Las
Farc y el ron cubano
PUBLICADO EL TIEMPO
Salud
Hernández-Mora
Por mucho
que sus simpatizantes pretendan ocultarlo y la oposición quiera creer que no es
cierto, Venezuela es una dictadura disfrazada de algo parecido a una
democracia.
Nada sería mejor para Colombia
que el sátrapa abandone Miraflores. Pero si no lo echó el cáncer, menos lo
harán las elecciones. Para impedir que Chávez corone, Capriles tendría que
arrasar hoy porque si gana por poco, ya encontrará el golpista la manera de
repetir mandato robando votos.
Por mucho que sus simpatizantes
pretendan ocultarlo y la oposición quiera creer que no es cierto, Venezuela es
una dictadura disfrazada de algo parecido a una democracia. Lo único que
permite el bolivariano es que los ciudadanos voten cada vez que se le ocurre
proponer algo, para darle vida a la gran farsa. El resto lo tiene capturado con
su poder omnímodo que ejerce con total descaro. Incluso cuando perdió
-referendo, alcaldía de Caracas, etc.- logró por decreto lo que las urnas le
negaron y se quedó tan fresco.
Y no sólo es un déspota al mejor
estilo bananero, sino un vulgar politiquero. Nos quejamos porque en Colombia
compran votos con sancocho y bultos de cemento. Allá, Chávez los acostumbró tan
mal que ya no se venden por tan poco. Les regala electrodomésticos, puestos en
PVDSA y otras lindezas, y a su círculo cercano le permite atracar las arcas
públicas con desmedida codicia.
Durante los meses de campaña ha
abusado de los recursos estatales a extremos agobiantes para promover su
candidatura y transmitir el mensaje a los suyos de que su enfermedad no existe.
Leí en este periódico el viernes pasado que en su cierre de campaña abarrotó
decenas de avenidas de Caracas, pero se les olvidó relatar cómo logró la
supuesta hazaña. Dio el día libre a los funcionarios y con dineros públicos sus
bolivarianos de provincias contrataron incontables buses, compraron comida,
camisetas, gorras y banderas, a fin de engordar la marea roja. No sólo
cubrieron los gastos del traslado, sino que en unos casos dieron viáticos, y es
que el gobierno chavista necesita ser más generoso con sus afines,
acostumbrados a venderse caro, que, por ejemplo, las Farc con los campesinos
que llevan a los eventos de su Marcha Patriótica.
Y hablando de terroristas y del
proceso de paz, al gobierno, en contra de lo que cree Santos, le resultaría más
fácil negociar con la guerrilla si ganara Capriles que si sigue Chávez. No sólo
perderían las Farc su principal santuario, sino también el cubano.
Como es sabido, Hugo Rafael
entrega gratis petróleo a Cuba, del que los Castro exportan una tajada para
hacer caja. Sin ese y otros oxígenos, tales como los empleos que generan las
Misiones chavistas, el régimen no resistirá el oleaje democrático que llegará
en cuanto Fidel muera y su débil hermano sea incapaz de contenerlo.
Y si Cuba se sacude el comunismo
y a Venezuela la gobierna Capriles, ¿a dónde irían a tomar ron y mecerse en una
hamaca los negociadores guerrilleros y demás comandantes, si entre todos suman
cientos de órdenes de captura y no siempre podrán congelarlas? ¿A qué otra
dictadura? ¿A la hambrienta Corea del Norte?
Sentirían entonces la presión de
negociar, y les podrían apretar las tuercas los del Gobierno en lugar de ser
ellos quienes dicten las reglas.
Pero, bueno, eso es soñar
despierta porque Chávez seguirá atornillado a su poder perpetuo. Y como es el
dueño de una finca muy rica y le fascina dilapidar el dinero con amigos
extranjeros, en lugar de reprocharle su despótico mandato, la comunidad
internacional seguirá volteando la cabeza y tragando entero.
NOTA: Me alegra infinito que
Santos saliera excelente de su cirugía, pero no debe seguir esa absurda
vorágine laboral. Es mejor para el país que se recupere bien, máxime cuando no
hay repuesto en óptimas condiciones. Quizá aprendan en el futuro que el 'Vice'
no solo sirve para ganar elecciones.
Salud Hernández-Mora
@saludhernandezm
RESPUESTAS, SEÑOR
ALCALDE
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/R/respuestas_senor_alcalde/respuestas_senor_alcalde.asp?CodSeccion=219
Haciendo uso de mi derecho al desahogo, me permito hacerle
al señor Alcalde, como cabeza visible de las autoridades de la ciudad, el
siguiente cuestionario:
¿Sabe que hay conciertos diferentes a los de Madonna?
¿Se “deleita”, como nosotros en los barrios, con los conciertos de balas ofrecidos por los delincuentes cada noche? ¿Conoce el significado de la palabra “aterrador”? ¿Sabe que “aterrador” es sinónimo de horrible, pavoroso, espeluznante, terrorífico y espantoso? ¿Sabe cómo suena un concierto de balas? Como una disfonía de sinónimos.
¿Sabe que hay conciertos diferentes a los de Madonna?
¿Se “deleita”, como nosotros en los barrios, con los conciertos de balas ofrecidos por los delincuentes cada noche? ¿Conoce el significado de la palabra “aterrador”? ¿Sabe que “aterrador” es sinónimo de horrible, pavoroso, espeluznante, terrorífico y espantoso? ¿Sabe cómo suena un concierto de balas? Como una disfonía de sinónimos.
¿De verdad siente que la ciudad está bajo control? ¿En serio?
¿Le parece muy significativo el aumento de 3,7 a 3,9 en la calificación de seguridad según la última encuesta de Medellín Cómo Vamos ?
¿Cree usted que el Estado tiene la obligación, que no el deber, de garantizar la seguridad a los ciudadanos?
Además de recorrer las calles del centro custodiado por sus guardaespaldas, ¿qué otro deporte de alto riesgo practica? ¿Alguna visita a un barrio popular, solo, después de las nueve de la noche, por ejemplo?
¿Sabe cómo nos queda el corazón cuando nuestros hijos universitarios salen de casa a las cinco de la mañana a tomar el bus para llegar a clase de seis? ¿Encogido de miedo? ¡Correcto!
¿Reconoce la diferencia entre alcalde y relacionista público?
¿Conoce la nueva modalidad de atracar a los taxistas especialmente en los barrios altos? Una vez que se baja el pasajero, de la nada aparecen dos o tres atracadores, rodean el carro, miran el taxímetro y, revólver en mano, exigen al conductor la mitad de lo marcado.
¿Qué es impotencia? Estar comprando algo en la farmacia de su sector, coincidir con el extorsionista que va por la vacuna y no poder decir ni mu, porque es la voz o la vida. ¿Cree que así es posible el desarrollo y ejercer el derecho al trabajo?
Eso de: “Los tenemos identificados. Pertenecen al combo tal, que actúa en…, los estamos investigando y…” ¿ustedes se lo creen?
¿Sabe que hasta el pelo largo de las mujeres se lo están robando? Sé de varias que han sido víctimas del cartel de las tijeras. ¡Horror!
¿Cómo se les quita poder a los dueños de cuadras que siembran el terror y marcan fronteras invisibles, evidenciadas por muchos muertos inocentes?
La delincuencia no empezó el día de su posesión, pero aun conociendo la situación de la ciudad, se comprometió a hacer de “Medellín, un hogar para la vida”. Con la mano en el corazón, dígame: ¿Siente que en momentos como este, su eslogan es un monumento a la ironía?
Me dirá que los ciudadanos somos cobardes y que no denunciamos. Punto a su favor. Y que también ha habido aciertos, cierto, pero son opacados por la inseguridad, que nos llena de zozobra. ¿Hay programas sociales de largo aliento que auguren mejores vientos por venir?
Ahora, si usted considera que estas preguntas no tienen ninguna pertinencia, a la papelera con ellas. Y disculpe… Tal vez sea problema de simple percepción.
Lamento parecer la primera página de un periódico sensacionalista pero, ante la desesperanza de la inseguridad, la indiferencia no es una opción para este pecho.
Dime con quién andas, Venezuela
Por: Juan Gabriel Vásquez –
Publicsdo rn EL ESPECTADOR en Octubre 12-2012 Viernes
http://www.elespectador.com/opinion/columna-380754-dime-quien-andas-venezuela
Pocos días han pasado desde la victoria del comandante Hugo Chávez,
pero ya han sucedido varias cosas que nos permiten asomarnos a los próximos
seis años de la Revolución Bolivariana.
Me quedo con
dos: las efusivas felicitaciones de Mahmud Ahmadineyad y las declaraciones de
Chávez sobre su apoyo incondicional al régimen de Bashar al Asad en Siria. A
comienzos de la semana, Ahmadineyad (cuyo régimen mantiene más de 400
prisioneros de conciencia) llamó a Chávez “hermano”. Claro, no hace mucho que
Chávez llamó a Ahmadineyad (cuyo régimen ejecutó en 2011 a medio millar de
personas por crímenes que incluían el adulterio y la apostasía) “gladiador
antiimperialista”. Y el miércoles pasado, en uno de sus más inverosímiles
arranques retóricos, Chávez hizo lo único que le faltaba hacer para confirmar
su extraña noción de lealtad internacional: el elogio de Bashar al Asad. El
régimen asesino de Siria, como sabrán todos, lleva varios meses provocando la
condena unánime de la comunidad internacional. Bueno, unánime no: China y
Rusia, cuyas hojas de vida en materia de derechos humanos dejan mucho que
desear, se han apartado de la condena. Chávez los felicitó por ello.
Pero volvamos a las
declaraciones de esta semana, que no tienen desperdicio. Chávez se las arregló,
en pocos segundos, para decir muchas cosas que habremos de conservar en la
memoria. Que la culpa de la crisis siria la tenían —adivinen ustedes— los
Estados Unidos. Que a Al Asad había que apoyarlo porque el suyo era el
“gobierno legítimo de Siria”. Que en Siria se está siguiendo el mismo patrón
que se usó en Libia para derrocar a Gadafi. Sí, Gadafi: al que en otros tiempos
Chávez había elogiado, abrazado y vitoreado, tanto en Trípoli como en Caracas.
Ustedes recordarán seguramente a Chávez bajándose del avión presidencial en el
aeropuerto de Trípoli y exclamando: “¡Viva Gadafi!”. Mientras mi amigo Hisham
Matar buscaba a su padre, desaparecido en las cárceles sin fondo del régimen,
Chávez preguntaba a gritos de admiración dónde estaba el líder que hizo la
revolución cuando él tenía 13 años.
¿Qué otras cosas
dijo Chávez? Ah, sí: que los disidentes sirios son “terroristas”. La palabrita
se le va a desgastar de tanto usarla y en contextos tan distintos: el
presidente de Estados Unidos, el expresidente de los Estados Unidos, el
presidente de Colombia, el expresidente de Colombia, los manifestantes del 23
de enero, el Consejo Nacional de Transición de Libia, los carabobeños que piden
agua potable: todos han recibido ese mote que Chávez administra con la
facilidad con que regala petróleo a violadores de los derechos humanos. Visto
lo anterior, cabría preguntarse a quién no ha llamado terrorista. Respuesta: a
Ilich Ramírez, alias El Chacal. El Chacal es el autor de tres atentados con
carros bomba a periódicos parisinos en 1974. Es también el asesino a balazos de
dos policías desarmados y un civil en 1975. Es también el autor de cuatro
atentados con bomba perpetrados por el “Grupo Carlos” en Francia entre 1982 y
1983. En ellos murieron, en total, 11 personas. Pero a Ilich Ramírez, alias El
Chacal, Chávez no lo llamó terrorista: lo llamó “verdadero revolucionario” y
“continuador de la lucha de los pueblos”.
A ver qué cosas se le ocurrirá
decir en estos seis años.
CHÁVEZ: 20 AÑOS
EN EL
PODER
Por
JORGE G. CASTAÑEDA | Publicado el 13 de octubre de
2012
Hugo Chávez fue reelecto y, a menos de que algo
imprevisto suceda, se mantendrá hasta 2019, es decir, 20 años después de haber
tomado posesión por primera vez.
Será el mandatario electo con más tiempo en el poder en la historia moderna de América Latina (Porfirio Díaz no tuvo elecciones democráticas). Toda una hazaña.
Al menos hay tres factores que lo explican. El primero, obvio, es el petróleo: sin este recurso Chávez no habría podido financiar las políticas sociales que puso en práctica durante estos 14 años, y sobre todo a partir de mediados del 2002, favoreciendo a mucha gente castigada por años de despilfarro y corrupción en Venezuela.
Es difícil saber a ciencia cierta los datos pero se estima que desde 1999, el primer año de Chávez en el poder, hasta finales de 2011 ingresaron a Venezuela 840 mil millones de dólares por exportación de crudo. Mucho dinero para un país de menos de 30 millones de habitantes.
El segundo es el factor cubano: Chávez subsidia a los hermanos Castro y estos entregan a Chávez los ingredientes indispensables de su política social y de seguridad.
Sin los médicos cubanos, no habría misiones “barrios adentro”; sin los anillos de seguridad cubanos, Chávez no podría confiar en su propio aparato; y sin la inteligencia cubana no podría vigilar y neutralizar a sus propios militares.
La ecuación resultante es que: sin petróleo no hay política social ni cubanos; sin cubanos, no hay política social ni de seguridad e inteligencia; sin política social, seguridad e inteligencia, no se ganan cinco de seis elecciones.
El tercer factor es Chávez.
Es un político extraordinario en campaña, una máquina de obtención de votos y un genio para conectar con lo que, se podría llamar el “alma” del pueblo venezolano.
En una sociedad étnica, social, geográfica e ideológicamente fracturada por décadas de malos gobiernos, Chávez ha polarizado a la sociedad venezolana, pero ha unido a sus seguidores recurriendo a todos los estereotipos imaginables, desde el desprecio por el color de la piel, o el tamaño de la chequera de sus contrincantes, hasta sus insultos internacionales.
En el mundo, Chávez se está quedando solo: ya no lo acompañan los ultimados dictadores de Irak y de Libia, y probablemente tampoco el de Siria; y en una de esas su amigo Ahmadineyad también perderá su empleo.
Pero no está solo dentro de Venezuela, sus dotes de político en campaña perpetua, movilizando a las masas de sus seguidores, se mantienen intactas, a pesar de su salud.
Por su parte, la oposición encabezada por Henrique Capriles dio una gran batalla.
La libró en condiciones a la vez desventajosas e inevitables.
Desventajosas, porque todos sabemos cómo la totalidad de los recursos del Estado venezolano se pusieron al servicio de un candidato; sabemos que los medios de comunicación masiva se inclinaron a favor de Chávez; y sabemos que el aparato electoral estaba dispuesto a hacer lo necesario para que Chávez ganara si fuera el caso.
La oposición tuvo que lidiar con el escenario inimaginable de una derrota chavista.
Si los analistas apenas podíamos concebir una Venezuela sin Chávez, los votantes tampoco. Las preguntas eran muchas: ¿aceptaría Chávez una derrota? ¿Aceptaría el Ejército una derrota? ¿Aceptarían las milicias armadas una derrota? ¿Aceptarían los partidarios de Chávez en las calles una derrota?
A pesar de todo esto, la oposición no podía dejar de contender. No podía denunciar sistemáticamente la disparidad de la contienda sin desanimar a sus partidarios. No podía descalificar el proceso sin descalificarse a sí misma.
No tuvieron más remedio, la oposición y Capriles, que
contender, y poner la mejor cara ante una situación imposible en los hechos.
Abstenerse, como en el pasado, implicaba condenarse a la marginación; participar denunciando la inequidad de las reglas y de los recursos, equivalía a un suicidio electoral.
No había buenas salidas, y la menos mala fue la elegida por la oposición. Podrán cosechar en el futuro.
Abstenerse, como en el pasado, implicaba condenarse a la marginación; participar denunciando la inequidad de las reglas y de los recursos, equivalía a un suicidio electoral.
No había buenas salidas, y la menos mala fue la elegida por la oposición. Podrán cosechar en el futuro.
Bueno espero que hayan
sido interesante su contenido..
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