voluntad de Dios y esa voluntad está en Su
Palabra, Su Hijo Jesucristo.
Desde que Cristo nace en el pesebre de nuestra
alma, Dios no encuentra un trono de oro
sino un lugar no digno de Él, donde
reina el yo, pero donde precisamente por invitarle cada uno de nosotros en una
oración personal e íntima, entra para hacer una nueva creación, sí, en nuestra
propia alma, pues nunca más volvemos a ser lo que éramos antes de nacer de
nuevo, y qué felicidad y paz celestial trae Él a nuestras vidas.
Que valiente y humilde ha sido nuestro Dios, que
gran ejemplo de compañerismo, de amor piadoso y amigable, entrañable, majestuoso
y omnisciente Su forma de amarnos, viniendo a este mundo, a un mundo enemigo de
Él, que le había arrebatado a Su esposa, la que el Padre le dio, y por la que
Él decidió dar Su vida. Que gran noticia para cada uno de nosotros, y para
todos en unidad, que Él haya venido a este pesebre de nuestras almas.
A continuación trataré cada una de las figuras del
pesebre, en su significado espiritual en el que veremos como Dios nos muestra
la profundidad de Su obra de salvación, en el principio, cuando vino a
rescatarnos de este mundo. Quiero dedicar este estudio Bíblico a una amada
hermana a la que hace más de diez años prediqué en estas mismas líneas y que el
Señor finalmente ha traído a Su cuerpo, así como a su esposo, la cual hace dos
meses en su boda nos comentaba a mi a mi esposa, que nunca se olvidaría de esta
enseñanza. A nuestra hermana Mónica y a su esposo Renato, pues, y para sus
hijos cuando vengan, así como lo es para nosotros, sirva cada Navidad para
acercar al mundo el inicio de la Historia de las historias, la del nacimiento
del Rey del Universo, nuestro amado Señor y Salvador Yahshua, más conocido
como Jesús
de Nazaret, nacido en Belén,
conforme a la profecía, nacido en el pesebre.
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LAS FIGURAS DEL BELÉN ESPIRITUAL
Vamos a Belén, esta vez solo de paso, para
inscribirnos en el censo del cielo porque Cristo ha nacido en nuestra alma,
luego volvemos a Nazaret, nuestra vida, pasando antes por Egipto, el desierto.
Terminamos en Jerusalén para morir a nuestro hombre viejo en la cruz con
Cristo, nuestro Señor y Salvador, para resucitar con Él.
La virgen María simboliza toda alma
en la que nace Cristo por ser engendrado del Espíritu. Ella, cualquiera de nosotros, no se considera digna, y sin embargo bienaventurada. No tiene este engendramiento procedencia
de José, quien representa nuestra carne, porque Cristo nace en nosotros
por la fe que nos da el Espíritu Santo, y no por nuestras obras de la carne,
nuestra moral, o nuestros esfuerzos de justicia.
José, nuestra carne, no usa normalmente
la mente para las cosas de Dios, sino para racionalizar y explicar
científicamente como funcionan las cosas. Por eso quiso dejar a María
secretamente, ya que, como diríamos hoy: ¿En que cabeza cabe la mente de
Cristo? Es necesario nacer de nuevo para asimilar que uno tiene que negarse a
si mismo.
No temas recibir a Cristo en tu alma, porque
el es EMANUEL, Dios con nosotros. Así está profetizado que el Cristo nacería de
una virgen. Isaías 7:14.
En el pesebre que se representa cada navidad se
encuentran además los animales, de los que destacan dos, la burra y el
buey. Jesús entró triunfalmente en Jerusalén cabalgando a lomos de un pollino
hijo de asna.
Estos dos animales, de la misma manera que
acompañaban a Cristo en el pesebre, nos acompañan a nosotros desde nuestro
nacimiento; en el día de reposo, descansará tu buey, animal que tira del arado,
representando este nuestra misión en el mundo y en Cristo, nuestra obra, y
descansará tu asno, animal de carga, representando la carga espiritual y la
responsabilidad en la vida, porque ya no llevarás tu carga, sino que
voluntariamente llevarás tu cruz; ambas cargas.
Siempre que hayamos hecho como recomienda el
Señor: ...Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, 30porque
mi yugo es fácil y ligera mi carga. Mateo 11:29. De manera que al
llevar nuestra cruz, y nuestro yugo con Cristo está siendo de beneficio a
aquellos por los que se lleva la carga. Vea el estudio SACERDOTE.
La visita de los pastores, y las ovejas, son los
hermanos que pastorean el rebaño del Señor que hemos de visitar una nueva alma
en la que ha nacido Cristo, para adorar al Señor en un nuevo pesebre, donde
vemos la obra que Él ha hecho en una persona dándole el don de la fe que hace
que nazca de nuevo, el mayor de los milagros, que tantas veces pasa
desapercibido. Los pastores deben mirar a una nueva alma como un tesoro, como a
un hijo de Dios que ha nacido y que hay que cuidar hasta que crezca
espiritualmente haciendo uso de todo aquello que Dios les haya dado para que la
Iglesia, el rebaño de las ovejas que somos todos incluyendo a líderes, pastores
y maestros de las Escrituras, seamos enriquecidos con la coyuntura de una nueva
alma de Dios.
La visita de los reyes magos o sabios, como no
podía ser de otro modo simboliza el reconocimiento de los líderes del mundo de
que en nosotros hay una sabiduría, un amor, y una mente superior, la cual es de
Dios. El conocimiento de Dios es superior a toda ciencia humana y sorprende a
aquellos que con sinceridad buscan el conocimiento y la sabiduría, los cuales
traen, al Señor en nosotros, oro, incienso y mirra:
el metal precioso simboliza
el nivel de rey (...un reino de reyes y sacerdotes para Dios, Su Padre...), el
incienso simboliza la unción que han visto en nosotros y con la que nos unimos
a Dios, y la amargura de la mirra en la persecución de este mundo al llevar la
cruz del mensaje de Cristo, ante una sociedad opuesta y enemiga de Dios.
La estrella que guía a los sabios simboliza que
Dios es Dios del Universo, que Él está por encima de la creación, pues es Suya.
Que Dios se vale de toda ciencia para mostrar Su supremacía a los que la
observan, y por esta dirige al mundo a los pies de Su Hijo Jesucristo, Quien
está en nosotros.
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EL PESEBRE, VERDADERO SENTIDO DE LA
NAVIDAD
Pese a que el árbol de navidad es el ícono más
usado en esta época del año, la representación del nacimiento de Cristo es la
costumbre más importante de las festividades navideñas porque a través de él se
representa el acontecimiento que dio inicio a la era cristiana, con la llegada
del Salvador.
A través del pesebre o nacimiento, cada familia
contempla la esencia del amor representada por la Sagrada Familia (José y María
junto al Niño Dios) en un establo acompañados por el calor de unos animales y
varios pastores: “Jesús, José y María no necesitaron mayores comodidades que la
de un establo para entregarse al mundo, y es ese ejemplo de sencillez y
austeridad el que debemos imitar para celebrar la Navidad”, reflexiona el padre
Marcial Chupinagua.
En esta Navidad, invite a sus hijos y familiares
más cercanos a construir el pesebre en familia y aproveche esta oportunidad
para evocar los momentos vividos por José y María previamente al nacimiento y
luego, la felicidad por la llegada del Salvador. Asimismo, la visita de los
Reyes Magos quienes con gran humildad adoraron al Niño en su humilde morada.
El pesebre es una lección de vida y también de amor
y sencillez. Cada elemento de esta representación es una oportunidad para
reflexionar sobre los valores cristianos. He aquí el significado de las figuras
que componen el nacimiento:
Choza: Representa sencillez y humildad.
San José: El hombre que nos inspira a la obediencia y la fortaleza.
Virgen María: Representa la fidelidad y el amor a Dios, mujer compresiva y
bondadosa.
Niño Jesús: Guía espiritual, que se aloja en el corazón del hombre para transmitirle
su amor al mundo.
Buey: Su misión era mantener caliente la cuna del niño Jesús. Sirve como
ejemplo a los hombres, para que mantengan en sus hogares un ambiente cálido y amoroso.
Burro: Es el animal más humilde de la creación, motivo por el cual fue el
elegido para acompañar a la Sagrada Familia en el pesebre.
El ángel: Simboliza la bondad, el amor y la misericordia.
Tres reyes magos: A través de sus obsequios (oro, incienso y mirra), le muestran a
Jesús su naturaleza real y divina.
Pastores: Representan la humildad, la sencillez, el servicio, la ayuda y la
alegría de los humanos que cuidan con amor a su rebaño.
Ovejas: Significan obediencia y docilidad, inspiran confianza.
Estrella: Significa renovación. Representa la luz inagotable y refrescante
que disipa las tinieblas para darnos esperanza.
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Espero que hayan disfrutado de su Contenido, hasta pronto…
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