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CELEBRANDO LA NAVIDAD CON DIGNIDAD
Por regla general, una fiesta tiene un motivo.
Celebramos un cumpleaños porque alguien cumplió un año más de vida. Celebramos
porque un partido político ganó la elección o un partido deportivo ganó el
campeonato. Sin embargo, si preguntamos a mucha gente en este mundo porque
celebran la navidad, muchos no van a saber que decir. Tal vez dirían que es
porque Cristo nació en este mundo. Pero, en su fiesta dan poco o nada de
reconocimiento a Cristo.
Es lamentable que muchos que dicen que son
creyentes son llevados por delante por las costumbres de la gente en su derredor.
Un creyente debe saber lo que significa celebrar la navidad con dignidad. En
distintas partes del mundo hay distintas costumbres navideñas. No todas son
malas. No está mal seguir con costumbres buenas, pero debemos ser capaces de
distinguir entre lo bueno y lo malo y tener la valentía para negar lo malo.
La mentalidad de muchos en este mundo es que no hay
forma de celebrar sin bebidas alcohólicas. Ellos cierran los ojos a la
devastación que resulta del consumo de alcohol. Miles mueren cada año en las rutas
por causa de él. Miles más caen victimas del vicio de tomar.
Matrimonios
y hogares están desechos. Proverbios 20:1 dice “El vino es escarnecedor, la
sidra alborotadora,Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio”. La ocasión no
justifica la maldad. A veces, en la navidad o la víspera del año nuevo, alguien pide que un
creyentebrinde con un vaso de sidra. Lo más fácil sería tomarla sin decir nada.
El de negarla sería un poco vergonzoso y requiere una explicación de ¿por qué
no? El buen creyente siempre está listo en defender sus acciones.
No debemos permitir que los niños sean engañados en
pensar que su buen comportamiento será recompensado por un farsante santo que
tiene el poder divino de conocer personalmente a cada niño y como se portó
durante el año. Es triste que aun padres creyentes están dispuestos a dejar el
Papá Noel ocupar el lugar que Cristo debe ocupar en la vida del niño. Jesús
dijo “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es
el reino de Dios” (Marcos 10:14).
Satanás siempre intenta meter algo o alguien entre
el hombre y Dios. En la lista se encuentra los santos, el Papa, la Virgen y,
para los niños, Papá Noel. ¿Por qué no decir a los niños que en la navidad
damos regalos porque Jesús dio su vida para que nosotros podamos tener perdón y
el regalo de la salvación?
Es triste saber que la fiesta de la navidad produce
muchos trastornos siquiátricos. Algunos tratan de exceder el otro en lo lujoso
de sus regalos o en lo grandioso de su fiesta. A menudo las reuniones
familiares terminan en un altercado. Muchos terminan en una crisis nerviosa.
Otros quedan llorando de vergüenza porque un ser querido tomó bebidas
alcohólicas en exceso e hizo cosas vergonzosas.
Todo esto exige que el creyente sea prudente en
celebrar la navidad. Si, a la verdad, el nacimiento de Cristo es la razón por
la ocasión, entonces debemos tomar en cuenta lo que es agradable a Dios. En la
navidad también debemos tomar en cuenta el consejo del Apóstol Pablo cuando él
dijo, “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados” (Efesios 4:1). A veces nuestros familiares
esperan que participemos con ellos en actividades vergonzosas. No tenemos que
pasar por “super santos”. Debe ser posible encontrar la forma de decir “Perdón
pero no me siento cómodo en participar en esto.”. En toda la vida, incluso la
navidad, nuestra regla debe ser “pero hágase todo decentemente y con orden” I
Corintios 14:40.
Aquí están
algunas sugerencias de cosas que podemos hacer para celebrar la navidad con
dignidad.
§ Reunir la
familia y leer juntos de la Biblia el relato del nacimiento de Jesús. Se
encuentran en Mateo 1:18-2:23 y Lucas 1:26-35, 2:1-20
§ Llevar la
familia por un picnic.
§ Mirar juntos
un video sobre Jesús y, quizás otro video de buen contenido.
§ Si reparten
regalos, no tienen que ser algo lujoso. Algo hecho a mano siempre tiene más
sentido.
§ Si alguien en
la familia sabe tocar un instrumento musical, pueden pasar un tiempo cantando
himnos y coros.
§ Si conoce
alguien sin familiares sería un gran gozo incluirle en la fiesta de alguna
manera.
§ Haga pan
dulce o un budín de pan a compartir con sus vecinos y conocidos.
§ Ir al
hospital en la hora de visitas y repartir un pequeño regalito a los internados
junto con un folleto de su iglesia.
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LOS VALORES DE LA NAVIDAD
Navidad; tiempo maravilloso en el que se respira
generosidad, humildad, gratitud, solidaridad, reconciliación, paz, amor… donde
el nacimiento del Niño Jesús es motivo de festividad, y su enseñanza cobra vida
en la humanidad. Durante esta época estamos llamados -más que nunca-, a vivir
los valores que sobresalen en la tradición navideña.
Es de gran interés considerar la importancia de los
valores más representativos de la Navidad, así como transmitirlos a los hijos y
vivirlos en familia. Entre los más importantes se encuentran:
GENEROSIDAD
Es el acto de entrega hacia los demás, es donarse
cada quien en su máxima expresión de forma desinteresada y amorosa, recibiendo
a cambio, la satisfacción que sólo la generosidad puede proporcionar.
En Navidad hay varios personajes que se destacan
por su espíritu generoso, entre ellos, los Reyes Magos y San Nicolás. En cuanto
a los primeros, no sólo fueron dadivosos al brindarle al Niño Dios sus mejores
ofrendas –incienso, mirra y oro-, sino también por el esfuerzo y el tiempo
dedicado para poder llegar al humilde establo de Belén. Estos tres hombres
dejaron su hogar para recorrer tierras lejanas, se enfrentaron a las
dificultades propias de una travesía inexplorada, y todo su sacrificio tenía un
solo propósito: adorar al Niño Dios.
De la misma manera, la vida de San Nicolás es un
testimonio vivo y real de la virtud de la generosidad. San Nicolás -conocido en
la modernidad como Santa Claus-, desde pequeño se caracterizó por compartir sus
pertenencias, solía expresar ante sus padres: “sería un pecado no repartir
mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”. Una vez quedó huérfano, Nicolás se
despojó de su opulenta herencia para ser para servirle a la Iglesia. Fue un
abanderado de su religión, luchó incansablemente contra las persecuciones que
abatían a los cristianos. A pesar de estar encarcelado por varios años,
permaneció su sentido del humor y fidelidad a la fe cristiana.
Ejemplos
como los anteriores, ayudan a reflexionar sobre la práctica de la generosidad,
en especial en época de Navidad, en donde debe existir un propósito enérgico de
regalar tanto ayuda material, como espiritual:
un gesto amable, una sonrisa, una porción de
nuestro tiempo o trabajo, entre otros.
HUMILDAD
El contexto donde se originó el nacimiento del Niño
Dios, es la principal representación de humildad. Recordamos entonces el
fragmento de la Oración para todos los días que hace parte de la Novena al Niño
Dios: “(…) En retorno de él, os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes
de vuestro Hijo humanado suplicándoos por sus divinos méritos, por las
incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el
pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor
encendido, con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.”
Dios se hizo hombre en un establo, un lugar
sencillo que contaba con lo necesario -o tal vez menos-, donde el calor de
algunos animales y varios pastores, eran la única compañía de Jesús, José y
María. Era una fiesta espléndida, alegre, pero austera; Dios no necesitó
comodidades ni lujos para entregarse al mundo. La celebración por su nacimiento
era gigantesca en amor y sencilla en lo terreno.
Austeridad, sencillez y humildad que estamos
invitamos a imitar para celebrar la Navidad.
GRATITUD
Pensar en gratitud, es pensar en la Virgen María.
Ella obedeció al Señor, se dispuso ante Él con profundo recogimiento y divina
ternura, para llevar en su vientre a Jesús. Asimismo, agradeció haber sido la
elegida para tan alto beneficio y lo asumió con las grandes virtudes que la
identifican.
La Virgen María nos enseña que la gratitud es
humildad -también ante Dios- y es la forma como se reconoce en el otro su
donación. Asimismo, es un valor especial de las buenas maneras y es expresión
de amor.
Debido a que en Navidad se acostumbra regalar,
también es necesario agradecer. Por eso, se convierte en una buena ocasión para
enseñar a los hijos a valorar los obsequios que reciben, tanto de otras
personas, como del Padre.
Se hace decisivo entonces, que los chicos conozcan
otras realidades, tal vez impactantes, pero que les servirán para estimular la
virtud de la gracia; una buena actividad, es compartir con niños de escasos
recursos económicos.
SOLIDARIDAD
Solidarios como fueron los pastores, los Reyes
Magos, quienes dejaron sus quehaceres para custodiar al Niño Dios, José y María
en la humilde morada.
La Navidad es sinónimo de solidaridad, de
cooperación, de servicio, de sensibilidad ante las necesidades del otro. Ser
solidarios con la familia, con quien nos sirve en la tienda, con el compañero
de trabajo, con el anciano que cruza la calle… Durante estas fechas brotan por
todos lados las oportunidades para ser solidarios, y aunque están allí durante
todo el año, el espíritu navideño hace que los buenos sentimientos afloren y se
actúe en consecuencia.
Muchas son las personas que por diversas razones no
pueden celebrar la Navidad; que sea pues un motivo para vivir la solidaridad en
carne propia.
PAZ Y RECONCILIACIÓN
“Navidad, es la fiesta dedicada al perdón generoso
y comprensivo que aprendemos de un Dios compasivo.” *Meditación del día primero
de la Novena de Navidad - ACI.
En Navidad no hay lugar para el rencor. Es el
momento propicio para retractarse por una ofensa, para acercarse a quien se ha
agredido, también para perdonar y olvidar a quien nos agravió, para sorprender
con un gesto cariñoso, para repartir nuestro amor a todos aquellos que nos
rodean.
Del perdón nace la paz, mensaje que anunciaron los
ángeles en Belén. La paz es el estado pleno que se vive cuando hay perdón,
donación, gratitud y cooperación; es el producto que surge del conjunto de
valores.
Navidad es paz, el natalicio de Jesús así lo transmite,
es su deseo imperante hacia la humanidad: “paz en la tierra”.
AMOR Y ESPERANZA
El nacimiento del Niño Dios es la representación
majestuosa del amor. Amor simbolizado en José y María, en su pleno abandono
para recibir a Jesús en cuerpo y alma. Por ello decimos que la Sagrada Familia
es el emblema del amor y de ahí que la Navidad sea la celebración familiar más
estupenda del año, puesto que el Niño Dios nace en cada núcleo familiar, como
símbolo de esperanza y fortaleza.
La Navidad es la ocasión para que aquellas familias
que están débiles, se fortalezcan; las que estás apartadas, se unan de nuevo;
para las que están heridas, se sanen…
En esta Navidad, hagámonos conscientes de cada
valor que el Niño Jesús trae al mundo y también llevemos dicha conciencia a la
acción.
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LA VERDAD CATÓLICA
CONOZCAMOS NUESTRA FE
CATÓLICA
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LA NAVIDAD