NÚMERO 355 ABRIL 25 DE 2016 (LUNES)
FUNDADO EN AGOSTO 12/2012.
Director
Bernardo A. Rendon Restrepo
ASISTENTE DE DIRECCION – BOGOTA, D. C.
MARÍA PAULA HERRERA GARCIA
Editora y Asesora
Galardonados con la
1ª entrega de los premios
ANTURO
ANTURO
Enlaces
Muy
feliz día a todas las secretarias que
conozco y que puedan llegar a disfrutar de una fecha como hoy en donde se les
rinde un homenaje importante en donde el reconocimiento de sus colegas como
bien de los superiores en la empresa, consultorio o donde sea que trabajen es
una ventaja para que le rindan un homenaje bien merecido que se tienen en donde
tendremos que estar siempre presentes para poder expresar y saludar con una
bonita dedicatoria a esas personas que nos permiten estar cada vez mas cerca de
tener todo organizado y planificado que tanta paz nos brinda en el mundo por lo
cual mediante un bonito mensaje le podremos decir "feliz
día de la secretaria."
ARTESANÍAS
MANO. CEL 3014131686
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5 REMEDIOS PARA ALIVIAR TUS
CALAMBRES
El vinagre de manzana
puede ayudarnos a prevenir los calambres. Podemos consumirlo o bien
aprovecharlo de forma tópica para darnos friegas y facilitar así el descanso.
Todos hemos sufrido alguna vez ese calambre
repentino e incontrolado que nos ha ofrecido su latigazo de dolor. Pero ¿qué ocurre cuando los calambres se
vuelven contínuos? ¿qué podemos hacer cuando cada noche los sufrimos en
nuestras piernas? No te preocupes, te ofrecemos sencillos remedios para aliviar
su aparición.
¿Por qué sufrimos calambres musculares?
Los calambres
son espasmos musculares involuntarios o contracciones que generan
bastante dolor, aparecen
de improviso y en ocasiones nos inmovilizan con su incontrolable padecimiento.
Pero ¿por qué aparecen?
En muchas
ocasiones el mantener una misma posición durante mucho tiempo y con tensión,
desencadena los conocidos calambres. Es típico por ejemplo cuando hacemos ejercicio
sin haber calentado con anterioridad.
Hemos de
tener en cuenta que una alimentación incorrecta también pude derivar el que
suframos mayor incidencia de calambres. Una falta de hidratación, el no beber
suficiente agua, el no disponer de bastante nivel de potasio y sales
minerales en nuestro cuerpo, o incluso el padecer determinadas enfermedades,
pueden producirlos.
La fatiga muscular.
Muchos
medicamentos tienen
como efecto secundario la aparición de calambres. De ahí la importancia de
consultar con nuestro médico.
Cuando
sudamos mucho, o cuando sufrimos muchos días de diarrea, es
común también sentir calambres debido al desequilibrio de sales minerales.
El
frío, la anemia y el estrés también
son realidades a tener en cuenta. Nuestro cuerpo pierde protección, pierde su
equilibrio natural, de ahí que suelan aparecer. Recuerda también cuidar tus
niveles de estrés, dicha tensión puede hacer también que aparezcan tus
calambres.
La fibromialgia.
Ten en cuenta
también que la inmovilidad y el sedentarismo también es un
factor a tener en cuenta. Nuestros músculos dejan de trabajar como deben, se
enlentecen e incluso pueden atrofiarse tempranamente. Una vez llegamos a la
madurez hemos de mejorar un poco más nuestros hábitos de vida, puesto que los
calambres pueden aparecer ya en mayor medida.
1. Aprender
a prevenir los calambres
Lo mejor para evitar calambres es sin
duda saber prevenirlos. Para ello es ideal que mantengas en un nivel adecuado
tus electrolitos, y tus niveles de potasio.¿Y cómo lo hacemos? te preguntarás. Muy fácil.
Por las mañanas debes prepararte un batido de lo más nutritivo y útil a base
de plátano y kiwi. Lleva a tu batidora un plátano, un kiwi
y medio vaso de agua. Mézclalo bien y bébelo poco a poco. Verás como de este
modo pasas la mañana de un modo excelente, bien nutrida. Y tus calambres
desaparecerán.
2. Cuidado
cuando hagas ejercicios
Puede que te
hayas decidido a hacer algo de ejercicio al día. Salir a correr,hacer
algo de natación… está muy bien. Pero ten en cuenta que debes calentar tus
músculos, estos no pueden empezar a trabajar de pronto de un modo tan intenso
si primero no has hecho unos pequeños estiramientos con los cual ir
calentándolos. Recuerda también no hacer cambios bruscos de intensidad en
tus ejercicios. Ve progresivamente subiendo de nivel. De esta manera irás
preparando al músculo y evitarás caer en fatiga extrema. Ahí
donde siempre aparecen los calambres.
3. Di no a los calambres nocturnos
Lo sabemos, es muy fácil decirlo, pero
¿cómo conseguimos pasar una noche tranquila sin calambres en las piernas? Ideal
si cuando llega la noche te das un buen baño calentito, para después, hacerte
unos masajes en las piernas con aceite de ecualipto o de romero. Estos aceites puedes encontrarlos en
tiendas naturales, y son maravillosos para favorecer la circulación, tonificar
y aliviar el dolor de las piernas cansadas. Pruébalo y verás como se reducen
tus calambres nocturnos.
4. El
milagro del Castaño de Indias
¿Has oído hablar del castaño de Indias?
Es un remedio muy efectivo para aliviar las piernas cansadas, reducir varices y
evitar calambres. Mejora nuestra
circulación gracias a su contenido de aescina, un gran aliado para tonificar lasarterias y los capilares, fortaleciendo las paredes de
las venas y aliviando los síntomas de los calambres. En las farmacias puedes
encontrarlo en forma de crema para realizarte masajes, y en las tiendas
naturales es habitual adquirirlo en forma de cápsulas. Lo normal es tomar una
cápsula por la mañana, pero no tienes más que leer su posología en la caja
cuando lo compres para saber qué cantidad será la más adecuada. Pero sin lugar
a dudas el castaño
de Indias se alza
como un remedio más que excelente.
5. Vinagre
de manzana
El vinagre de manzana te va a servir tanto para
uso interno como externo. Es un gran tonificante, propicia la correcta
circulación y es un aliado magnífico para el dolor muscular. Podemos por ejemplo hacernos friegas con él a
media tarde en nuestras piernas, de ese modo conseguiremos dormir mejor. E
igualmente, puedes prepararte una bebida excelente para evitar calambres en
otras zonas como por ejemplo en las manos. Se trata de un té que se realiza con
una cucharadita de hojas de frambuesas rojas y una taza de agua hirviendo. Deja
reposar durante unos 10 minutos, para después, poner media cucharadita de
vinagre de manzana y un poco de miel. Puede que te parezca un tanto extraño,
pero se trata de un remedio muy antiguo para reducir calambres. Si te atreves
con él, toma dos tazas al día. Verás como te va bien.
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TENSIÓN MUSCULAR CAUSADA
POR LA ANSIEDAD
La tensión
muscular es, con seguridad, uno de los síntomas de ansiedad más comunes. La
vida cotidiana está llena de diferentes preocupaciones y el estrés pueden
causar tensión muscular, incluso si no estamos conscientes de que estamos
estresados. Sin embargo, quienes sufren de ansiedad, pueden enfrentar una
mayor dificultad para hacer que esa tensión desaparezca.
Pero ¿Por qué
y cómo logra la ansiedad que los músculos se tensen? Pues bien, estas preguntas
nos devuelven a una respuesta ampliamente mencionada cuando se habla de
ansiedad. Se trata de la respuesta de lucha o huida, la cual está diseñada para
hacernos reaccionar frente al peligro y nos prepara física y mentalmente para
sobrevivir ante una amenaza. Esta respuesta hace que los músculos se contraigan
por una simple razón: los músculos contraídos son una gran ventaja cuando
tenemos que huir o pelear.
Cuando
permanecemos sometidos a grandes cantidades de estrés por un tiempo, este se
convierte en ansiedad y nuestro organismo se confunde, no distingue entre el
estrés de una entrega en el trabajo atrasada o el temor a estar en frente de un
animal salvaje. Al fin y al cabo, las señales que enviamos son las mismas y son
señales que le indican a nuestro cuerpo que tenemos una situación demandante
frente a nosotros y que los recursos con que contamos para hacerle frente son
insuficientes.
Al recibir
estas señales, el cuerpo se prepara con su “kit” de emergencia, disparando
hormonas y una serie de reacciones que nos hacen más hábiles para correr o para
pelear. De este modo las pupilas se dilatan, el corazón se acelera, las
respiraciones de acortan y los músculos se tensan. La diferencia es, que al no
haber una amenaza real, estos síntomas son muy confusos para la persona y el
cuerpo encuentra más dificultad para relajarse nuevamente. Estar estresados
continuamente, mantiene al organismo al límite y hace que esta contracción
muscular se mantenga por más tiempo del que debería, causando, con el tiempo
dolor, molestias y ciertos problemas de movilidad. Muchas veces, estos otros
síntomas colaterales no hacen más que sumarse a la ansiedad previa.
¿Cómo aliviar
la tensión muscular?
La tensión
muscular, es simplemente eso, no importa si su fuente es que nos excedimos en
el ejercicio o es nuestra ansiedad. Es importante buscar un tratamiento para la
ansiedad, pues esto tiene muchos beneficios en muchos aspectos de la vida, sin
embargo, en lo que a la tensión muscular se refiere, hay muchas técnicas que
pueden ayudarnos a relajarlos:
Ducha
caliente: Una ducha caliente -o un baño- es una buena manera de comenzar a
relajar nuestros músculos. Lo que sucede es que el agua caliente es muy
beneficiosa, pues ayuda a aliviar el dolor de la tensión y a la vez va
relajando los músculos.
Masaje: Un
masaje es una manera ideal de conseguir relajación muscular, en especial si
buscamos a un masajista profesional que sepa como romper estas tensiones.
Yoga: La
popularidad del yoga no es en vano. El yoga, además de aliviar la tensión
muscular, puede ayudar a calmar la ansiedad por muchas razones. Sirve para
relajarnos, es un ejercicio físico fuerte y nos enseña a respirar mejor.
Medicamentos:
Si bien no es la recomendación más ideal, algunos medicamentos de venta libre
pueden ayudar a controlar la inflamación en los músculos y en última instancia,
reducir un poco el dolor.
El camino
para el equilibrio
Todas las técnicas que mencioné antes son
efectivas para aliviar la tensión muscular, sin embargo, si tu tensión
muscular es un síntoma de ansiedad, es muy importante que busques tratamiento
para la misma, pues de no ser así, los músculos se tensarán de nuevo. Hay
muchos tratamientos disponibles para la ansiedad, desde medicamentos y terapias
hasta enfoques más naturales o alternativos. Yo personalmente necesité una
combinación particular de técnicas naturales para superar la ansiedad y
de este modo desarrollé la guía Venciendo tu Ansiedad. Puedes conocer más
al respecto haciendo click aquí.
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Las señales más frecuentes
de estrés, aunque algunas nos pasen totalmente desapercibidas, son:
Tensión
es la primera respuesta de nuestro organismo frente al estrés.
La tensión es
el resultado de la diferencia que existe entre la forma que tenemos de
interpretar una determinada situación y el nivel de comodidad o incomodidad que
percibimos respecto a los recursos que tenemos para enfrentarnos a ella.
Naturalmente, cuanto menos cómodos nos sintamos, mayor tensión
experimentaremos.
Por
consiguiente, la tensión procedente de una situación está basada
fundamentalmente en la forma que tengamos de percibir, valorar e interpretar dicha
situación.
No hay
que confundir tensión con ansiedad, pues aunque pueda acompañarla no es lo
mismo.
La
ansiedad es una emoción muy relacionada con el miedo y aunque
no sea lo mismo produce efectos muy similares a la tensión.
La
tensión tampoco es únicamente contracción muscular, aunque pueda estar causada
por ella. Por último, la tensión tampoco es necesariamente algo malo. Un nivel
moderado de tensión no sólo es saludable sino que es motivacional y necesaria
en multitud de ocasiones.
Cuando nos
encontramos bajo mucho estrés o no conseguimos manejarlo adaptativa y
adecuadamente, podemos experimentar una gran variedad de síntomas, que interesa
conocer y aprender a detectar:
Respuestas
físicas de nuestro organismo
Dificultad
respiratoria. Gran sensación de asfixia por falta de oxígeno.
Estómago y
aparato digestivo descompuesto con náuseas o vómitos.
Músculos tensos,
agarrotados con dolores y/o contracturas musculares.
Dolores de
cabeza, de cuello o de espalda.
Sequedad de
boca.
Sudoración
excesiva en manos y cuerpo en general.
Frío o calor
intenso en el cuerpo o en las extremidades.
Entumecimiento
en las manos o pies.
Temblores en
las manos, en las piernas o en el cuerpo en general.
Aumento de los
latidos cardíacos y en consecuencia taquicardias y dolor pectoral.
Arritmias.
Presión
sanguínea alta.
Aumento de
glucosa en sangre...
Si estas
reacciones físicas perduran en el tiempo pueden dañar los órganos vitales del
organismo hasta causar enfermedades serias y crónicas.
Respuestas
emocionales/psicológicas
Fatiga.
Coraje.
Rabia.
Frustración.
Abatimiento.
Aburrimiento.
Apatía.
Irritabilidad.
Mal humor.
Depresión.
Angustia.
Tensión
emocional.
Cambios
repentinos de humor.
Preocupación
excesiva con gran anticipación de problemas.
Intranquilidad
continua.
Desesperación.
Gran ansiedad.
Dificultades de
concentración.
Problemas de
memoria.
Volverse
extremadamente detallista pero focalizando la atención, exclusivamente, en
aspectos absolutamente negativos.
Insomnio.
Ejecución pobre
en las tareas con dificultades de atención.
Pensamientos
rumiatorios y obsesivos relacionados con las percepciones inadecuadas.
Elucubraciones
mentales causantes de problemas.
Bloqueos
“mentales”...
Respuestas
Conductuales/Hábitos Autodestructivos
Fumar en
exceso.
Abusar del
alcohol u otras drogas.
Gran uso de
medicamentos.
Comer en exceso
o todo lo contrario pérdida de apetito.
Impulsividad.
Discusiones a
destiempo o fuera de lugar.
Comportamientos
generadores de accidentes.
Tendencia a
responder agresiva e inadecuadamente a comentarios u opiniones.
Alejamiento y
aislamiento del entorno.
Mucho
movimiento pero ineficaz.
Lloros
frecuentes...
Respuestas
inadecuadas en el trabajo
Quemazón y
malestar generalizado.
Baja moral.
Insatisfacción
generalizada en el trabajo.
Absentismo
laboral.
Pobres relaciones
con los compañeros de trabajo.
Pobre
ejecución.
Cambios
constantes de personal.
Incapacidad
para abordar nuevos retos.
Accidentes
laborales...
Repercusiones
a nivel psicológico:
Emociones: gran
ansiedad, irritabilidad continua, miedo con multitud de anticipaciones
negativas, variaciones del estado de ánimo, confusión o turbación, sentimientos
de culpabilidad, depresión...
Pensamientos: excesiva
autocrítica, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, olvidos
frecuentes, preocupación excesiva por el futuro, pensamientos repetitivos
negativos y obsesivos, excesivo temor al fracaso y al ridículo...
Conductas: tartamudez
u otros problemas relacionados con el habla, llantos continuos, reacciones
impulsivas e inoportunas, risa nerviosa, trato brusco a los demás, rechinar los
dientes o apretar las mandíbulas (llegando incluso a dañar la dentadura),
aumento del consumo de tabaco, alcohol u otras drogas; mayor predisposición a
tener o a provocar accidentes; problemas con el sueño, comportamientos
inadecuados...
No sólo se
tienen repercusiones psicológicas, sino que también afecta a nuestro estado de
salud:
Aparato
digestivo: el estómago segrega más ácidos. Si la situación se mantiene, las
paredes se terminan irritando. La sangre se desvía del estómago y se altera el
proceso de la digestión. Muchas de las úlceras gastroduodenales así como la
colitis ulcerosa están relacionadas con situaciones continuas de estrés.
Aparato
muscular: la tensión aparece en forma de contracturas a distintos niveles:
mandíbulas, cuello, espalda, dolores en piernas, lumbagos...
Aparato
respiratorio: la respiración se acelera y se vuelve entrecortada. Se tiene la
sensación de que el aire no llega a los pulmones por ello el organismo sufre
por falta de oxígeno (se produce anoxia).
Sistema
cardiovascular: se libera adrenalina y noradrenalina, que hacen que el ritmo
cardiaco y la presión sanguínea aumenten causando lesiones cardiovasculares.
Piel: aumento
de la sudoración. Si el estrés es prolongado, pueden surgir diversas patologías
dermatológicas vinculadas a estados de ansiedad.
Cambios
físicos: músculos contraídos, manos frías o sudorosas, dolor de cabeza,
problemas de espalda o cuello, perturbaciones del sueño, malestar estomacal,
gripes e infecciones, herpes frecuentes, fatiga, respiración agitada o
palpitaciones, temblores, boca seca, mareos, vértigos, problemas
cardiovasculares, respiratorios y en general una gran variedad de
manifestaciones psicosomáticas.
Cuando surgen
estos síntomas "funcionales" (sin causa orgánica que los justifique)
se produce una retroalimentación que reactiva otra vez los procesos biológicos
de alarma y redobla la sintomatología, incrementando notablemente el problema.
Ahora
bien, el estrés, aunque tiene una connotación negativa, no
necesariamente es negativo. Depende del tiempo en que el sistema esté
activo. En periodos cortos, produce personas más activas, más
dinámicas, más productivas, que exploran mejor el mundo y sacan un mayor
partido a las situaciones. También genera atención, memoria, fijación de los sentidos
y en general mayor alerta ante cualquier situación.
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ESTRÉS Y DOLOR DE ESPALDA
El estrés es uno de los factores que aumenta el
riesgo de padecer dolor de espalda, pero se pueden tomar medidas para evitarlo
y controlarlo. Aunque los estudios realizados para medir este efecto han tenido
resultados contradictorios, se acepta que el estrés altera el estado de los
nervios que controlan el funcionamiento de los músculos, facilitando su
contractura. En esa situación, la contractura muscular puede aparecer ante
esfuerzos musculares muy pequeños, o incluso espontáneamente, y desencadenar
episodios dolorosos.
El estrés también
podría interferir en la coordinación de los distintos grupos musculares
que participan en el funcionamiento de la espalda. En condiciones normales,
los abdominales y la musculatura paravertebral se coordinan entre sí para
mantener una postura o conservar el equilibrio durante el movimiento. Esta
coordinación depende de reflejos nerviosos. El estrés podría afectar a la
coordinación de estos reflejos y provocar que la musculatura se contrajera
inadecuadamente o a destiempo, favoreciendo las lesiones.
Inflamación
de los nervios de la espalda
Aunque
el hecho de que el estrés facilite la aparición de contracturas musculares,
parece ser el mecanismo fundamental a través del cual se presenta el
dolor de espalda, en el que también pueden participar otros factores:
Las
estructuras nerviosas se activan cuando hay estrés, de modo que
éste también puede disminuir el umbral del dolor y hacer que su intensidad se
perciba como mayor de lo que realmente es.
El estrés puede
facilitar una actitud ante el dolor que aumenta el riesgo de que éste surja o
persistadurante más tiempo. Esta actitud se caracteriza por:
Disposición
negativa ante el dolor, al asumir que va a persistir y limitar la capacidad y calidad de vida
de forma permanente.
Miedo al
dolor y reducción de la actividad, así como abuso de la medicación sintomática e
interrupción de las tareas que provocan el más mínimo aumento del dolor, o
incluso de las que no lo provocan pero el sujeto cree que pueden hacerlo.
Escasa
confianza en uno mismo para controlar el dolor y la
incapacidad que conlleva, y transferencia a terceros -médicos u otros
profesionales sanitarios- de la responsabilidad de hacerlo.
Además, en ocasiones
confluyen en las personas estresadas otros factores de riesgo como el
sedentarismo, la falta de actividad y la mala forma física.
Consecuencias
El
dolor de espalda habitualmente no tiene consecuencias negativas para la
persona estresada. Aproximadamente el 80 por ciento de la población sufre
dolor de espalda en algún momento de su vida, y la inmensa mayoría padece
estrés de manera ocasional, periódica o constante. El dolor de espalda puede
ser una molestia más para la persona estresada, pero el hecho de padecerlo no
tiene más consecuencias negativas que las propias molestias que depara.
Sólo en
personalidades predispuestas puede desencadenar pautas de
comportamiento psicosomáticas (en las que el sujeto aprende a
convertir los conflictos psicológicos en síntomas físicos), hipocondríacas (en
las que se convence de sufrir afecciones físicas que no padece realmente e
incluso cree percibir sus síntomas), uobsesivas (en las que su
dolor de espalda se convierte en el centro de su vida).
Por
otra parte, si el estrés se mantiene mucho tiempo y provoca dolores de espalda
con cada vez mayor frecuencia y duración, el dolor puede llegar a
hacerse crónico. Un mecanismo neurológico puede explicar que cuanto más
dura o se repite el dolor de espalda, mayor es el riesgo de que se cronifique
por sí mismo, con independencia de cuál sea la causa que lo desencadenara
inicialmente. Este proceso es más probable y rápido si al aparecer el dolor se
hace reposo y se reduce la actividad física.
Prevención
y tratamiento
Evidentemente, lo
primero que se debe tratar es el propio estrés, resolviendo las situaciones
que lo provocan cuando es posible, o aprendiendo a vivir con él de la forma más
sana si no se puede eliminar. Para ello existen técnicas psicológicas eficaces.
Cuando las situaciones estresantes son pasajeras se puede valorar el
uso transitorio de algunos psicofármacos como los ansiolíticos bajo supervisión
médica. Desde luego, si está el estrés aparece con frecuencia conviene que
consulte a su médico, psicólogo o psiquiatra.
También
se pueden tomar las siguientes medidas para reducir el impacto del estrés en la
salud de la espalda:
Mantener el
mayor grado posible de actividad física. Además de ser eficaz para prevenir el dolor de
espalda, la actividad física regular puede contribuir a controlar el estrés y
reducir su impacto. Puede ser tan sencillo como acostumbrarse a ir andando en
algunos desplazamientos cotidianos en vez de tomar siempre un medio de
transporte, o subir cada día algunos pisos a pie, en vez de usar siempre el
ascensor. Si es posible, se aconseja practicar algunos deportes aeróbicos,
como correr o nadar. 20 ó 30 minutos en días alternos ya
comienzan a marcar una diferencia apreciable.
Conocer y
cumplir las normas de higiene postural que le enseñan cómo adoptar las posturas y
movimientos propios de la vida cotidiana de forma que la carga para la columna
vertebral y su musculatura sea menor y se reduzca el riesgo de contracturas.
Mantener y
desarrollar la musculatura de la espalda. El entrenamiento de la musculatura implicada en
el funcionamiento de la espalda disminuye el riesgo de que se contracture. Si
se practican correcta y asiduamente, algunos ejercicios aeróbicos como la natación
pueden ser suficientes para mantener en buen estado la musculatura de la
espalda y el estado físico general. Los programas de ejercicios específicos
para la musculatura de la espalda, sólo son eficaces sobre esos grupos
musculares y no sobre el estado general, pero requieren menos tiempo y se
pueden alternar con ejercicios aeróbicos cuando la disponibilidad de tiempo lo
permite.
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¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER?
¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER?
Introducción
El
Alzheimer (al-SAI-mer) es una enfermedad cerebral que causa problemas con la
memoria, la forma de pensar y el carácter o la manera de comportarse. Esta enfermedad
no es una forma normal del envejecimiento.
El
Alzheimer es la forma más común de la demencia. Demencia es un término general
para describir la pérdida de memoria y de otras habilidades intelectuales y es
tan severa que interfiere con la vida cotidiana del individuo. El Alzheimer
representa del 60 al 80 por ciento de los casos de la demencia.
Hoy
en día, se estima que 5,4 millones de personas en los Estados Unidos tienen la
enfermedad de Alzheimer. Para el año 2050, el número de personas en los Estados
Unidos con la enfermedad puede alcanzar a los 16 millones.
Debido
a que un 70 por ciento de aquellas personas que padecen del Alzheimer viven en
sus hogares, el impacto de esta enfermedad se extiende a millones de
familiares, amigos y cuidadores.
El
Alzheimer empeora al pasar el tiempo y es fatal. Aunque existen muchos
síntomas, la mayoría de las personas experimentan pérdida de memoria severa que
afecta las actividades diarias y la habilidad de gozar pasatiempos que la
persona disfrutaba anteriormente.
Otros
síntomas son confusión, desorientación en lugares conocidos, colocación de
objetos fuera de lugar, y problemas con el habla y/o la escritura.
Aprenda acerca de 10 señales de advertencia de la enfermedad de Alzheimer.
Aprenda acerca de 10 señales de advertencia de la enfermedad de Alzheimer.
La
enfermedad de Alzheimer es una crisis que amenaza a la comunidad latina in los Estados
Unidos pero que aún no es reconocida debidamente.
Una
creciente evidencia indica que factores de riesgo en enfermedades vasculares
como diabetes, obesidad y presión alta y colesterol alta, también pueden ser
factores de riesgo para Alzheimer y la demencia. Específicimente, los
científicos están encontrando nuevas evidencias que podrían relacionar la
diabetes tipo 2 con la enfermedad de Alzheimer. Los latinos presentan altos
porcentajes de cada uno de estos factores de riesgo.
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QUÉ ES LA
MIGRAÑA?
Ni
todos los dolores de cabeza son migrañas, ni todas las migrañas cursan con
dolores de cabeza. La cefalea o dolor
de cabeza es una de las formas más comunes de dolor. Aunque su causa es
desconocida, el dolor que la produce se debe a una dilatación de las
arterias situadas en el cráneo.
Una
migraña es un dolor de cabeza recidivante, pulsátil e intenso que
habitualmente afecta a un lado de la cabeza, aunque puede afectar a ambos. El
dolor empieza repentinamente y puede estar precedido o acompañado de síntomas
visuales, neurológicos o gastrointestinales.
Aunque
la migraña puede iniciarse a cualquier edad, generalmente empieza en personas
entre 10 y 30 años de edad. A veces desaparece después de los 50 y es más
frecuente en mujeres que en varones. Si se tiene en cuenta que más del 50 por
ciento de las personas con migraña tienen familiares que también la padecen, es
de suponer que la tendencia puede estar transmitida genéticamente.
En general, el dolor de la migraña es más grave que las cefaleas tensionales.
Etiología
El
nervio trigémino se encuentra en el cerebro y transmite sensibilidad a la
cabeza. Una de las ramas de este nervio conecta con los vasos sanguíneos de las
meninges, tejido que recubre el cerebro. En ocasiones, las meninges se inflaman
provocando una sensación de dolor que es transmitida al cerebro a través del
trigémino y, por tanto, provoca el dolor de cabeza: es decir, la migraña.
Causas
Las
causas exactas de las migrañas se desconocen, aunque se han estudiado varias
teorías. Actualmente se cree que la migraña es un trastorno
constitucional con base genética. Las causas desencadenantes
son difíciles de identificar y diferentes en cada personas, pero las más
frecuentes son:
Herencia: Aunque la
forma de herencia no está totalmente establecida, en algunas formas especiales
de migraña ya se ha identificado el gen que la transmite situado en el
cromosoma 9.
Edad: En la
infancia la migraña se presenta por igual en niños y niñas. A partir de la
pubertad y debido a los cambios hormonales, se dispara la incidencia de migraña
en las mujeres.
Estrés
y ansiedad: Es necesario
aprender a relajarse, buscar alguna distracción en momentos estresantes.
Hormonas: Lo más frecuente es padecer una o dos crisis al mes,
fundamentalmente en la época de primavera y otoño, y éstas pueden llegar a
durar de 4 a 72 horas. Además del intenso dolor de cabeza estas dolencias van
acompañadas de otros síntomas como náuseas, fotofobia o vómitos. En menor
medida pueden provocar irritabilidad, anorexia, vértigos y
mareos. La migraña suele empeorar con la ovulación y la menstruación, así como
con la toma de anticonceptivos orales. El embarazo, sin embargo, suele mejorar
transitoriamente la migraña y muchas mujeres mejoran extraordinariamente cuando
desaparece la menstruación (menopausia).
Ingestión de
alcohol y dieta: Algunos
alimentos y bebidas pueden desencadenar ataques de migraña. Por ejemplo, el
alcohol, especialmente el vino tinto o burdeos; las comidas con glutamato
monosódico MSG; productos que contienen tiramina; o las carnes en conserva con
nitratos.
Falta o
exceso de sueño: También
puede ser un desencadenante de la migraña.
Factores
medioambientales: El
tiempo o los cambios de temperatura, las luces deslumbrantes o las
fluorescentes, las pantallas de ordenador, los fuertes olores y las elevadas
altitudes.
Cronificación de la migraña
Una
migraña puede reaparecer de manera crónica si el paciente no
toma las medidas adecuadas para contrarrestar sus efectos. Según la SEN, cerca
de un tres por ciento de las personas con migraña pasan de tener una migraña episódica
a una crónica cada año, mientras que un seis por ciento pasa de una migraña de
baja frecuencia a otra de alta frecuencia. Algunas de las causas que pueden
provocar esta cronificación son las siguientes:
Automedicación.
Consumo excesivo de analgésicos.
Falta de diagnóstico y
tratamiento.
Sobrepeso y obesidad.
Trastornos respiratorios
del sueño, como el SAHS (apnea del sueño).
Depresión, estrés y ansiedad.
Síntomas
No se
dispone de ninguna prueba de laboratorio que sea útil para el diagnóstico de la
migraña, aunque, debido a su patrón específico del dolor, suele resultar fácil
identificarla. Alrededor del 20 por ciento de las personas manifiestan
síntomas de depresión, irritabilidad, inquietud, náuseas o falta de
apetito, que aparecen unos 10 a 30 minutos antes de iniciarse el dolor de
cabeza (período denominado aura o pródromo).
Un
porcentaje similar de personas pierde la visión en un área específica (denominado
punto ciego o escotoma), o perciben luces dispersas o centelleantes;
con menos frecuencia sufren una distorsión de las imágenes, como
por ejemplo, cuando los objetos parecen más pequeños o más grandes de lo que en
realidad son. Algunas personas experimentan sensaciones de
hormigueo o, con menor frecuencia, debilidad en un brazo o pierna. Es habitual
que estos síntomas desaparezcan poco antes de iniciarse la cefalea, pero a veces
se mezclan con el dolor.
Las
etapas de un ataque de migraña se pueden clasificar de la siguiente manera:
1. Síntomas premonitorios (pródromos)
Aparecen
entre dos horas y dos días antes de iniciarse el dolor. Se pueden detectar
ciertos síntomas que podrían mantener relación con un mal
funcionamiento del hipotálamo, región del cerebro que controla el
equilibrio interno del cuerpo. Algunos de estos síntomas son cansancio,
dificultad para concentrarse, aumento del apetito, bostezos y retención
excesiva de líquidos. Estos síntomas aparecen en un 60 por ciento de los
pacientes.
2. Aura
Son los síntomas
neurológicos transitorios, que se instauran de forma progresiva y provocan
alteraciones en la visión en la mayoría de los casos y, en menor medida, de
sensibilidad o del lenguaje. Se debe a una depresión cortical propagada: el
lóbulo occipital del cerebro lanza una onda que se emite de atrás a adelante
provocando una disfunción en las estructuras cerebrales. El aura sólo se da
entre el 15 y el 20 por ciento de los pacientes con
migraña, y tiene una duración entre 10 y 30 minutos. No todas las
migrañas presentan aura.
Los
tipos de aura más frecuentes son:
Aura visual: Es la
más común, aparece en un 90 por ciento de las migrañas con aura. Su forma
tiende a ser la de un destello en la mitad del campo de visión que se va
extendiendo en forma de líneas en zigzag que se desplazan hacia uno de los
lados. Existen a su vez distintos tipos de alteración de la visión:
Formas
negativas: El
campo visual se ve afectado en ciertos puntos.
Formas
positivas:
Aparecen imágenes falsas, con destellos o distorsiones.
Formas
complejas:
Alteran la visión, ya sea cambiando el color o el tamaño de los objetos del
campo visual.
Aura
sensitiva: Aparece
en un 60 por ciento de los casos. Consiste en una sensación de hormigueo que
aparece en los dedos de la mano y se extiende hacia los hombros y, en
ocasiones, hasta la boca y la lengua.
Aura del
lenguaje: Es
poco frecuente. La persona que sufre este tipo de aura presenta problemas para
articular palabras o para entender a otros.
Aura retiniana: Es muy
poco habitual. Sus síntomas son los mismos que los del aura visual, pero afecta
a un solo ojo.
Aura del
troncoencéfalo: Es
muy poco frecuente. Los síntomas aparecen en el tronco encefálico y son comunes
a los de las auras visual, sensitiva y del lenguaje.
Aura motora: Muy
poco frecuente. Produce una parálisis temporal de una parte o la totalidad del
cuerpo, aunque no suele durar más de un día.
3. Fase de dolor
Se
suele presentar como una molestia leve de cefalea que se va
incrementando en intensidad. Tiene una duración de entre cuatro y 72 horas,
aunque sólo una sexta parte de los pacientes la sufren durante más de 48
horas. El tipo de dolor y su zona afectada varía en cada paciente.
4. Fase de resolución o de “resaca”
(postdromos)
El dolor provocado por
la migraña va desapareciendo, aunque el 80 por ciento de los
afectados afirma encontrarse mal tras el episodio de dolor intenso. Su duración
es variable: desde pocas horas hasta varios días.
Prevención
Puesto
que no están claras cuáles son las causas concretas de una migraña, resulta
difícil determinar una forma de prevenirla. Sin embargo, se pueden seguir unas
recomendaciones relacionadas con algunos de los síntomas frecuentes de los
pacientes que sufren migraña, de forma que las probabilidades de que aparezca
sean más bajas:
Dieta: algunos
pacientes relacionan la ingesta de ciertos alimentos con un episodio de
migraña. Es por lo tanto importante saber con certeza cuál es el alimento
desencadenante y evitar sólo aquel que lo provoque. Entre los alimentos que
actúan como posible desencadenante se encuentran el alcohol, la comida china,
los ahumados, el chocolate, los frutos secos, los cítricos o la cafeína.
Ayunar se asocia igualmente con la aparición de migraña, por lo que es
importante comer varias veces a lo largo del día en horarios regulares.
Higiene del
sueño:
mantener unos hábitos de sueño saludables, descansando las suficientes horas y
con un horario constante, puede evitar un episodio de migraña.
Nivel de
hormonas:
especialmente indicado para las mujeres que sufren migraña durante los ciclos menstruales.
Las variaciones de estrógenos que pueden provocar, por ejemplo, los
anticonceptivos pueden empeorar los episodios de migraña.
Tipos
Existen
diversos tipos de migrañas: la migraña con aura está precedida de alteraciones
de visuales, como manchas negras en el campo visual o visión de puntos o líneas
luminosa. La migraña acompañada aparece con pérdida de fuerza en la mitad del
cuerpo o con alteraciones en el sistema nervioso central. Otro tipo de migraña,
sin cefalea, se caracteriza por vómitos, náuseas y abatimiento, sin que
aparezca dolor de cabeza. El 90 por ciento de los pacientes que sufren los tipos
de migraña más frecuentes, que son:
Cefalea de
tensión: es
un dolor leve o moderado. Puede estar provocado por el estrés, malas posturas,
fatiga o depresión.
Cefalea de
racimo: Es
más frecuente en mujeres. Se trata de un dolor en uno de los lados de la cabeza
que se extiende hasta llegar al ojo. Puede durar unos 15 minutos y a menudo
ocurre por la noche.
Migrañas o
jaquecas:
Constituye un conjunto de síntomas entre los que se encuentran, además del
dolor de cabeza, vómitos, náuseas, sensibilidad a la luz y al ruido. Las
migrañas son trastornos que tienen base hereditaria. El dolor suele localizarse
en una parte de la cabeza o en toda. Tiene un carácter pulsátil y se acompaña
de un malestar generalizado. Este dolor empeora normalmente con la actividad
física y mejora con el reposo. Afecta a 17 de cada 100 mujeres y a un 5 por
ciento de los hombres.
Migrañas crónicas
Son
aquellas que aparecen durante más de 15 días al mes. Son poco
frecuentes, ya que sólo aparecen en el dos por ciento de todos los casos de
migraña. Sus causas pueden ser diversas: herencia, uso frecuente de
analgésicos, malos hábitos higiénicos o dietéticos, ansiedad o depresión.
Afectan más a las mujeres.
Migrañas menstruales
Es la
migraña que aparece durante el inicio o fin del ciclo
menstrual. Suele comenzar a ocurrir en lamenarquia y
tiende a desaparecer con la menopausia. Se
relaciona con la caída de estrógenos que se produce antes de la menstruación.
Existen dos tipos:
Migraña
menstrual pura: La
migraña ocurre desde dos días antes del sangrado hasta dos días después,
pudiendo variar su duración. No se dan más episodios a lo largo del resto del
ciclo.
Migraña
relacionada: La
migraña ocurre de la misma manera que la menstrual pura, pero además aparecen
más episodios de dolor a lo largo del ciclo.
Diagnóstico
El
diagnóstico de la migraña es de difícil identificación, según
advierte la SEN. La media de tiempo en que se tarda en diagnosticar una migraña
es de 28,7 meses. Esto se debe a la baja frecuencia con la que las
personas afectadas acuden al médico en busca de un tratamiento, y a que la
mitad de las personas que padecen de migraña desconocen que la tienen.
De
forma general, se realizan las siguientes observaciones:
Duración: puede durar
de 4 a 72 horas.
Localización: puede estar
en un lado de la cabeza o ambos.
Cualidad: el dolor es
sordo o pulsátil.
Intensidad: moderada o
severa.
Influencia de
la actividad física.
Otros
síntomas:
nauseas, vómitos, fotofobia, fonofobia.
Tratamientos
Aunque
todas las migrañas están asociadas con el dolor, difieren en su severidad y su
frecuencia. Por ello es necesario crear un tratamiento a medida que
atienda las necesidades individuales de cada enfermo. La medicación intensa
es empleada para tratar cefaleas determinadas y deben usarse rápidamente en la
fase inicial. En ocasiones también son efectivas para la reducción de otros
síntomas del ataque, como las náuseas, los vómitos o la sensibilidad al ruido o
la luz. Las terapias preventivas son empleadas de forma diaria para prevenir
los ataques o reducir su frecuencia y severidad.
Dentro
de estas terapias se encuentran las farmacológicas y las no
farmacológicas, como las terapias físicas y de comportamiento. Por último,
los medicamentos de rescate se aplican cuando la medicación intensa falla.
Generalmente pueden administrase en casa, aunque algunas terapias más agresivas
que requieren inyecciones intramusculares o intravenosas se dan en el
consultorio médico o en el servicio de urgencias. Este tratamiento puede causar
somnolencia, lo que resulta adecuado para aliviar el dolor, aunque algunos
pacientes se quejan porque les impide continuar con sus actividades cotidianas.
Existen cinco agentes diferentes para el tratamiento individual de las
migrañas:
Analgésicos: aspirinas,
ibuprofeno, paracetamol o metamizol. No presentan altos índices de eficacia en
el tratamiento, por lo que sólo resultan efectivos en migrañas leves o
moderadas. Se deben evitar aquellos con barbitúricos, codeína y cafeína.
Antiinflamatorios: sólo están
indicados en episodios de leve o moderada intensidad y deben estar prescritos
por un profesional médico. Los antiinflamatorios con eficacia demostrada son
ácido acetilsalicílico, naproxeno sódico, ibuprofeno, dexketoprofeno y
diclofenaco.
Antieméticos: se usan
para crisis de migraña con náuseas y vómitos.
Ergotamina.
Triptanes: se
consideran los medicamentos más efectivos para las migrañas de intensidad moderada
o grave. Algunos tratamientos combinan varios agentes, pero su abuso puede
agudizar el problema en lugar de aliviarlo. Su consumo es prescrito por un
médico y deben tomarse al inicio del episodio de migraña. Algunos de ellos son
sumatriptán, zolmitriptán, naratriptán, rizatriptán, almotriptán, eletriptán o
frovatriptán, y cada uno tiene indicaciones específicas.
Existen
también varios medicamentos que pueden prevenir la aparición de una crisis de
migraña:
Betabloqueantes: para
migrañas sin aura, por hipertensión arterial o embarazo.
Neuromoduladores: para
migrañas con o sin aura, de epilepsia, crónicas o de sobrepeso.
Calcioantagonistas: para
migrañas con o sin aura en casos de intolerancia de betabloqueantes o
topiramato.
Antidepresivos: para migrañas
por depresión o cefaleas de tensión.
Antihipertensivos: para
migrañas por hipertensión arterial o por intolerancia a betabloqueantes.
Bótox: para migrañas crónicas. Se trata de un nuevo tratamiento preventivo que puede reducir a la mitad los días de
migraña y cefalea. Para que resulte eficaz, debe inyectarse al
menos en 31 puntos de la cabeza y el cuello con una técnica que sigue la
distribución de los nervios pericraneales.
Terapias alternativas
Existen
además varias terapias no farmacológicas que están siendo utilizadas con éxito
en el abordaje o prevención de las cefaleas.
Terapias alimentarias
La alimentación tiene
una relación importante con la aparición de cefaleas y migrañas. No sólo el
tipo de alimentos influye en este aspecto, sino también en los horarios en que
se producen las comidas. Así, por ejemplo, el ayuno es uno de los principales
motivos de migraña, por lo que se debe evitar prolongar el tiempo sin comer y
mantener un horario de comidas regulares.
Se debe
tener en cuenta también que no hay alimentos que desencadenen una migraña como
tal, pero si pueden favorecer a su aparición. Los alimentos que favorecen esta
aparición son los que contienen tiramina (quesos), nitratos (carne curada),
chocolate, conservantes y edulcorantes artificiales. Por otra parte, el alcohol
sí parece tener un efecto directo sobre la aparición de la migraña.
Existen
componentes de alimentos que, por otro lado, favorecen la no aparición de una
migraña:
Vitaminas: Especialmente
la riboflavina (B2), de la que se recomiendan consumir 400 miligramos diarios.
Magnesio: Se
recomienda una toma diaria de un mínimo de 500 miligramos.
Coenzima Q: Se
recomienda un mínimo de 150 miligramos al día.
Preparados
botánicos: Inhalación
de vapores, masajes con lavanda o anís, baños de eucalipto o hierbabuena, la
aplicación de compresas de hierbabuena o jengibre o
infusiones.
Terapias físicas
Acupuntura.
Masajes.
Medicina adyuvédica
(medicina india).
Medicina osteopática.
Medicina quiropráctica.
Qijong.
Tratamientos corporales.
Yoga.
Terapias mentales
Biofeedback: La terapia
de retroalimentación eléctrica monitoriza las sensaciones del cuerpo,
desde la temperatura hasta la tensión muscular. Conocida esta información, el
paciente intenta mejorar el control sobre la tensión muscular y la temperatura
con el fin de eliminar los síntomas asociados a las cefaleas y reducir la
frecuencia y severidad de los ataques.
Hipnoterapia.
Meditación.
Psicoterapia: Consiste
en aprender a controlar los pensamientos y reducir los de naturaleza negativa.
Esto permite que el enfermo controle el estrés y las situaciones en la que es
probable que se desencadene un ataque.
Otros
datos
Las migrañas en niños
Antes de la pubertad no hay diferencias entre la
cantidad de niños y niñas que padecen cefaleas, pero tras esta fase de la vida,
la migraña es mucho más común en las adolescentes. En algunas
ocasiones finalizan en la adolescencia, pero pueden volver cuando se alcanza la
edad adulta. Los niños más pequeños suelen sufrir migrañas en las dos partes de
la cabeza, mientras que los mayores suelen sentirlo en una parte sólo.
Afortunadamente los ataques son más cortos en los niños que en
los adultos. Los síntomas relacionados más comunes en los niños son la náusea y
los vómitos, la diarrea, un aumento de la necesidad de orinar, sudores, sed, e hinchazón.
Las "auras" visuales no
son tan comunes en los niños como en los adultos. Frecuentemente
los dolores de cabeza provocados por la migraña se atenúan en un año,
incluso sin tratamiento. Al igual que en los adultos, hay que identificar y
evitar los factores que provocan las crisis o las potencian. Los médicos suelen
recomendar mantener una hora fija para acostarse y para comer y evitar una
sobrecarga de actividades. Los tratamientos no farmacológicos, como la
biorretroalimentación o las técnicas de relajación se recomiendan especialmente
en los niños de esta edad, que suelen ser más receptivos a estas terapias que
los adultos. Si fuese necesario el tratamiento farmacológico, el médico
comenzará empleando un solo analgésico.
Las combinaciones de estos fármacos que se emplean
en los adultos se recetan en dosis menores. Dependiendo de la frecuencia,
duración e intensidad de los dolores de cabeza, y de la respuesta del niño al
analgésico, se puede recetar un plan de tratamiento farmacológico preventivo.
Consejos a tener en cuenta:
Mantener un
diario el que ha de escribirse lo siguiente:
La fecha y el
momento en el que comienza cada cefalea y su duración.
Cualquier
otro signo de migraña, tales como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz,
sonido u olores; o aura.
Cualquier
causa que pueda provocar un ataque.
En las
mujeres, el día de comienzo del periodo menstrual. Con toda esa información, un
médico podrá identificar el patrón de los dolores de cabeza y ajustar el
tratamiento.
Pedir a un
amigo o familiar que ayude a vigilar los síntomas de aviso de los dolores de
cabeza. Estos síntomas de advertencia pueden ocurrir en cualquier momento, bien
pocas horas, o pocos días antes de que el dolor de cabeza comience. Pueden ser
variados: sed; bostezos, fatiga, depresión, euforia, irritabilidad, mareos,
sensibilidad a las luces o sonidos, tortícolis, sentimiento de frío, mayor necesidad de
orinar, diarrea, estreñimiento, etcétera.
Tener siempre
consigo una dosis de los fármacos recetados por el médico y tomar
los medicamentos de la forma descrita por el médico.
Consumir sólo
los medicamentos prescritos por el médico. No utilizar dosis más altas de las
recomendadas. No dejar de tomarlos sin consultar antes con el médico. Algunos
fármacos hay que dejar de consumirlos gradualmente para evitar efectos
secundarios no deseados.
Si no se ha
podido tomar una dosis, hacerlo lo antes posible -excepto si es el momento
de la toma de la siguiente. En ese caso olvidar la anterior, ya que no se deben
doblar las cantidades recomendadas.
Después de
tomar un fármaco contra las migrañas, túmbese en la oscuridad, en una
habitación silenciosa hasta que el dolor comience a desaparecer.
Recuerde que
usted y su médico son socios en su cuidado. Es por su bien seguir los consejos
de su médico, y hacer todos los cambios en el estilo de vida que puedan ayudar
a controlar las cefaleas.
Historia
Los primeros datos sobre la migraña datan de la
antigüedad, apareciendo ya descripciones de sus síntomas en poemarios de más
allá del año 3.000 a.C. Posteriormente, Hipócrates también describió los
diferentes síntomas gracias a los conocimientos que obtuvo de la medicina
egipcia sobre el año 460 a.C.
Areteo de Capadocia fue quien realizó la definición
de la migraña más completa en el siglo II d.C., aunque por entonces se conocía
como “heterocránea”.
Las migrañas y la cultura popular
La migraña podría haber servido
como inspiración en algunos artistas y personajes célebres de la
historia. El pintor Vicent van Gogh podría haber basado
algunas de sus obras en las visiones que percibía en sus crisis de migrañas con
aura. También el escritor Lewis Caroll podría haberse visto
influenciado por estos episodios al escribir algunos capítulos de su famosa
obra Alicia en el País de las Maravillas.
Epidemiología
Según la SEN, existen más de 3,5 millones
de personas en España que padecen migraña, entre el 12 y el 13 por ciento
de toda la población. Para las mujeres, este índice es más alto, ya que
presentan migraña entre el 17 y 18 por ciento. De todos ellos, cerca de un
millón tienen dolor de cabeza durante más de 15 días al mes. El 80 por ciento
de los pacientes tiene menos de 30 años.
Su tratamiento cuenta con altos índices de
recuperación: según David Ezpeleta, Coordinador del Grupo de Estudio de
Cefaleas de la SEN, un 60 por ciento de los pacientes mejora siguiendo
correctamente el tratamiento para la migraña.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) además
lista la migraña como una de las 20 enfermedades más discapacitantes
que existen: algo menos de la mitad de las personas que la padecen, un 42,5
por ciento, la sufre en un grado moderado o elevado. Pese a ello, existe entre
un 20 y un 25 por ciento de personas con migraña que nunca ha consultado a un
profesional médico sobre sus dolencias, y cerca de un 50 por ciento de los
pacientes que lo hacen abandona el tratamiento tras las primeras sesiones.
Complicaciones
Una migraña puede derivar en casos excepcionales en
complicaciones que van más allá de los síntomas habituales:
Estado
migrañoso: Se
establece cuando la crisis de migraña dura más tiempo de lo habitual, más de 72
horas. Esto provoca síntomas como hormigueo en las manos, calambres musculares
o rigidez.
Aura
persistente sin infarto: Se da cuando el aura permanece más de una semana sin que haya
habido otra complicación, como un infarto cerebral.
Infarto
migrañoso: Aparecen
síntomas relacionados con la migraña tras haber sufrido una lesión isquémica
cerebral. Es un caso extremadamente excepcional.
Cefalea por
abuso de medicación.
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DIAGNÓSTICO DE LA MIGRAÑA
El diagnóstico, como en la mayoría de las
cefaleas primarias, se basa en los síntomas que presenta el paciente que acude
a la consulta. Como no existen procedimientos de imagen ni parámetros que
puedan verse en un análisis, sólo es necesaria una cuidadosa observación por
parte del profesional de atención primaria y la elaboración de una historia
clínica detallada.
La información que el paciente facilita al
médico acerca de sus cefaleas y su evolución, así como de los factores que la
mejoran o empeoran, pueden orientar el diagnóstico de la migraña.
Generalmente, no hace falta la consulta con
el neurólogo, salvo que el médico lo estime oportuno. Sí puede requerirse una
consulta en caso de que se sospeche de una cefalea secundaria a otro problema.
En algunos de estos casos, es posible que el médico o el neurólogo soliciten
una prueba de imagen.
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La información e imágenes publicadas en esta revista están extractadas de la Internet, principalmente de Google, EL COLOMBIANO, El Barquero de EJE 21, EL TIEMPO, EL ESPECTADOR, EL CAMPANARIO, LA BARCA DE CALDERÓN, EL OBSERVATORE ROMANO, de la página no censurada de JUAN GUERRA, CLARIN desde Argentina, EL UNIVERSO desde Ecuador, EL INFORMADOR desde Santa Marta, PORTAFOLIO, Juan Gossaín, DINERO, DIARIO DE AMÉRICA, PERIODISMO SIN FRONTERAS y demás prensa lo mismo que los correos que llegan vía email. Si hay algún error o queja, se pueden contactar con nosotros en: avizor2012@gamil.com. Además, los artículos y opiniones que se publican en cada edición, es de responsabilidad exclusiva de cada articulista y en ninguna forma comprometen el pensamiento editorial del Director de OJO AVIZOR. QUEREMOS PRECISAR QUE, NOSOTROS NO PLAGIAMOS Y LO ÚNICO QUE HACEMOS CON TODO RESPETO, ES REPRODUCIR LOS COMENTARIOS U ARTÍCULOS QUE POR SU INTERÉS RESALTADOS EN NUESTRA REVISTA, RECONOCIENDO QUIEN ES EL AUTOR DEL MISMO Y QUE AMERITE QUE SEAN RECONOCIDOS.