NÚMERO 314 ENERO 31 DE 2015 (SÁBADO)
Director
Bernardo A. Rendon Restrepo
bernal.rendon@hotmail.com
Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero
alhobo2011@hotmail.com
Galardonados con la
1ª entrega de los premios
ANTURO
ANTURO
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CUALQUIER
PARECIDO CON NUESTRA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA....?
Beria, nacido en marzo de 1899, Montealegre, en octubre de 1957.
Físicamente semejantes, Con misiones similares, aunque con métodos de ejecución
diferentes, pero ambos hacia el mismo objetivo, arrasar con quien ose pensar u
opinar diferente a lo dictaod por el régimen al cual sirve como perro faldero.
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EL SILENCIO DE GARDEAZABAL Y EL RESPALDO AL
VALOR CIVIL DE HERNAN PELAEZ. Otro detalle relevante en toda esta polémica es
el silencio del maestro Gardeazábal. Ni una palabra, ni un solo mensaje. Son
muchos los medios de comunicación que lo han buscado para entrevistarlo, pero nada. El Reverbero de Juan
Paz supo que hasta un canal internacional trató de hablar con él. Pero vean la
respuesta que soltó: – “Las palabras de Peláez, su seriedad, su credibilidad y confiabilidad
son suficientes. No tengo nada que decir”. Su columna diaria en ADN continúa
creciendo en lectores, aunque El Reverbero de Juan Paz conoció que hay un
proyecto grande en remojo. Pero esa será una noticia que reventará sola en
algunas semanas.
De todas maneras el rey de todo este paseo se llama Hernán Peláez. ¡Qué
tipazo y qué amigo! Pero sobre todo, la personalidad de llamar las cosas por su
nombre, sin amiguismos y sin compromisos por debajo de cuerda. Hasta leal con
Caracol Radio, pues les dijo que no se ve en otra cadena, por su lealtad con la
empresa. Como escribieron muchos lectores de El Reverbero de Juan Paz, “Hernán
es un ejemplo de dignidad profesional, de amigo incondicional y sobre todo, de
decencia personal”
RESPALDO AL VALOR CIVIL DE HERNAN PELAEZ. Tremendo revuelo por las notas
de esta columna sobre las declaraciones del exdirector de La Luciérnaga, Hernán
Peláez Los comentarios recibidos en el portal de El Reverbero de Juan Paz
reflejan el malestar de los oyentes con Caracol Radio, y en especial con La
Luciérnaga, por la forma como echaron a Gardeazábal de ese programa. Inclusive
muchos lectores sacan la cara por Gustavo Gómez, de quien afirman que las
directivas de Caracol “lo mandaron a la guerra”. Le cuestionan su “ética acomodada
a los intereses de sus amigos”. Y aunque se notó que Félix de Bedout quiso
defender a Gustavo Gómez “a morir”, Hernán fue tan claro que lo desarmó… De
todas maneras el desgaste de Caracol Radio y de La Luciérnaga es innegable.
Los otros comentarios se refieren a los detalles que narró Peláez sobre
la sacada de Gardeazábal y obviamente la impresión en todos los lectores de la
influencia del Gobierno en esta clase de decisiones en los medios de
comunicación. Hay muchos comentarios contra Ricardo Alarcón y Darío Arizmendi y
los españoles de Prisa. De Arizmendi dicen que es “un comerciante” del
periodismo. Y ni qué decir de la cantidad de críticas contra Daniel Coronell,
de quien dicen que “nunca lo desamparará la sombra de los narcos Justo Pastor
Perafán y César Villegas”. Les gustó la trilogía de apellidos Perafán,
Coronell, Villegas…
Se ve que la gente ha leído muy bien el
informe de El Colombiano sobre la compra de NTC. ¡Ahhh!, a la gente tampoco le
gustó que la W hubiera editado las referencias de Peláez a la supuesta relación
de Coronel con Perafán y Villegas y las frases sobre el presidente Santos.
Aunque El Reverbero de Juan Paz se ha limitado a la referencia periodística,
los lectores opinan otra cosa.
El Reverbero de Juan Paz
El Reverbero de Juan Paz
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“FARC Y SANTOS DESTRUIRÁN
LAS FUERZAS MILITARES”
Por
ello, la gran prensa se ha ensañado contra militares como el general Arias
Cabrales y el coronel Plazas Vega, que salvaron al país de caer en la dictadura
comunista que planeaba el M19 cuando asaltó el Palacio de Justicia a sangre y
fuego
Ricardo Puentes Melo
Por Ricardo Puentes Melo
En Colombia, al igual que
en varios países de Latinoamérica, el comunismo internacional se ha empeñado en
destrozar desde adentro a la única talanquera que puede ponerles freno a sus
intenciones: el ejército.
Habiendo tenido éxito en
varias naciones de la región, Colombia se conserva como reducto, como bastión
de la lucha por la democracia, que es la misma lucha anticomunista.
En esa búsqueda de destruir
al Ejército, el comunismo internacional descubrió que puede exterminarlo más
fácilmente en un área que no es el campo de combate. ¿Dónde..? En los
tribunales… en lo que hemos dado en llamar: “Guerra jurídica asimétrica..”,
una guerra que cuenta con la bendición del actual presidente de Colombia, Juan
Manuel Santos y su fiscal de bolsillo, Eduardo Montealegre.
¿Cuándo comenzó esta
tendencia?
Primero haré una breve
reseña histórica de cómo llegamos a este punto. Y luego consideraremos un caso
emblemático de esta guerra contra nuestro ejército: El caso del Palacio de
Justicia.
Recordemos que durante el
siglo XIX, la guerra se convirtió en una aventura de la clase alta, que buscaba
afianzarse con el control político de las regiones. Las clases inferiores veían
en el servicio militar un peldaño para subir de escala social, y este natural
deseo era bien aprovechado por los dirigentes políticos que arrastraron tras de
sus luchas militares a campesinos y demás descastados ansiosos por salir del
anonimato y la pobreza.
Por eso, cuando los rebeldes ganan la guerra
contra el ejército legitimista, no hay una diferenciación clara entre lo civil
y lo militar. Los “civilistas” reclamaban su derecho a gobernar, y los
“militaristas” hacían lo propio recordando que habían sido ellos quienes, con
sus armas, habían ganado la independencia de España. La situación provocó no
pocas tensiones y resquemores. Esto sumó aditamentos para las guerras civiles
que se libraron después de la Independencia y que se prolongaron hasta
comienzos del siglo XX, Las tensiones y enfrentamientos entre “civilistas” y
“militaristas” también se produjeron en el interior de los partidos políticos
trayendo como consecuencia que los civilistas se reagruparan para hacerse al
control de las leyes y frenar las pretensiones de los militares en este sentido.
Guerrilla liberal de
Zipaquirá durante la Guerra de los Mil días
Si antes de la Guerra
de los Mil Días no había honor ni mística militar entre nuestros hombres de
guerra –a excepción de casos extraños-, durante ese lamentable episodio de
nuestra historia esos conceptos fueron olvidados totalmente corrompiendo los
valores ciudadanos de la naciente República.
La Guerra de los Mil
Días se destacó por la sevicia, la crueldad y el menosprecio absoluto por la
vida. Los valores de la élite se trastocaron totalmente y los adelantos
militares fueron utilizados para cometer las masacres más bárbaras que hasta
entonces se habían conocido. Entraron al juego la ametralladora y el rifleMauser.
Si antes la clase
alta consideraba la guerra como una oportunidad donde podrían desplegar honor,
ahora, a comienzos del siglo XX, solamente era una ocasión de la clase política
para exterminar a los contradictores. La clase alta, que en adelante se
convertiría en la “clase política”, además de gastar fortunas del fisco en
comprar armas, se hicieron a los medios de comunicación para usarlos como
propaganda para su causa.
Por supuesto, otras
facciones también fundaron periódicos desde donde criticaron el excesivo gasto
militar. En las provincias, las armas proporcionaban el control de la región,
mientras que desde Bogotá se intentaba controlar al país sin necesidad del uso
bélico.
Fue el general Rafael
Reyes, (presidente de Colombia entre 1904-1909), quien atisbó la necesidad
imperiosa de reglamentar la milicia. Decidió profesionalizar las Fuerzas
Militares y decidió traer desde Chile una misión de asesores expertos en la
materia y, a su vez, formados por el ejército alemán a finales de 1890. Fundó
la Escuela de Cadetes, reorganizó el cuerpo de Cadetes, obligó a los oficiales
a que tomaran cursos de profesionalismo y organizó batallones de infantería,
creando unidades de caballería y artillería.
Medardo Perilla Vaca,
médico del ejército conservador muerto en la batalla de Gramalote durante la
Guerra de los Mil Días
Para Reyes era
sagrado el pago a los militares. Incluso, por encima de otros servidores
públicos, como policías y maestros.
Los “civilistas” se
asustaron del éxito del general Reyes en lograr un progreso nunca antes visto
en Colombia, y obligaron a que la Misión Chilena renunciara acusando a Reyes de
estar nombrando a sus amigos en altos mandos militares, despreciando
prometedores alumnos de la Escuela de Cadetes. La clase política logró vencer a
Reyes haciéndoles creer a los colombianos, mediante la prensa en su poder, que
los militares eran un grave peligro para el país.
Por ello, desde 1909
y hasta los años cuarentas, el ejército no gozó de popularidad ni favor de los
gobiernos. Los militares eran vistos con recelo y cierto temor. Si bien antes
los propietarios acudían al ejército para solucionar sus diferencias, después
de la salida de Reyes de la presidencia, ellos recurrieron a la Iglesia
Católica para esos menesteres. Así, los cuarteles importantes solo
permanecieron en ciudades secundarias para la época, como Cali y Barranquilla,
donde la Iglesia no podía garantizar la seguridad.
General Rafael Reyes
Después de Reyes, los
siguientes gobiernos redujeron el gasto militar y obligaron a que el
reclutamiento fuera nacional; esto, para impedir que los militares
permanecieran en sus regiones y pudieran ser utilizados por los gamonales
regionales para sus propósitos.
Desde esa época se
llenó a los militares con promesas de pagos justos, viviendas dignas y
condiciones favorables. Pero, como hasta hoy, siempre se les incumplieron
dichas promesas.
Durante esos años,
también, los ascensos no dependieron del presidente de turno. Esto para evitar
cualquier alianza peligrosa que los perpetuara en el poder. El ejército fue
desprestigiado por la gran prensa, que era liberal, y desde entonces las
Fuerzas Militares recibieron apoyo solamente del Partido Conservador. Aunque esto
afectó negativamente al conservatismo, de quien la prensa decía que buscaba la
alianza de los militares para ganar el poder por la fuerza –algo falso- el
Partido Conservador no quitó su apoyo a la institución y defendió desde sus
puestos de control las partidas presupuestales para salarios, uniformes y
capacitación.
Con lentitud, el
ejército fue tomando vida propia. Definió sus jerarquías y reglamentó sus
propios mecanismos para ascensos. Se profesionalizó el cuerpo y, como ya poco
participaban en política, los civiles les fueron perdiendo el temor.
Los oficiales se
dieron cuenta de que si no opinaban no tendrían problemas con nadie. Pronto se
aislaron del interés por la agitada vida civil y electoral.
Entre 1911 y 1920,
nuestro ejército apenas tenía 6.000 hombres distribuidos en tres Divisiones
(Bogotá, Barranquilla y Cali), con dos Brigadas de infantería y unidades de
caballería y artillería en cada División. En 1927, Colombia tenía el ejército
más reducido y un presupuesto militar que era el más bajo –proporcional a su
población- en toda América del Sur.
Aunque entre la clase
política colombiana se veía con temor el belicismo de Venezuela y Ecuador, los
problemas internos de esos países hicieron que se sintiera cómoda y relajada, y
que no viera la necesidad de proteger las fronteras. Los dirigentes políticos
confiaban en que la diplomacia resolvería cualquier situación de guerra con
esos países, en caso de que ésta se presentara.
Colombia gozó de
suerte en esos años ya que, efectivamente, no hubo necesidad de numerosas
tropas para sortear algunos eventos internos como la rebelión indígena de
Quintín Lame y una banda venezolana que intoxicaba indios en la Guajira para
convertirlos en especies de “zombis” que eran llevados a trabajar como esclavos
en las haciendas de Venezuela.
El propósito de la
clase política era destruir anímicamente al ejército, cosa que se logró
relativamente fácil. La moral del ejército entró en picada y los años dorados
de la época de Reyes pronto se olvidaron. En 1924, para darles una idea,
nuestra caballería tenía 300 hombres, 50 caballos y 70 sillas para montar. Una
vergüenza de ejército. No había profesionalismo ni calidad en el ejército de
esos años.
Por ello en ese mismo
año, 1924, un grupo de jóvenes oficiales se quejó por la disparidad de los
militares con otros servidores públicos; protestaron por las promesas
incumplidas y la indiferencia de los civiles ante la situación de las Fuerzas
Militares.
Este inicio de Golpe
de Estado fue resuelto fácilmente: se enviaron a los oficiales a sitios
inaccesibles y se introdujeron unas reformas muy pequeñas en la seguridad
social de los militares.
Para esa época,
Colombia entraba en una crisis financiera. Los precios internacionales del café
cayeron y las predicciones de una falsa bonanzas petrolera hicieron que la
clase dirigente se confiara, y que el Partido Conservador se viera amenazado
por el resurgimiento de las antiguas rivalidades.
Los dirigentes
políticos de ambos partidos se lanzaron como rapiña para obtener el
control en las administraciones departamentales y en zonas donde se planeaban
invertir préstamos multimillonarios internacionales, todos basados en la
creencia de que habría una superproducción petrolera igual a la venezolana,
Como no hubo tal
bonanza petrolera, el Congreso se lavó las manos e inició un debate al gobierno
conservador de Abadía Méndez. Éste, en cambio de actuar con inteligencia,
comenzó a repartir la construcción de obras civiles entre contradictores y
seguidores, con el ánimo de ganar adeptos.
Jorge Eliécer Gaitán. El Partido
Conservador, ya dividido y desmoralizado por la traición de Abadía, terminó de
ser golpeado debido al
Jorge
Eliécer Gaitán
debate que Jorge
Eliécer Gaitán dirigió contra el gobierno a causa de la represión
militar de una huelga de empleados bananeros de la United Fruit. El comunismo
internacional ya pisaba fuerte en Colombia.
Era el año 1928 y el
ejército comenzaba a recuperar la influencia política que había perdido desde
la caída de Reyes.
El general Ignacio
Rengifo, también abogado, era el Ministro de Guerra de Abadía Méndez, y
comenzaba a ganar prestigio debido a sus fuertes convicciones en contra del
comunismo que empezaba a apoderarse de sindicatos y asociaciones de campesinos
e indígenas en el país.
Aprovechándose de la
recesión mundial de los años veinte, los comunistas aglutinados en el Partido
Revolucionario Socialista empezaba a generar simpatías entre la población con
los discursos de los líderes de ese movimiento que prometían salida de la
crisis exagerando dramáticamente la responsabilidad del Partido Conservador en
ella, y la ineficacia del Partido Liberal para conglomerar el descontento
popular.
General Ignacio Rengifo
El general Rengifo
era consciente de los planes de los bolcheviques para desestabilizar la región
y apoderarse de Colombia debido a su privilegiada y estratégica posición
geopolítica. Rengifo alertó por todos los medios sobre el peligro que se cernía
sobre el país, debido a una ola violencia que estaba planeando la Internacional
Comunista, pero las élites no creyeron en sus avisos.
Por el contrario, la
clase política dirigente acusó al general Rengifo de buscar poder político con
sus pretensiones de aumentar el número de efectivos del ejército. Aprovecharon
las noticias de los refugiados venezolanos sobre los desmanes de José Vicente
Gómez, militar y político de Venezuela a quien señalaban como tirano.
Como el general
Rengifo gozaba de apoyo popular, el comunismo se alió con la prensa liberal y
entre ambos lanzaron una campaña de desprestigio en contra suya. Campaña que
llegó a su punto más alto en una trampa que le montaron: la huelga bananera de
los empleados de la United Fruit, cuyo desacertado manejo ocasionó la muerte de
siete empleados a manos del ejército. Este hecho fue aprovechado por el
comunismo y sus aliados en la prensa, de tal manera que publicaron que la
cantidad de muertos había ascendido a más de 1.000. Hasta hoy en día a ese
desafortunado episodio se le conoce como “La Masacre de las bananeras” y ha
sido sobredimensionado por el amigo de Fidel Castro, Gabriel García Márquez, en
sus relatos. La huelga había sido manipulada por los comunistas, que lograron
mediante violentas acciones de los trabajadores la reacción del ejército. El
comunismo logró lo que buscaba. Y eso sería un simple ensayo para la violencia
que desataría años más tarde al asesinar al líder Jorge Eliécer Gaitán.
Casi al igual que
hoy, la opinión pública de esa época era fácilmente engañada, así que los siete
muertos fueron convertidos por El Tiempo y El Espectador en una
espantosa masacre del ejército contra humildes y desarmados trabajadores. Para
colmo de males, un grupo de estudiantes pertenecientes a la clase dirigente, en
solidaridad con lo que creían que de verdad había sido una masacre, y buscando
réditos políticos, se lanzan a las calles bogotanas a protestar. Entre ellos
está Gonzalo Bravo Pérez, estudiante universitario hijo de un
acaudalado empresario pastuso que era, además, amigo personal del presidente
Abadía.
Gonzalo Bravo Pérez
La manifestación se salió
de control y la policía disparó contra los estudiantes, matando al estudiante
Bravo Pérez, cuya muerte es usada hasta hoy día por los comunistas como símbolo
del martirologio estudiantil.
Debido a que el estudiante
pertenecía a la élite, organizaron en el Gun Club el ultimátum al presidente
Abadía, quien estaba aterrado porque un movimiento similar había derrocado al
general Reyes, así que retiró a la policía de la calles de Bogotá ordenando el
acuartelamiento del ejército.
Los miembros del Gun Club,
manejados como títeres por el comunismo internacional, le exigieron a Abadía el
retiro inmediato del enemigo número uno de los intereses bolcheviques: el
General Rengifo.
Rengifo, también acosado
por Jorge Eliécer Gaitán quien buscando también réditos políticos cometió el
error de acusar infamemente al general por una masacre inexistente de miles,
fue destituido fulminantemente, dejando de ser un contrincante fuerte en las
elecciones que se avecinaban. El Ministerio de Guerra pasó a manos de un civil,
otro títere del comunismo que aprovechó para reducir el presupuesto de la
defensa y el gasto militar a su más mínima expresión.
Alfonso López Pumarejo,
Enrique Olaya Herrera y Eduardo Santos
Olaya Herrera,
instrumento contra el Ejército. En diciembre 13 de 1929 se reunieron en las
oficinas de El Tiempo, ilustres miembros de la masonería y devotos
del socialismo. Estaban Eduardo Santos, Gabriel Turbay, Francisco José Chaux,
Roberto Botero Saldarriaga, Luis Cano, Luis E. Nieto Caballero. Turbay representaba
a un grupo de académicos de la Universidad Externado que desde las aulas del
claustro habían divulgado un manifiesto de adhesión al Partido Comunista,
ideología que ya tenía bastantes adeptos en el Partido Liberal. En esa reunión
escogieron a Olaya como su candidato.
Las condiciones
estaban dadas para que el Partido Liberal, con el apoyo de los comunistas,
llegara al poder. Al otro día, el 14 de diciembre de 1929, El Tiempo le impone
a los colombianos el nombre de Olaya Herrera.
Así es que fue
posible que Enrique Olaya Herrera llegara al poder, en 1930, apoyado por los
movimientos comunistas que, seguros ya del triunfo de Olaya, salieron del
anonimato y fundaron el Partido Comunista Colombiano el julio 17 de 1930, a
escasas dos semanas de que Olaya se posesionara. La alianza del Partido
Comunista con el Partido Liberal, ya infectado por el bolcheviquismo y animado
por las ideas de Haya de la Torre, lograron subir al poder a Enrique Olaya
Herrera terminando más de 40 años de hegemonía conservadora. Pero esta alianza
desencadenaría la mayor de todas las violencias vividas hasta entonces en
Colombia.
Asustado por el
inesperado ataque de Perú, Olaya nombró como ministro al hijo del general Uribe
Uribe, quien de inmediato armó el ejército comprando aviones y armamento a
Alemania, país que colaboró además con los pilotos de guerra. El conflicto se
ganó gracias a la acción de los bombardeos. Inexplicablemente, Olaya no
permitió que la Fuerza Aérea colombiana, superior en todo sentido a la peruana,
bombardeara las bases militares de Iquito.
Bueno.. no es tan
inexplicable….
La guerra hizo que
los colombianos nuevamente amaran y se unificaran en torno a su ejército. Los
cuarteles se vieron sobresaturados con voluntarios que deseaban ingresar a las
fuerzas militares. Las familias ofrecían voluntariamente sus joyas para que su
venta fuera destinada a dotar al ejército.
López Pumarejo,
delegado presidencial, y quien sería el próximo presidente, a pesar de estarse
ganando la guerra, fue hasta Perú para negociar la paz. Los conservadores
vieron en esto gesto un acto de debilidad y protestaron por la asistencia del
gobierno colombiano a Rio de Janeiro a firmar un acuerdo con Perú que era
lesivo para la nación, Con más de 200 aviones bimotores y trimotores, aviones
de bombardeo y caza, aeródromos, comunicaciones inalámbricas, el conflicto se
ganaría en menos de un mes… pero el gobierno prefirió hace un acuerdo
diplomático con Perú.
Efectivamente, el
acuerdo de fronteras fue lesivo para Colombia. El Acuerdo de Rio revisó parcial
y superficialmente los términos fronterizos demarcados y rápidamente se
ratificó el Tratado Lozano-Salomón. Y el gobierno Olaya canceló el tema. Se
sacrificó el interés nacional en aras de una paz diplomática.
Tropas colombianas
bombardean posiciones peruanas en la Guerra entre
Colombia y Perú
El gobierno de Olaya
Herrera fue continuado por otro masón comunista que militaba en el Partido
Liberal: Alfonso López Pumarejo, gracias a un fraude electoral orquestado por
el partido Liberal y los comunistas unidos en lo que Olaya llamó “Concentración
Nacional”, un gobierno de unidad apoyado por algunos conservadores que
traicionaron a su partido ordenando abstención total, lo cual permitiría la
llegada al poder de López.
Para apoyar a Olaya, el
comunismo le había exigido varias cosas que se resumirían en una: apabullar aún
más al ejército. De 8.000 soldados que había en 1929, meses después de su
posesión Olaya había reducido la tropa al número ridículo de 4.500
efectivos. Lo equipó con rifles y pistolas obsoletas, armamento que el
presidente sacó de almacenes donde las tenían desde 1918. Las municiones las
hacían en Bogotá muy rudimentariamente. Muchas unidades militares carecían
hasta de cocina de campo. Lo más lamentable, más de tres cuartas partes de los
soldados eran totalmente analfabetas.
Olaya aprovechó e introdujo
hombres de filiación liberal socialista al ejército. Llamó a calificar
servicios a varios generales veteranos, y ascendió rápidamente a sus hombres
“infiltrados” allí con las instrucciones de que estos, a su vez, apoyaran
también la entrada de nuevos oficiales de ideología liberal socialista a las
Fuerzas Armadas.
De aquí en adelante, el
comunismo siempre ha estado ligado al poder en Colombia, con algunas rarísimas
excepciones.
Durante la segunda
presidencia de López Pumarejo, renuncia y asume Alberto Lleras Camargo. El partido
liberal se divide para las nuevas elecciones con dos candidatos liberales
fuertes: Gabriel Turbay, enemigo del ejército, de quien hablamos ya, y Jorge
Eliécer Gaitán. Debido a esta división, el Partido Conservador gana de nuevo la
presidencia, en manos de Mariano Ospina Pérez.
Fidel Castro, Enrique
Ovares (presidente de la federación universitaria de estudiantes cubanos) y
jorge Menvielle estudiante mexicano comunista, cumpliendo su labor en lo que se
conoció como El Bogotazo
Y llega
1948. Gaitán, ansioso de ser presidente, y con amplio respaldo popular, había
hecho alianzas con el partido comunista. La idea era sabotear la IX Conferencia
Panamericana para que el pueblo se aglutinara alrededor del candidato Gaitán y
se allanara sin dificultades su camino a la presidencia.
Cuando
Gaitán descubrió que las intenciones del comunismo eran generar caos y muerte
en Bogotá, quiso hacerse a un lado. Les dijo que no participaría en esa
hecatombe. Pero era demasiado tarde para retirarse.
El
partido Comunista vio una oportunidad única. Podría generar una violencia aún
más sangrienta cumpliendo un doble propósito: el saboteo a la IX Conferencia
panamericana, y el ajusticiamiento de Jorge Elíecer Gaitán, quien los había
traicionado.
Para
ello, Fidel Castro viaja a Colombia. Es el encargado de desatar el
derramamiento de sangre que desde entonces sufrimos.
Para no
alargarnos más en la triste historia de Colombia, avancemos varias décadas y
ubiquémonos en otro momento durísimo para Colombia, ese que produjo la
Constitución de 1991.
Antes
de 1991, como lo dijimos, el comunismo aliado con el Partido Liberal había
colocado varios presidentes afines a los ideales bolcheviques. Y también ya
tenían algunos altos oficiales en las Fuerzas Militares.
Siendo
presidente el conservador Guillermo León Valencia, le correspondió combatir a
las nacientes FARC, ya comandadas por Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo,
un matón a sueldo del comunismo encargado de organizar la banda terrorista. A
punto de ser exterminados, los guerrilleros contaron con los buenos oficios de
un general procomunista que los salvó avisándoles del bombardeo que los
acabaría.
Alfonso
López Michelsen y Fidel Castro, una amistad que llenó de sangre a Colombia
Después
de eso, las guerrillas gozaron de los afectos y apoyos de casi todos los
presidentes hasta esta época. Carlos Lleras Restrepo, amigo de las FARC; Misael
Pastrana Borrero con amigos de las FARC y el ELN, Alfonso López Michelsen del
ELN. Luego llega Turbay Ayala quien combatió la subversión pero se postró por
intereses monetarios empezando a regalar indultos.
Luego
viene Belisario Betancur, socialista bajo el disfraz de conservador, quien
indultó y amnistió a todos los guerrilleros de todas las bandas. Gracias a él
salieron de las cárceles todos los bandidos y los campos se llenaron nuevamente
de violencia. Fue durante su gobierno que sucedió el asalto al palacio de
Justicia.
Poco
después llega al poder Virgilio Barco, un hombre que combatió a los bandidos
pero que, debido a su mal de Alzhaimer, estuvo incapacitado para gobernar, cosa
que aprovecharon sus consejeros, aliados del comunismo, para empezar a cocinar
la idea de una nueva Constitución que permitiera el entronizamiento definitivo
del comunismo en Colombia.
Aparece
después César Gaviria. Y es él el encargado de convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente acomodada a la banda terrorista del M-19, la misma que asaltara
el Palacio de Justicia y que fuera indultada por Belisario y Gaviria.
Enrique Santos, de
los fundadores del M-19, hermano de Juan Manuel Santos, y su gran amigo, el
terrorista Tirofijo
Foro de
Sao Paulo. Todo esto coincide con un evento de suma importancia. Yo no guardo
ninguna duda. Lo que sucede en Venezuela hoy, lo que está sucediendo en
Colombia, tiene un sello inconfundible: Foro de Sao Paulo. Muchos han escuchado
de esta organización, pero pocos saben acerca de su real peligrosidad.
El Foro
de Sao Paulo es creado en 1990 por Fidel Castro, con el propósito de ser un
aparato unificador del comunismo en toda la América Latina. Su intención fue
dar nuevo aliento al régimen comunista de Cuba tras la caída del muro de Berlín
y el descenso en picada de la Unión Soviética. La idea, en 1990, era tomar
inicialmente el control de dos países poderosos de Latinoamérica: Brasil y
Venezuela, para desde allí financiar la rendición del resto de América latina a
los pies del castrocomunismo.
Siendo
el Foro de Sao Paulo una organización decisiva, necesita dentro de cada país el
apoyo resuelto de organizaciones no gubernamentales que son las que brindan el
músculo político, y que a su vez son apoyadas por organizaciones
internacionales con apariencia de legalidad. Son miles y miles de estas
organizaciones con los más variados fines en su superficie: feministas,
ambientalistas, colectivos de abogados, defensores de Derechos Humanos,
homosexuales, indigenistas, activistas de todo tipo. Junto a estas ONG, están
los medios de comunicación que se movilizan en masa para defender los intereses
de estas organizaciones y, por ende, del Foro de Sao Paulo.
Todo
esto logra amplio apoyo popular ya que el castrocomunismo tiene un control
mucho más importante que todos los mencionados.. un control cuya existencia
pocos reconocen: La ideología.
El
castrocomunismo se encuentra por toda nuestra América Latina, infiltrado en
universidades, colegios, gremios de artistas e intelectuales, academias.. Desde
allí han controlado la ideología que guía todos sus fines perversos, implantan
las premisas filosóficas del indigenismo, la etnicidad, con la idea torcida de
que el hombre está definido por su raza, por su línea sanguínea, en vez de
estarlo por la capacidad de razonar. La etnicidad y el indigenismo han sido
utilizados para fragmentar las naciones donde quiera que tienen la mala suerte
de tener miembros del Foro de Sao Paulo.. es decir, TODA América Latina.
Colombia,
por ejemplo, basó su Constitución de 1991 (ideada y llevada a cabo por el
terrorismo del M19 conducido de la mano por Castro, proyecto concretado por
César Gaviria Trujillo.) en estas premisas excluyentes, con el fin de crear
zonas, regiones donde el comunismo pueda actuar libremente, burlando la
soberanía de las naciones. De allí salen las Zonas de reserva Campesina y los
territorios autónomos de las negritudes.
La
ideología castrista es la confluencia de la izquierda y los grupos terroristas
de toda Iberoamérica. Esa ideología es una mescolanza de indigenismo, teología
de la liberación, defensa medioambiental. Pero todos tienen en común la defensa
de la Cuba castrista.
Los
miembros del Foro de Sao Paulo reciben orden de realizar manifestaciones,
marchas patrióticas, ejercer presión política internacional, y enviar ayuda
financiera al régimen de Castro. Quienes llegan a acceder a órganos de poder en
sus respectivos países, también cumplen con esta religiosa obligación. La
financiación del Foro de Sao Paulo, para el caso de Colombia, viene del
narcotráfico. Ahí tenemos el cartel de las FARC
César Gaviria con sus
amigos de las FARC. También están allí Jaime Uribe, Manuel Marulanda, Alfonso
López M., Jacobo Arenas, Jaime Castro, Noemi Sanin, Pedro Gòmez, Padre Rafael
García Herreros
Miremos
cómo empezó a suceder esto.
Cuando
se desmorona la Unión Soviética, y se termina el financiamiento de la
Internacional Socialista, los funcionarios cubanos de Castro advirtieron a los
miembros del Foro de Sao Paulo que debían adoptar “el modelo del M-19”. Es
decir, asegurar su autogestión por medio del narcotráfico. De ahí el afán de legalizar
las drogas.. de ahí el afán de legalizar a los narcotraficantes de las FARC..
de ahí el afán por destruir el ejército y beneficiar las zonas de reserva
campesina, corredores de movilidad y narcotráfico de estos bandidos.
Sabiendo
que el Partido Comunista Cubano impulsó la fundación del Foro de Sao Paulo,
después de que el comunismo soviético se desintegró, los grupillos y ong
comunistas vieron peligrar su supervivencia financiera. En 1990 el Partido de
los Trabajadores de Brasil hace la Primera Conferencia, y allí participan 40
organizaciones y partidos de 13 países de Iberoamérica y el Caribe. Su fin:
discutir cómo revisar la estrategia comunista revolucionaria en medio de la
crisis del socialismo en todo el mundo.
Hoy
también utilizan la minería ilegal, con ganancias astronómicas, para financiar
el terrorismo y la ideología en los países de Iberoamérica.
Al
principio, el Foro de Sao Paulo era algo así como un Frente Político encargado
de proponer acciones. Pero en poco tiempo Castro consolidó el FORO como una
estructura de mando bien centralizada, encabezada por los más peligrosos grupos
terroristas de América Latina, con el propósito de reconstruir la caduca
Internacional Socialista en este hemisferio, bajo la dirección de Cuba. Y esto no
lo digo yo.. fue planteado el Congreso Intercontinental en enero de 1996.
Antes,
en 1991 se elaboraron los estatutos y se eligieron los directivos. Miren bien:
Partido Comunista de Cuba, Partido de los Trabajadores (Brasil), Frente
Farabundo Martí de Liberación Nacional (EL Salvador), Movimiento Bolivia Libre,
Partido de la Revolución Democrática de México. Los Tupamaros de Uruguay. En
1992 entraron a las directivas la Unión Revolucionaria Nacional de Guatemala,
un grupo de terroristas que siguen las ideas de Sendero Luminoso.
Ya en
1995 a la dirección del Foro se sumaron los grupos narcoterroristas de
Colombia: FARC, ELN y M-19, aparentemente desmovilizado), el Partido Laborista
de Dominica, el Partido Revolucionario Democrático de Panamá, y otros.
Foro de Sao Paulo
reunido en abril de 2013 en Bogotá. Allí asistieron Iván Cepeda, Navas Talero,
Dussan, Clara López, Carlos Romero, delegados de Jorge Enrique Robledo, etc.,
para planear las acciones desestabilizadores de la marcha a favor de las FARC
La agenda común del
terrorista Foro de Sao Paulo: El Foro de Sao Paulo tiene una agenda común
para la toma del poder. Una agenda que ayudó a diseñar Ignacio Lulla da Silva,
tan admirado por Henrique Capriles. La agenda consiste en:
Trabajar por la
Soberanía Limitada.
En diciembre de 1992, Human Rights Watch reveló un proyecto que venían
trabajando. Se llamaba “Redefiniendo la soberanía”, que dice que la
soberanía “no debe ser un escudo detrás del cual los gobiernos o grupos
armados” se puedan esconder. Argumenta ese proyecto que la soberanía debe tomar
el asiento de atrás en “la acción hemisférica colectiva”, en “el monitoreo de
las elecciones”, en la “resolución de conflictos”, “en la supervisión de
diálogos y acuerdos de paz”, y en la “defensa de los derechos humanos”,
mediante la supervisión y control de la OEA, la ONU, la Cruz Roja, Human Rights
Watch.. o cualquier otra organización supranacional.
El proyecto de 1992,
que ya está en marcha, dice que las “naciones del hemisferio deben promover
activamente la solución negociada de los conflictos guerrilleros que todavía
existen en América Latina”. Es decir, se promueven diálogos y acuerdos para
suscitar la impunidad de los terroristas y los mecanismos para permitir el
acceso al poder con los terroristas, aliados y miembros del Foro de Sao Paulo.
El modelo para lograr
esto, dijeron en 1993, es el impulso de “Diálogos de paz” mediante el cual
se logran enormes victorias políticas, no conseguidas en el campo de batalla
armada, y el desmantelamiento soterrado del ejército. Así lo hicieron en las
“negociaciones de paz” de El Salvador, donde las Naciones Unidas sirvieron de
intermediarios para la toma del poder por parte de los narcoterroristas del
Frente de Liberación Farabundo Martí.
Esto va acompañado,
obviamente, de otras tácticas: El ejercicio de una “Comisión de la Verdad”, que
publique mentiras como si fueran verdades oficiales. Aquí el M-19 pidió una
Comisión de la Verdad que tuvo mucho éxito… tanto que los terroristas andan
sueltos, impunes, ejerciendo cargos públicos y haciendo política, mientras los
militares que nos salvaron de esta atrocidad están presos, condenados de por
vida a las mazmorras.
Y ya vimos el informe
en Colombia de la Comisión de Memoria histórica, dirigido por Gonzalo Sánchez.
Desmilitarización. El FSP dice que las
naciones e Iberoamérica deben “redefinir la misión” de sus fuerzas armadas, y
reducir violentamente los presupuestos militares. Esto, al tiempo que se deben
reeducar a los militares, introducirlos en la ideología marxista. Por esto es
que vemos a personajes como Alejo Vargas, Gonzalo Sánchez, León Valencia y
otros de la misma especie, dando clases a los oficiales de nuestras Fuerzas
Militares.
El Foro de Sao Paulo
dice en 1993, en la declaración final de su cuarta conferencia, en La
Habana: “las Fuerzas Armadas constituyen una de las amenazas más serias
a la construcción de la democracia política en Latinoamérica”. Tomas Borge,
sandinista y miembro del FSP dijo que “los ejércitos sólo sirven para dar
golpes de Estado y para reprimir al pueblo.. son un cáncer en nuestros países…
no hay razón para que sigan existiendo..”
Lulla da Silva,
admirado profundamente por Capriles, dice en 1994: “Creo que ya tenemos
suficientes fuerzas armadas en el mundo.. Tenemos que disminuir el aparato
militar”.
El
senador Juan Manuel Galán consiguió su propósito de legalizar la droga en
Colombia, un propósito del Foro de Sao Paulo
Legalizacion de las
Drogas.
El FSP dice que la guerra contra las drogas es un fracaso absoluto y que
“debido a que los narcóticos son un problema tan formidable, debe examinarse un
rango amplio de alternativas, incluyendo la legalización selectiva…”
Ya desde 1995 Evo
Morales, en ese entonces jefe de la CAPHC, dice que aquellos que pelean contra
el narcotráfico tienen una “mentalidad hitleriana”, y que “defender la coca es
defender la dignidad de la soberanía nacional..”
Rigoberta Menchú, la
estrella rutilante del mamertismo indigenista, le pidió entonces a Evo que le
preparara un documento que ella presentaría ante la ONU para demostrar que la
coca es un “recurso natural y cultural de los pueblos andinos”, y para exigir
una “acción urgente de la ONU para defender su cultivo y consumo..” Hágame el
favor…!
Política económica. El FSP defiende los
acuerdos de libre Comercio, los TLC sin restricciones de ninguna clase. ¿Por
qué..? Porque estos restringen la soberanía nacional. La intención oculta de
estos TLC indiscriminados, es limitar la elección soberana de las naciones
contratantes a fin de alcanzar beneficios establecidos de común acuerdo.
Es decir, el
comunismo castrista ataca en el papel el libre comercio del neoliberalismo,
pero comparte totalmente su enfoque. Apoyan el Fondo Monetario Internacional y
la entrega de la soberanía a organizaciones internacionales de política
económica. Lulla Da Silva, admirado por Capriles, dice que “se debe apoyar esto
porque es socialismo práctico, para adaptarse a la realidad mundial”. Navarro
Wolf, del M-19, dice que “Alabo al Fondo Monetario Internacional por haber
puesto disciplina en el manejo monetario, y eso ayuda a la integración.. Yo
diría –dice Navarro- que esa es la parte positiva del neoliberalismo que forzó
a los empresarios a ser más responsables.”
Nancy
Pelosi, Piedad Córdoba y James McGovern
Apoyo al régimen de Castro. Aunque a ustedes les
parezca extraño, hay funcionarios estadounidenses afectos a los Castro. Hacen
lobby para adelantar negociaciones en la trastienda con el régimen de los
Castro con el fin de normalizar las relaciones con Estados Unidos.
El argumento con el que
basan tales pretensiones, es que “el régimen de Castro ya no es una amenaza de
seguridad convencional e ideológica para ningún país vecino, y ciertamente no
para los Estados Unidos.. Además –dice el informe de 1995- Cuba ha reducido su
interferencia en los asuntos de otras naciones…” Eso lo dijeron en 1995.
Pregunten hoy a Venezuela.. pregunten a Colombia…!
Dicen los propagandistas
del FSP, que los candidatos de izquierda “no buscan usar la democracia como una
vía para el socialismo..” Pregunten a Venezuela.. Pregunten a Colombia.
Dicen también que -y esto
lo dijo en 1993 Jorge Domínguez, miembro del Grupo Especial de asuntos con
Cuba- : “Cualquier duda que uno pueda tener sobre cualquiera de los candidatos
(de la izquierda del FSP) es pueril, ellos no están haciendo ahora lo que
hacían antes.. Navarro Wolf no está disparando a nadie más.. no está poniendo
bombas por ahí.. Lo mismo aplica a una variedad de otros grupos que han dejado
la violencia…” Eso dijo Dominguez en 1993.. y eso mismo dicen hoy los
terroristas disfrazados con traje de corbata.
Los guerrilleros de
hoy son campesinos, políticos e intelectuales de día, mientras que en la
oscuridad siguen amenazando la democracia de Colombia, planeando atentados,
traficando con coltán o con coca, ordenando asesinatos selectivos, planeando
emboscadas, atentando contra opositores al régimen de sus afectos. Y todo lo
hacen cubiertos con el paraguas de la legalidad.
Entonces, queridos amigos,
la amenaza que se cierne sobre las naciones de América Latina, ya mayormente
conquistadas por la supranacional narcoterrorista llamada Foro de Sao Paulo, es
algo palpable y espantoso. Ya nos quitaron mar territorial.. van por el
archipiélago de San Andrés, por el Urabá, por la Guajira y por el Catatumbo..
todas regiones vitales para su proyecto expansionista y criminal.
Ya cayó Venezuela. Colombia
se mantiene de pie, a pesar del camarada Santos, alias “Santiago”. Pero no por
mucho tiempo. A las puertas del horno ya está otras nuevas amnistías e indultos
para los peores criminales de Colombia, para los más apátridas y sanguinarios.
Ya se la dieron a los del M-19 y hoy tenemos los resultados: Persecución
judicial infame contra los mejores combatientes de nuestras Fuerzas Militares,
socavación de nuestros valores, control sobre el sistema educativo y judicial,
control de universidades y colegios, alcaldías, gobernaciones e institutos
descentralizados para usar los recursos públicos como caja menor del
terrorismo. También se han convertido en referentes morales e ideológicos, y
esto lo hemos aceptado como si fuera asunto de poca monta. Los del M-19,
salvo un par de casos excepcionales, jamás se desmovilizaron en realidad ni
abandonaron su lucha para lograr el poder y postrar a Colombia a los pies
del comunismo.
Ya cayó Venezuela. Y el
puntillazo final para Colombia lo propinará Juan Manuel Santos y su sanedrín de
traidores, con cúpula y todo, al entregar nuestro amado país en las fauces de
los criminales de las FARC que, al igual que los del M-19 se convertirán en
nuestros congresistas, nuestros alcaldes, nuestros maestros, nuestros líderes
espirituales, nuestros ejemplos de virtud, decencia y honestidad.
El comunismo internacional,
en todos los años pasados, no había podido exterminar al ejército. Y se
inventan una nueva
Eduardo Montealegre, Fiscal
General de la Nación empecinado en destruir el ejército, y el terrorista
amnistiado del M-19 Antonio Navarro Wolf
estrategia: La guerra
jurídica.
Para ello, sabían que
debían tener control de las entidades de investigación y justicia. Aunque ya
las fuerzas armadas estaban infiltradas, su poder en la rama judicial era
nimio.
Así, cuando la
Constitución de 1991 crea la Fiscalía General de la Nación, el M-19 exige
cumplimiento a los acuerdos secretos con Gaviria. Y así pueden tomar los
puestos de control de esa entidad. Amén de cargos como jueces y magistrados.
Desde entonces, la
Fiscalía General de la Nación se ha dedicado casi que exclusivamente a poner
tras las rejas a los oficiales más destacados en la lucha antiguerrillera y antinarcotraficante.
Enrique Santos,
hermano del presidente actual, como miembro del M-19 en las sombras, se encargó
de utilizar el diario El Tiempo para hacer propaganda de las
actividades terroristas de esta banda, cosa en la que también ayudó mucho El
Bogotano, otro diario capitalino dirigido por Consuelo de Montejo, también
subversiva y patrocinadora de los delincuentes. Esa estrategia mediática logró
el efecto deseado por estos bandidos: engañar a la opinión pública y conseguir
respaldo popular a las fechorías demenciales del M-19. Cada vez que el M19
asesinaba militares, policías, sindicalistas y civiles, la prensa titulaba las
masacres como si fueran una hazaña de los homicidas. Y el público, enardecido
por la propaganda, aplaudía con frenesí por cada militar masacrado por estos
infames.
Por ello, la gran
prensa se ha ensañado contra militares como el general Arias Cabrales y el
coronel Plazas Vega, que salvaron al país de caer en la dictadura comunista que
planeaba el M19 cuando asaltó el Palacio de Justicia a sangre y fuego.
Y no solamente la
gran prensa. La “justicia” igualmente secuestrada por los grupos terroristas
que fingieron su desmovilización, han utilizado, como ya lo dijimos, la sagrada
institución de la Justicia para cometer sus fechorías.
Dos miembros de la
terna que dispondría sobre la suerte del coronel Plazas Vega, cercanos al M-19,
decidieron –sin leerse el proceso- que Alfonso Plazas Vega era culpable. Porque
sí, porque les dio la gana.
En cambio, Hermens
Darío Lara, el magistrado ponente, se dedicó varios meses al estudio juicioso
del proceso y llegó a la conclusión de que Plazas Vega era inocente, más allá
de toda duda. Lara Acuña no encontró una sola fisura que le llevara a condenar
al coronel.
Pero para la justicia
mafiosa eso no importa. Con descaro y desparpajo, restregándonos su omnívoro
poder, nos dijeron que ellos, los terroristas, pueden hacer lo que se les venga
en gana en este país. Pueden colocar presidentes, pueden nombrar jueces y
fiscales, pueden comprar periodistas, pueden ordenar muertes y condenar a
cadena perpetua a quien les plazca.
Mientras los
colombianos se dedican a mirar partidos de fútbol, “realities” donde los
aberrados y las rameras son admirados, los asuntos verdaderamente importantes,
como el tema de la justicia, o el de la impunidad para más terroristas, son
ignorados.
Mientras héroes como
Plazas Vega y Arias Cabrales son refundidos en calabozos, terroristas como
Gustavo Petro son elegidos como gobernantes permitiendo que disfruten su
victoria ahogándose en whisky y en relaciones con locas. O como Antonio Navarro
a quien la prensa empieza a hacerle propaganda para convertirlo en presidente.
Entretanto, las
familias de los militares que impidieron que Pablo Escobar y el M-19 montaran
su régimen terrorista en Colombia, hoy están pasando penurias. Sus vidas fueron
destrozadas y ese tiempo de dolores, lágrimas y angustias jamás podrá ser
recompensado.
Como cereza del
ponqué. A que no adivinan quién estuvo en la presidencia del Colectivo de
Abogados José Alvear Restrepo, el grupo que se encarga de levantar falsos
testimonios y de acusar en contubernio con la Fiscalía, a nuestros militares.
Alirio
Uribe Muñoz, antiguo terrorista del M-19, presidente del Colectivo Alvear
Restrepo, desde donde se dedicó a perseguir militares como el Coronel Plazas
Vega, es hoy congresista de Colombia
Pues es nada más ni
nada menos que Alirio Uribe Muñoz, un guerrillero del M-19 que fue encargado,
días antes del asalto al palacio de Justicia, de generar desorden civil. Alirio
Uribe estuvo involucrado en un asalto a un camión de leche que generó en varios
muertos y heridos, civiles secuestrados, detonaciones de granadas, etc. Hoy en
día, Alirio Uribe Muñoz es congresista de Colombia.
Y a nadie le parece
extraño. Todos se han confabulado para destrozar al ejército. Tienen a los
acusadores de la parte civil, supuestos defensores de Derechos Humanos (el
colectivo de abogados). Tienen al ente investigador, La Fiscalía, infiltrada
totalmente por ellos. Y tienen a jueces, ex guerrilleros, bandidos indultados,
juzgando sobre quienes los combatieron.
Como lo dijo
acertadamente el general Jaime Ruiz Barrera: Los bandidos, los enemigos a
quienes combatimos y vencimos, hoy nos están juzgando.
Y Juan Manuel Santos,
cooptado por el tirano Fidel Castro desde mediados de los noventas, bajo el
alias de “Santiago”, está a punto de cumplir el sueño asesino de los comunistas
del Foro de Sao Paulo: No solamente destruye al glorioso Ejército de Colombia,
sino que sus victimarios terminarán, como Alirio Uribe Muñoz, dirigiendo los
destino de la patria y diseñando leyes para aniquilar las Fuerzas Militares.
Lo hemos advertido
muchas veces..
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disfrutado de su Contenido, hasta pronto…
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21, EL TIEMPO, EL ESPECTADOR, EL
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