NÚMERO 363 DICIEMBRE 22 - 2016 (JUEVES)
FUNDADO EN AGOSTO 12/2012.
Director
Bernardo A. Rendon Restrepo
Editora y Asesora
Galardonados con la
1ª entrega de los premios
ANTURO
ANTURO
ARTESANÍAS ELABORADAS 100%
A MANO CEL. 3014131686
A MANO CEL. 3014131686
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FALLECIÓ PEPE SÁNCHEZ, UNO DE LOS MÁS GRANDES
PERSONAJES DE LA TELEVISIÓN COLOMBIANA
Jueves, Diciembre 22, 2016 - 06:16
Colombia está de luto tras la muerte de Pepe
Sánchez, quien víctima de un cáncer a los 82 años.
Así lo confirmó su familia por medio de un
comunicado de prensa publicado cerca de la media noche.
"Tras una breve enfermedad nos dejó
rodeado de sus hijos y familia, con el amor que siempre recibió (...) Un
profesional que le dio su vida a la cultura de Colombia", expresa la
comunicación.
Noticia en desarrollo…
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ENTRVISTA EN BOCAS: LOS 80
AÑOS DE PEPE SÁNCHEZ.
Así fue la carrera de uno
de los más grandes directores de la
televisión Colombiana.
Entre 1982 y 1989, Pepe Sánchez paralizó al
país con una comedia que redefinió la televisión en Colombia: Don Chinche.
Paralelamente, para asombro de todos, escribió El cuento del domingo, una
miniserie que también le cambió el rumbo a la dramaturgia televisiva nacional.
Como parte de la celebración de los 60 años de nuestra pantalla chica, he aquí
la historia de uno de sus más grandes protagonistas: el hombre que debutó como
actor en 1957, que se hizo famoso en la serie Yo y tú, que se inventó otro
taquillazo llamado Romeo y Buseta y quien logró que uno de sus proyectos
cinematográficos, San Antoñito, fuera seleccionado oficialmente en el Festival
de Cannes. Esta es la prolífica vida y obra del maestro Pepe, una leyenda que
en octubre cumplirá 80 años y quien dice, sin rubor, estar desempleado y
“cagado del susto”.
Por Jorge Pinzón Salas / Fotos Karim Stefan
Entre 1982 y 1989, cada domingo a las 7.30 p.
m., algo más de catorce millones de colombianos tenían una cita obligada frente
a sus televisores.
A esa hora, un melódico pasillo instrumental
anunciaba el comienzo de un nuevo capítulo de Don Chinche, una exitosa comedia
de treinta minutos que paralizaba al país y que dirigía Pepe Sánchez, “El rey
del domingo”.
Así le decían a este talentoso realizador
gracias a que, además de dirigir y escribir la historia del célebre mecánico y
sus vecinos, era el responsable de los guiones de El cuento del domingo, un
conjunto de miniseries dramáticas de desbordado rating que se emitía a las 9.00
p. m. en uno de los dos únicos canales de la televisión de entonces. Entonces
era, en efecto, el rey.
¿Pero en qué radicaba su éxito? Lo primero
que le propuso Pepe a la programadora que le ofreció escribir y dirigir a Don
Chinche fue grabar el programa fuera del estudio y a una solaCÁMARA
, como en el cine, como en las muchas
películas del neorrealismo italiano y de la Nueva Ola francesa que él había
visto en los tiempos en que capaba clase de matemáticas para meterse mañanas
enteras al Cine Club de Colombia o al Teatro Coliseo.
“En esa época era imposible salir con mi
papá, porque todo el mundo lo conocía y le vivían pidiendo autógrafos”, dice
Magdalena, una de sus hijas. Hoy, la verdad sea dicha, son pocos los menores de
35 años que reconocen al hombre que parió 300 libretos de Don Chinche y que se
inventó otro clásico de la televisión nacional a finales de los ochenta: Romeo
y Buseta, una parodia protagonizada por Jorge Velosa en el papel del patriarca
criollo Trino Epaminondas Tuta, el próspero transportador boyacense que
aseguraba tener la jeta redonda de tanto decir “oro”.
Después de Don Chinche, cuando renunció a RTI
–la programadora para la que anotó una seguidilla de hits que llegaron a marcar
hasta cuarenta puntos de rating–, Sánchez montóTV
Cine, con Jorge Alí Triana, y luego
otra productora con Jennifer Steffens, la actriz barranquillera con la que
vivió casi veinte años. De ninguna de esas dos experiencias como empresario
salieron bien libradas sus finanzas. Quedó sin un peso y tuvo que volver a
empezar de ceros.
Lo bautizaron Luis Guillermo en la céntrica
iglesia bogotana de Las Aguas, pero le dicen Pepe desde que a uno de sus cuatro
hermanos se le ocurrió llamarlo así cuando era apenas un niño.
Lo primero que hizo Pepe Sánchez en
televisión fue anunciar la continuidad de los programas. Luego se probó como
director y escritor de libretos en un programa de cuentos infantiles. Acompañó
a Bernardo Romero Lozano en la asistencia de dirección de varias historias para
teleteatro y a Julio Luzardo en El río de las tumbas, una joya legendaria del
recursivo y precario cine colombiano.
La cara de Pepe Sánchez se volvió familiar en
los hogares colombianos por su papel en Yo y tú, la famosa comedia costumbrista
que entre los años cincuenta y setenta retrató, caricaturizó, a la clasista
pequeño burguesía bogotana. A la libretista española Alicia del Carpio se le
ocurrió que Pepe podía interpretar a un javeriano con pretensiones
intelectuales, y le propuso hacer el papel del cachaco José María Oquendo y
Rebolledo, Chepito, que estaba enamorado de la Cuqui, el personaje que hacía
Consuelo Luzardo.
En 1965, presionado por el Ejército luego de
haber participado en un documental sobre un grupo guerrillero que al poco
tiempo se autodenominaría Farc, se exilió en Chile, donde vivió siete años.
Pero su primer objetivo de fuga fue el DF. Cuando se vio acorralado por los
militares, no encontró mejor forma de escabullirse del acoso que salir
disfrazado a la calle en busca de asilo político en la embajada de México en
Bogotá, pero como la embajada estaba cerrada, tuvo que acudir en ayuda de una
amiga chilena que tenía contactos en el consulado de su país. En Santiago se
ganó la vida como galán de fotonovelas y fue asistente de Miguel Littín en la
película El Chacal de Nahualtoro.
Al regresar a Colombia, escribió y dirigió
Vendaval, una telenovela con la que empezó a explorar lenguajes populares
propios de las galleras, los billares y las fiestas con papayera. La jerga
coloquial, los acentos regionales de los personajes, el manejo de laCÁMARA
y la ambientación de situaciones
cotidianas configuraron el sello Pepe Sánchez, que se impuso durante más de una
década.
Siempre tuvo fama de coqueto, de picaflor, de
mujeriego. Su carrera de galán en la vida real comenzó con Enriqueta, su primer
amor, la jovencita con la que vivió un romance con epílogo amargo, trágico.
Tuvieron un hijo que murió a los cinco años y al que Pepe nunca conoció. “Eso
me ha pesado siempre en la conciencia”.
Alcanzó a acariciar tímida, muy tímidamente,
la gloria cinematográfica tras convertir el cuento “San Antoñito”, de Tomás
Carrasquilla, en una suerte de parábola en 16 milímetros sobre la sociedad
antioqueña. La película, que cuenta la historia de un pérfido joven religioso
protegido por las beatas de un pueblo paisa, se estrenó en la sección oficial
del Festival de Cine de Cannes en 1986.
Bogotanísimo, sencillo, descomplicado, nacido
en 1934, carismático, sin ínfulas de divo, hincha de Santa Fe, padre de siete
hijos, enamorado desde hace quince años de una mujer cuatro décadas menor que
él, rumbero, bongosero, salsero y aguardientero, ha dirigido siete telenovelas
y seis series, y ha actuado en diez producciones para televisión. Su papel más
reciente lo acabó de grabar hace pocas semanas.
En octubre Pepe Sánchez Méndez cumple 80
años. Aunque todavía no han empezado los preparativos del agasajo, sus
familiares y amigos saben que será un homenaje más que merecido.
Empecemos por el principio. ¿Cómo fue su niñez en
Bogotá?
Tuve una niñez feliz en el barrio Las Aguas.
Soy de una familia de clase media. No fuimos ricos, pero nunca faltó nada en la
casa. A papá le iba bien en su trabajo. Estuve becado toda la primaria en el
San Bartolomé. De ahí me echaron por haber participado en una huelga para
cambiar al rector. El bachillerato lo hice en el colegio de la Universidad
Libre, adonde llegaban los echados de todos los colegios de Bogotá.
Su padre era fotógrafo, y su madre, ama de casa.
¿Fueron padres consentidores, alcahuetas, o por el contrario, estrictos y
conservadores?
Mi madre era muy dulce y mi padre muy
permisivo, nos daba gusto en todo. Nos daba plata hasta cuando ya éramos
adultos y trabajábamos. Mamá fundó cerca de Zipaquirá un orfanato en el que
llegó a tener 200 niñas de la calle. Papá fue uno de los fotógrafos más
destacados de su época. Su estudio quedaba en un local de la calle 10, junto al
Palacio Liévano.
¿Ahí fue donde lo agarró el Bogotazo?
Sí, ahí estábamos con mi padre el 9 de abril
del 48. Yo tenía 14 años. Poco después de que empezó a regarse la noticia del
asesinato de Gaitán, me acuerdo de haber visto a una mujer que a la salida del
mercado lloraba de la histeria mientras se daba cabezazos contra una pared. La
oficina de papá, que quedaba en un segundo piso, tenía un balcón que daba a la
Plaza de Bolívar, y desde ahí, agazapado en un rincón, vi caer a un tipo de
ruana blanca al que le dispararon desde la torre del reloj de la catedral. Ese
fue uno de los primeros muertos del 9 de abril.
¿En qué estaba pensando cuando entró a estudiar
derecho?
Salí del colegio en un despiste terrible. Yo
no sabía qué estudiar. Mi hermano Miguel, que se había matriculado en el
Externado, me sugirió que estudiara derecho. Y me metí a derecho por estudiar
algo.
Pero no terminó y se pasó a Bellas Artes en la
Universidad Nacional.
Estudié un año y medio de pintura. Entré a la
Escuela de Bellas Artes porque dibujaba bastante bien. La escuela quedaba en
una bella casa en la calle Novena, debajo de la carrera Octava. Después la
trasladaron, ya como facultad, al campus de la 45.
¿Cuál fue su primer trabajo?
Mi primer empleo fue de notificador en un
juzgado. No había cumplido los 18 años. A ese puesto fui a dar por puro
nepotismo. Un tío político era juez superior. Como me quería tanto, me llevó a
trabajar con él. Pero no fue un trabajo muy grato. Mi oficio consistía en
visitar las cárceles para notificarles a los presos cómo iban sus “negocios”,
como llamaban los reclusos a sus casos judiciales.
¿Por qué resultó trabajando en la emisora HJCK?
Mi hermana trabajaba como libretista en la
HJCK y Humberto Martínez era locutor allí. Un domingo Humberto tenía que ir a
reemplazar a mi hermana, pero como era tan impuntual, no llegó. Entonces ella
me llamó y me dijo: “Humberto no aparece y yo tengo que salir. Véngase y
presenta el concierto del domingo”. Yo estaba familiarizado con la emisora,
porque me gustaba mucho ir de visita. Eso debió ser en el año 52 o 53. A los
pocos días, Álvaro Castaño me llamó para ofrecerme trabajo.
Luego de la HJCK, lo contrataron en la
Radiodifusora Nacional…
Sí. Su director, Fernando Gómez Agudelo, me
contrató como locutor. Me pagaban muy buena plata. Trabajaba de 6 a 9 de la
noche, de manera que me quedaba mucho tiempo libre. Ahí conocí a Alicia del
Carpio, que llegó a Colombia a trabajar como locutora. La enviaba el gobierno
de Franco como un aporte para la Radiodifusora Nacional. Todavía no había
televisión y la radio era excelente, muyIMPORTANTE
, era el gran centro de divulgación. Aparte
de la programación musical, se transmitían conferencias, radioteatro y franjas
culturales. Yo presentaba programas como Bajo el signo de Leo, un espacio en el
que León de Greiff leía sus notas ensayísticas durante media hora. El poeta era
muy despistado y siempre andaba mal trajeado. Llegaba a la emisora con unos
papelitos de contabilidad arrugados en los que escribía las notas que leía en
el programa. Lo que leía eran generalmente diatribas bastante agresivas contra
la dictadura de Rojas Pinilla, pero como su lenguaje era tan abstruso, tan
propio de él, muy difícilmente se entendía de qué estaba hablando. Nadie
entendía nada, y mucho menos los militares, esos sí que no entendían nada de
nada. Pero quienes estábamos un poco familiarizados con su poesía, le
pescábamos algo de sentido a sus textos. Yo solo presentaba al maestro y cuando
terminaba de leer lo despedía.
El actor y director de teatro japonés Seki Sano
marcó una época de la actuación en Colombia. Usted tenía 22 años cuando fue
alumno de él. Cuénteme de su experiencia con ese maestro de actores.
Me presenté para un curso de actuación que él
iba a dictar. Se presentó una muchedumbre y Seki Sano tuvo que escoger a 40
personas. En ese grupo también estaban Vicky Hernández y Santiago García. En
las clases, Seki Sano repetía siempre que éramos muchos alumnos, pero que no
descartaba a ninguno de los 40 porque aquí había encontrado un talento muy
especial. Decía que ni en México había encontrado tanto talento. Y tenía razón,
porque aquí todo el mundo hace teatro. Basta ver a los políticos.
A Seki Sano lo sacaron a patadas del país a los
siete meses de haber llegado. Supongo que sus alumnos recibieron como un
baldado de agua helada la noticia de la expulsión.
Con Seki Sano pasó una cosa muy colombiana.
Su forma de enseñar actuación molestó mucho a la gente que se suponía que hacía
teatro en esa época. Lo acusaron ante Rojas Pinilla de hacer proselitismo
comunista. Fue un asunto de luto, de indignación interior para sus discípulos,
en una época de mucha represión velada.
¿Cómo fue su debut en la pantalla chica?
Mi primer papel fue muy discreto, muy
stanislavskiano, muy interior, en una adaptación para televisión de la obra de
teatro inglesa Ha llegado un inspector.
Pero la televisión no le interesaba. Usted soñaba
con hacer cine, ¿no es así?
Es que había una gran distancia entre la
televisión y el cine. La televisión de entonces era una cosa acartonada en la
que se notaba mucho el artificio y las cámaras eran unos aparatos que casi no
se podían mover dentro del estudio. Eran unas cámaras cautivas, quietas, que no
dejaban hacer mucho. Además, los estudios ocupaban unos espacios que hoy en día
darían risa. Eran unos sets chiquitos que funcionaban en los sótanos de la
Biblioteca Nacional. Esa fue la infancia de nuestra televisión, cuando Rojas
Pinilla le dio una chequera en blanco a Fernando Gómez Agudelo para que comprara
equipos y contratara a los camarógrafos de un canal cubano que había quedado en
la quiebra. Se hacían programas históricos. Había un libretista y director,
Gonzalo Vera Quintana, que hacía un programa semanal de biografías. Eran
versiones un poco cómicas sobre la vida de personajesIMPORTANTES
. Yo la verdad no les creía a esas historias
y mamaba mucho gallo con el tema. En esos programas y en varias adaptaciones de
la literatura para teleteatro hice muchos personajes antiguos. Pero yo no creía
en lo que se estaba haciendo en la televisión. Me ganaba la vida como actor,
pero mi referencia era el cine, de modo que la televisión no me entusiasmaba
mucho.
Además de su película San Antoñito, ¿ha estado
cerca de concretar otro largometraje?
Mi primer intento de hacer cine fue con el
brasileño EliosSILVA
, el director de fotografía de El río de las
tumbas, que venía de trabajar en las más notables películas del movimiento
cinema nuovo, cuyos directores estaban innovando con la cámara al hombro.
Estuvimos a punto de concretar una película que yo había escrito. Era una
adaptación de la clásica novela ecuatoriana Huasipungo, de Jorge Icaza.
Viajamos en bus y con muy poca plata a Quito para hablar con Icaza sobre los
derechos. A Icaza le encantó la idea. Ya Elios se había levantado la
financiación. El famoso director Nelson Pereira dos Santos se iba a encargar de
la producción de la película. Alcanzamos a hacer un casting. Imagínate, yo me
puse dichoso, era lo que había querido siempre, y sigo queriendo. Era la
oportunidad de asomarme al cine como director y guionista, en un momento muy
interesante en el que se estaba experimentando mucho. Pero con el golpe militar
que derrocó a João Goulart, el empresario uruguayo que iba a financiar la
película salió corriendo de Brasil y no supimos más de él. Así se ahogó la
película y tuve que seguir amarrado a la televisión. Fue muy fuerte el
sentimiento de frustración, del cual no me he podido reponer.
Don Chinche fue sin duda un ícono del humor en la
televisión colombiana. Usted lo escribió y lo dirigió durante varios años.
El Chinche fue una propuesta de Fernando
Gómez Agudelo. Me dijo que tenían en la programadora un proyecto de un
personaje de origen popular. Lo primero que sugerí fue que el programa se
hiciera en un barrio. Fernando me pidió que escribiera una propuesta de guion.
Entonces escribí cinco libretos y les fui metiendo personajes que quizás
estaban en mi inconsciente, personas que había visto o conocido en mi niñez en
los barrios del centro en los que había vivido. Eché mano de muchos recuerdos.
Desde un principio supe que el protagonista, como buen latinoamericano, tenía
que ser muy gallinazo, muy coqueto. Presenté esos cinco libretos en una junta y
a todos sus miembros les gustó mucho la historia. Cuando me aprobaron los
libretos, surgió la posibilidad de grabar el programa en una casa antigua con
un gran solar que tenía RTI en la calle 20, en el barrio Las Aguas. Ahí
montamos el taller del Chinche, la zapatería y la tienda de la mamá de Eutimio
Pastrana Polanía. A diferencia de Yo y tú, Don Chinche no podía ser una
historia tan cachaca, porque ya había llegado mucha más gente de la provincia y
yo quería reflejar la migración a la capital de mucha gente de otras regiones
del país. Por eso unos personajes eran opitas, otros santandereanos y otros
paisas. Pero para mí fue un sufrimiento total escribir Don Chinche. Yo hacía
casi todo, de principio a fin: escribía, dirigía y editaba. Era un trabajo muy
artesanal. No era nada fácil tener que inventarme cada ocho días un buen
argumento. Y me tocaba a mí solo, no era como ahora que hay equipos de dos o
tres personas para escribir un guion.
Al comienzo no todos los televidentes recibieron el
programa con el mismo agrado, ¿no es verdad?
En las clases altas la comedia fue bien
recibida, les resultaba graciosa. En las clases populares hubo un fenómeno de
identificación inmediato. Pero la clase media se resintió, y muchos decían que
no entendían por qué había que mostrar ese barrio tan feo si Bogotá tenía otros
lugares más bonitos. Era una respuesta típica de la clase media arribista de
Bogotá. Pero con el tiempo esa percepción se fue desdibujando y nos fuimos
ganando también a ese público.
¿Alguna anécdota de Romeo y Buseta, esa otra serie
memorable suya que estuvo al aire durante cinco años?
Una vez, se me acercó un vecino del barrio
donde grabábamos. El tipo era dueño de una pequeña empresa de transporte. Me
dijo: “Don Pepe, muy bonito el programa, pero dígame una cosa, ¿por qué se le
ocurrió ponerle al hijo del protagonista Peter Alexander? Así se llama mi
hijo”. ¿Qué tal la coincidencia? Yo no podía creerlo. Le puse ese nombre al
hijo de los Tuta sin saber que tenía un tocayo en la vida real con papá
transportador y de origen campesino.
Café no la escribió, pero la dirigió. ¿Por qué
aceptó dirigir una telenovela si el melodrama no era lo suyo?
Yo había hecho hacía muchos años la
telenovela Vendaval. Esa era mi única experiencia en telenovelas, porque el
género de la telenovela no me gustaba, y sigue sin gustarme. Por eso siempre
les sacaba el cuerpo a las telenovelas. Pero al leer el guion de Café, me gustó
la historia. Además, cuando me llamaron para dirigirla, yo estaba en la quiebra
y muy mal de trabajo, llevaba un buen tiempo en una olla tenaz, así que Café
fue miTABLA
de salvación. Resultó siendo una
experiencia laboral muy grata. Me acuerdo del llanto cuando se acabó. Todos,
tanto los actores como el equipo de producción, lloramos el último día de
grabación. Llorábamos como niños chiquitos.
¿De verdad no llegó a su matrimonio con una novia
argentina porque se le olvidó que había una ceremonia programada?
Sí, se me olvidó. Yo estaba próximo a viajar
a Checoslovaquia –donde viví menos de un año– y, en medio de los preparativos
del viaje, ella programó una ceremonia sencilla, muy íntima, y yo no le paré
muchas bolas. Una noche llego y me encuentro con que todo estaba decorado para
el matrimonio, pero ya el cura y los cuatro o cinco invitados se habían ido. No
quiero ni acordarme de esa escena. Eso fue una hecatombe. Esa señora armaba
unos dramas terribles. Era muy histérica, de un temperamento agrio. Después de
cinco años de relación, ya me tenía mamado. Cuando le dije que no quería seguir
con ella intentó suicidarse.
En cambio, una mujer con la que sí vivió muchos
años fue la actriz Jennifer Steffens, con quien tuvo a dos de sus siete hijos.
Con Jennifer viví una época muy chévere de mi
vida, hasta que llegaron las discrepancias y las peleas. Ella era muy joven
cuando nos conocimos. Entró como extra a un café-concierto en el que yo
trabajaba y empezamos a farrear y nos enamoramos. Ella quería ser actriz y yo
propicié su entrada al Teatro Libre. Su familia estaba aterrorizada, porque
decían que la niña había caído en manos de un borrachín. Jennifer tenía 18 años
y yo más de 40. Duramos 19 años juntos. La maravilla que quedó de esa relación
fueron mis hijas Isabel y Magdalena.
Una de sus pocas incursiones como empresario fue en
El Circo, uno de los primeros café-concierto de Bogotá, que montó a comienzos
de los años setenta en las Torres del Parque con “el Gordo” Benjumea. ¿Por qué
duró solo dos años ese negocio?
Bueno, la historia es esta. Nos conseguimos
con el Gordo dos socios más y arrendamos un local. Hicimos un escenario
semicircular con un buen espacio para una orquesta. Era un sitio de teatro,
comida y rumba. Resultamos de la noche a la mañana conUN
NEGOCIO
inmenso con el que no habíamos soñado.
Se convirtió en un sitio de moda. Abrimos con una obra cómica en la que el
Gordo hacía de reina Isabel y yo de Cristóbal Colón. Nos tocó cerrarlo porque
un alcalde conservador impuso una ley seca desde la una de la mañana. Eso jodió
el negocio y quedamos endeudados con el banco que había prestado la plata para
montarlo.
Usted es un hombre sencillo para quien la plata
nunca ha sido una prioridad en la vida. ¿Tanto desprendimiento no le ha traído
problemas?
Eso me viene por el lado de mi papá, que fue
un hombre muy generoso y desprendido. Este es un trabajo muy inestable. Uno
puede durar cuatro, cinco meses sin recibir un peso. En este momento estoy
desempleado y cagado del susto. Nunca fui ahorrador. Nunca les paré bolas a los
fondos de pensión. Si no es porque mis amigos me inventan un papel pequeño en
una telenovela cómica, que acabo de terminar de grabar, estaría en la olla.
Estoy debiendo hasta el apellido.
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EL
LEGADO DE PEPE SANCHEZ EN LA ¡PANTALLA CHICA! COLOMBIANA
Luis Guillermo
Sánchez Méndez nació el 26 de octubre de 1934 en Bogotá y murió en la clínica
Colombia luego de padecer una larga enfermedad.
Foto: Elpais.com.co | Colprensa
Foto: Elpais.com.co | Colprensa
Solo basta
con empezar a nombras las producciones que Pepe Sánchez dirigió, para dejar
clara la grandeza y el legado que este actor, productor y director dejó al
dedicar 62 de sus 82 años de edad. Lea también: Falleció a los 82 años Pepe
Sánchez, leyenda de la televisión colombiana
Como olvidar
una de las series patrimonio de la televisión colombiana como ‘Don Chinche’,
creada, dirigida y guionizada por el propio Sánchez, se desarrollaba en Bogotá
entre las clases populares y la inmigración constante de personajes del campo
hacia las grandes ciudades a donde llegan para sobrevivir de lo que pueden.
Hizo parte
del selecto grupo de directores que trabajaron para RTI realizando la serie de
unitarios que se emitían dentro del segmento ‘El Cuento del Domingo’, siempre
con temáticas cotidianas. Los otros directores eran JorgeALÍ
Triana,
Bernardo Romero Pereiro y David Stivel.
Luego llegó
‘Romeo y Buseta’, una comedia con un estilo muy parecido a ‘Don Chinche’. De
hecho, su protagonista, William Guillermo, interpretado por Luis Eduardo
Arango, un paisa trabajador y dicharachero, cuyo trabajo era el de
conductor de transporte público, fue un personaje que apareció en ‘Don
Chinche’.
Cinco
temporadas y tres directores, tuvo ‘La Posada’, en la cual se narraban
historias de una señora típica bogotana de los años sesenta, que se ve obligada
a convertir su casa en una posada para estudiantes, y le toca lidiar con todas
las ocurrencias de todo tipo de curiosos personajes.
Obras cumbres
En 1994
dirige una de las producciones colombianas más exitosas en el mundo, ‘Café con
aroma de mujer’, protagonizada por Margarita Rosa de Francisco y escrita por
Fernando Gaitán desarrollándose en torno al mundo del cultivo y
comercialización del café.
Cuatro años
más tarde volvió a dirigir a Margarita Rosa de Francisco en ‘La Madre’, una
mujer que debe enfrentarse a la vida, con sus hijos y una reciente separación.
Dirigió la
versión televisiva de ‘La Lectora’, basada en la novela de Sergio Ramírez, así
como la telenovela ‘Todos quieren con Marilyn’, mientras que una de sus últimas
series que dirigió fue la producción con altas dosis de comedia ‘Las detectivas
y el Víctor’.
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Comunicado de
la familia de Pepe Sánchez:
"Bogotá 22 de diciembre de 2016
Familia Sánchez.
Agradecemos a todos ustedes por el cariño y
la admiración que durante toda su vida le expresaron a nuestro Pepe.
Tras una breve enfermedad, nos dejó rodeado
de sus hijos y su familia, con el amor que siempre recibió por parte de
nosotros.
Un hombre impecable, un padre perfecto, un
profesional que le dio su vida a la cultura de Colombia.
Sus hijos y familia, les dan las
gracias"
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CON NOSTALGIA, ACTORES Y FIGURAS
PÚBLICAS DESPIDEN A PEPE SANCHEZ EN SUS REDES SOCIALES
Foto: Tomada de
Twitter @JuanManSantos
Un hombre
brillante, luchador, ejemplar, que se atrevió a innovar y transformar la manera
de hacer televisión en Colombia; así recordarán siempre a Pepe Sánchez sus familiares, grandes amigos,
actores y otras personalidades que tuvieron el privilegio de conocerlo y
trabajar a su lado.
La noticia de
su fallecimiento fue recibida con profundo dolor y nostalgia entre
muchos que admiran su carrera y su profesionalismo. Los mismos que este jueves
manifiestan su pesar y rinden homenaje a través de redes sociales.
Entre ellos, su
hija Magdalena, quien en su cuenta de Instagram expresó todos sus
sentimientos ante la partida de quien considera ahora su ángel, su mejor
consejero y cómplice.
MI ANGEL Gracias papá, soy quien soy gracias a ti.
Fuiste el mejor papá, el mejor amigo, el mejor cómplice, el mejor consejero, EL
MEJOR. Ahora tienes una legión la cual dirigir. Eres grande. INMORTAL. Estoy y
estaré eternamente orgullosa de ti. Te amo, te amo, te amo. Amor de mi vida,
gracias por la vida. Eres luz en el cielo. Cuídame como siempre me cuidaste, le
doy gracias a la vida por dejarme estar a tu lado, hasta el final. TE AMO.
SIEMPRE VIVIRÁS EN EL CORAZÓN DE TODO UN PAÍS. Gracias papá. TE AMO MI ANGEL
“Mi papá
está en el corazón de todo un país”, aseguró Magdalena Sánchez.
Escuche el
relato de Magdalena Sánchez, hija de Pepe Sánchez:-f
En
los micrófonos de LA FM, Magdalena
Sánchez, hija del reconocido actor y director Pepe Sánchez, describió a uno de
los hombres más exitosos de la televisión. “Mi
papá era un hombre inteligente, con un humor brillante, excelente sentido del
humor. Un tipo mamagallista, siempre haciendo chistes”.
Así mismo,
recordó los inicios de su padre en el medio. “Empezó
en el año 54 en radio en la HJCK e inició de casualidad pero lo
encantaba; ya después se metió a las cámaras y allí se quedó”. Sin
embargo, Sánchez aseguró que su papá tuvo una frustración ya que a pesar del
amor por el cine, nunca logró ejercer en este arte.
Magdalena
habló de las obras consentidas del actor y director. “en televisión su
consentida era ‘Tita‘, una historia donde madre e hija están presas por
un asesinato y es una historia de la vida real. En cine en el año 86, creería
que fue San Antoñito”.
Finalmente,
Magdalena Pérez se refirió a la Ley
Pepe Sánchez, la cual ya pasó en la Cámara de Representantes y ahora
está en el Senado para ser aprobada; “con esta ley los que se busca
es reconocer la labor de los
directores y escritores del país, que finalmente no tienen derecho
a la autoría de sus obras”.
Consulte aquí: Don Chinche, una producción que se quedó
en el corazón de los colombianos gracias a Pepe Sánchez
La televisión
colombiana y las artes escenicas están de luto, se ha ido Pepe Sánchez, todo un
maestro de la actuación, reconocido guionista y excelente director.
El actor Pepe
Sánchez, quien dedicó gran parte de su vida a la dirección y actuación en
teatro, cine y televisión colombiana, falleció en la ciudad de Bogotá a sus 82
años de edad el miércoles 21 de diciembre cerca de las 11
de la noche en la clínica Colombia, tras ser hospitalizado por
su delicado estado de salud.
En un
comunicado, su familia agradeció el cariño expresado a Pepe Sánchez. "Tras una breve enfermedad nos dejó rodeado de sus hijos y
familia, con el amor que siempre recibió (...) Un profesional que le dio su
vida a la cultura de Colombia".
Desde hace
varios años estaba controlando a través de quimioterapias un cáncer que le fue diagnosticado.
Pepe estudió en
la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia y
comenzó como locutor en la emisora HJCK en 1957.
A lo largo de
su carrera fue ganador de siete premios India Catalina,
tres TVyNovelas y los dos Simón Bolívara los que fue nominado en la
categoría ‘Mejor Director’.
Pepe, cuyo
nombre real era Luis Guillermo Sánchez, alegró la vida de millones
de colombianos que siguieron sus series y telenovelas a los largo de los años. Su legado será recordado por siempre.
Tuvo
siete hijos: Catalina, Federico, Verónica, María Isabel, Magdalena, Pablo y
Gabriela, productor de tres matrimonios, y dos nietas.
El Canal
Caracol lamenta la muerte de este gran personaje que dejó un gran legado para
la Televisión colombiana, además le envía un abrazo fraterno a todos sus
familiares y amigos.
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Celebridades y actores legendarios festejaron el cumpleaños de Pepe Sánchez
PEPE SANCHEZ, ACTOR, CON SU JOVEN ESPOSA ESTHER ROJAS
Pepe Sánchez posó en el 2004 junto a su hijo Pablo,
de su último matrimonio. Elpaís.com.co
| Colprensa
CON SUS HIJOS MÁS PEQUEÑOS
Pepe Sánchez
Luis
Guillermo Sánchez Méndez
actor, director
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Bogotá
1. "Pura
sangre" (2007) ... Alejandro Lagos
3. "Decisiones" (2005) TV Series (unknown
episodes)
... aka Decisiones de famosos (USA: Spanish title)
5.
"Cómo casar a Chente"
(2002) TV
Series
... aka "Chente" (2002) (Panama: informal alternative title)
12.
"Brillo" (1986). Cuento del domingo, Actor y director
13.
"El Carretero" miniserie
15.
"El candidato" (1978) **
17.
Don Chinche
18.
Romeo y Buseta
19.
Espérame al final
20.
Hechizo
21.
La envidia
22.
La historia de Tita
23.
La posada
24.
Merlina, mujer divina
25.
Mujeres
26.
San Antoñito
27.
Sor-prendidas
28.
Una voz en el espejo
29.
Vendaval
30.
Vivir la vida
1. "Pura
Sangre" (2007, telenovela) ... Alejandro Lagos
7. Pisingaña
(1986) **
8. Gracias por el fuego (1982).
9. La tía Julia y el escribidor (1981)
10.
Las cuatro edades del amor (1981) **
11.
La agonía del difunto (1981) **
14.
Caminos de gloria (1973)
16.
"La tregua"
17.
"Ha llegado un inspector"
18.
"Yo y tu"
19.
"La ninfa
constante"
21.
Actuaciones entre 1955 y 1973:
Teleteatro Teatro de cámara Los alegres cocineros Telediacto Buenas noches domingo Gran Teatro La Comedia El Gran Teatro Coltejer Teleclub Mis personajes Infancia de los grandes hombres Grandes procesos de la historia
3. ABC
del amor, El (1967) (assistant director) (segmento "Mundo mágico")
... aka ABC do Amor, El (1967) (Brazil) ... aka ABC of Love, The (1967) (International: English title) ... aka Noche terrible (1967) (Argentina) ... aka Pacto, El (1967) (Argentina) |
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Información cortesía The Internet Movie Database. Con permiso ** Dato tomado del libro Largometrajes Colombianos en Cine y Video, 2005 |
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PEPE SÁNCHEZ
Fue locutor
de boletines, en 1956. Estudió con Seki Sano, que vino a formar a los actores
para TV. Debutó dirigido por Fausto Cabrera, en Ha llegado
un inspector.
En La
tregua fue un
mayor que se enamoró de una jovencita (Celmira Luzardo). Calixto Salguero,
en Las
juanas, fue su
última actuación. Maestro de la dirección, sacó cámaras a la calle con Don Chinche (1982) un
clásico, y siguió con Romeo y
buseta (1988).
Tomado del periódico El
Tiempo, 11 de junio de 2004
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Un
Gozón muy serio
por
Juan Carlos Insignares
Pepe Sánchez
puede estar tranquilo: su nombre está inscrito en varias de las más exitosas
producciones de la te levisión colombiana.
Pero cuando habla de su propia historia deja la sensación de que nada de lo que ha hecho en sus 50 años de vida artística tiene mayor relevancia.
Pero cuando habla de su propia historia deja la sensación de que nada de lo que ha hecho en sus 50 años de vida artística tiene mayor relevancia.
"Mi
estrellato más notable fue La tregua, en los 80. Mi
trabajo más serio, más profundo dice refiriéndose al personaje de Martín
Santomé, adaptado de la obra de Mario Benedetti.
Qué pena con
Pepe, pero la historia lo contradice. A este actor chapineruno, criado en la
típica familia de clase media, aún lo llaman en la calle "Chepito; aquel
gomelo modelo 60 de la recordada comedia Yo y tú; y fue el
director de la telenovela nacional con mayor sintonía en la historia: Café, con
aroma de mujer. ¿Quiere más?
"No es
que no reconozca lo que él ha hecho sino que está dolido, como está dolido todo
el que ha hecho televisión en este país y ve cómo se está tratando la imagen
ahora; señala el director de cine especializado en animación, Fernando Laverde,
su amigo desde el bachillerato.
Y es cierto.
A la primera
oportunidad, Pepe, el mismo de El cuento del domingo y Gracias por
el fuego, se despacha
contra las producciones actuales:
"La
televisión se ha vuelto el trabajo más negrero, y lo hacen porque la gente de
la televisión siempre tiene disposición para trabajar. Por eso abusan".
Es una molestia con argumentos. "Ahora, los canales solo se preocupan de
hacer producciones en serie y pasan por encima de cualquier consideración ética
y estética. Me siento traicionado por el inmenso abismo que hay entre la
televisión en la que yo creí y la involución que ha tenido en los últimos
años".
MUY
CRÍTICO
No lo dice un
anónimo, sino uno de los directores más exitosos de nuestra pantalla chica y
quien hasta hace unos meses estuvo al frente de la telenovelaMerlina,
mujer divina. Su historia,
que incluye Todos
quieren con Marilyn y Romeo y buseta, le da
autoridad para hacer sus reclamos.
"¡Qué
podemos hacer! Esa es la filosofía de los canales; considero irreconciliable la
óptica de los mexicanos con la nuestra. Los ejecutivos y productores nos
condenaron a un estilo que nunca ha sido el nuestro".
Pepe Sánchez,
que fue asistente de dirección del chileno Miguel Littín en el clásico del cine
latinoamericano El chacal de Nahueltoro, insiste en sus
críticas: "Un ejemplo: Yo soy Betty, la fea la vendimos
por todo el mundo; luego en México hicieron un bodrio llamado La fea
más bella, y nosotros... ¡se la compramos! En otras palabras, es la
televisión de los productores".
OBSESIÓN
POR LA IMAGEN
Desde niño,
Pepe estuvo obsesionado por la imagen, en parte porque su padre, Julio, era
fotógrafo profesional y en parte porque se volaba de clases para asistir al
Cine Club Colombia para ver a sus admirados directores del neorrealismo
italiano. En esas escapadas conoció el cine de Vittorio de Sicca, Luchino
Visconti y Roberto Rossellini, y desde entonces soñó con reproducir ese mismo
lenguaje en la televisión colombiana. Lo hizo: su comedia Don Chinche y la serie
de Cuentos
del domingo acudían
a los actores naturales y narraban historias cotidianas de gente del común,
características del mencionado movimiento italiano.
La rumba
también se le metió en la médula en su juventud, y le ha sido fiel hasta sus 72
años. "Sí, siempre he sido rumbero, igual que mis hermanos, pero
completamente diferente a mis padres, Julio y Julia, quienes ni tomaban ni
fumaban". El tabaco ya lo dejó, y no puede tomar aguardiente pero se ha
aficionado al tequila. Siempre tuvo prevención a las drogas. "Nunca
me entendí bien con la marihuana porque me daba la pálida (malestar), mientras
que el perico (cocaína) me producía unas depresiones tremendas. Ahora me siento
alarmado porque me estoy quedando sin vicios"
En cambio,
niega su fama de mujeriego. "Es mala fama, siempre he sido de relaciones
estables... frecuentes, pero estables. Dice esto porque su matrim nio con Olga
Quiñones duró seis años; con Jennifer Steffens, 19 años, y con su actual
esposa, Esther Rojas, Ileva 9 años.
Pero su fama
de enamorar a mujeres más jóvenes no tiene discusión: a Olga le llevaba 10
años; a Jennifer, 20, y a Esther, 40. "Reconozco que me entiendo mejor con
los jóvenes que con los de mi generación: Con las tres ha tenido, en total,
siete hijos: Catalina, Federico y Verónica; María Isabel y Magdalena; Pablo y
Gabriela.
PADRE
DE FAMILIA
El mismo día
que Pepe Sánchez conoció a Esther, compañera musical de una de sus hijas, quedó
tragado. "Me sedujo a punta de consentimiento y de coincidencias en los
gustos. Empezamos a compartir tardes de cine y exposiciones, y noches de
música, hasta que, sin darme cuenta, entró a mi corazón; recuerda Esther, una
barranquillera que toca el bajo y el piano.
A las hijas
de Pepe no les cayó en gracia que su papá tuviera una relación con una niña 40
años menor. "Lógico, fue una situación incómoda, y sus hijas, como mujeres
que son, no vieron con buenos ojos la relación. Pero ahora las relaciones son
más tolerantes; agrega Esther.
Los dos
aseguran que entre ellos no se nota la inmensa brecha generacional. "Él es
muy joven en su interior y de muy buen humor. Sólo es de mal genio cuando ve en
televisión las noticias de maltrato infantil, del TLC o de las injusticias
sociales.
"Sí,
soy de buen genio. Es que mi vida ha girado en torno a mi oficio, que concibo
como un goce lúdico que asumo como un juego muy serio"; remata
Pepe.
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PEPE, EN
FRASES
· Para mí, la
televisión colombiana es un pastiche.
· "En
Miami, me sometí a hacer dos telenovelas, pero no me acuerdo ni me quiero
acordar de los nombres.
· "Con Merlina,
mujer divina me aficioné a los astros y creo que sí hay cosas que
coinciden.
· "El
personaje de Chepito (Yo y tú) terminó encasillándome.
· "Mi
primera telenovela fue Vendaval, que debía durar dos meses y
estuvo 10 meses al aire.
· "Don
Chinche se
iba a llamar Régulo Negativa, como el personaje de Yo
y tú, pero Alicia del Carpio no lo permitió porque era creación de
ella. Luego pensé en el nombre de La manzana de la concordia
Tomado de
la Revista TV y Novelas No.464,, 26 de agosto de 2006
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Para qué
arrodillarse ...
por
Lucía Muñoz Ortiz
¿Orgulloso
de sí mismo? "Para nada. Me he fallado en muchas cosas.
Fundamentalmente, quería hacer cine y, por facilismo, no lo hice".
Es
más que evidente. Un relámpago ácido parece caer sobre su humanidad cuando
toca este tema del cine. "En el 64 estuve a punto de hacer mi primer
largometraje. Un productor brasilero lo iba a financiar, pero 15 días antes
de venir, ocurrió el golpe de estado en su país. íbamos a hacer Huasipungo, de
Jorge Icaza, hablado en quechua. Es la peor derrota de mi vida". Lo
expresa contundente.
Su
gesto para este minuto es serio. La sonrisa amable, mas no aduladora del
saludo, desaparece. Ahora, frente a sus hijos (Gabriela de i año y Pablo de
3), hay un Pepe algo desconcertado, no tanto porque le duela recordar
episodios pasados, sino porque le causa ansiedad el futuro. "Este
trabajo se ha vuelto muy incierto. En cualquier momento pueden prescindir de
uno".
Lo
grave es que él ya probó habilidades de negociante con `El Gordo
Benjumea. Hace una veintena de años abrió con él un café con cierto que
llamaron El Circo. La aprobación de la ley semiseca los dejo `secos. En la
actualidad, sabe que la vida de su familia, sobre todo de sus hijos pequeños,
está entre paréntesis y él es en parte el responsable de escribir lo que irá
dentro de estos paréntesis. Se confiesa inquieto con la tarea, pero a la vez
lleno de energía.
RETRATOS
DE AMOR
Sin
embargo, no se arrodilla, no le pide nada a Dios, porque no cree en un algo
superior que otorgue cosas si se hincan ante Él. Es de la idea de que la
existencia personal se teje sumando casualidades y causalidades.
Como
sea, al final de sus cuentas (hasta ahora) esta suma de causalidades y
casualidades que no lolle vó al cine, lo retuvo en el teatro y en la
televisión escribiendo, produciendo y dirigiendo proyectos como Don Chinche, El cuento
del domingo o La historia
de Tita,- actuando
en La
tregua, de Mario
Benedetti, o la comedia Yo y tú. Más
recientemente, llevó las riendas de la exitosa Café y
ahora cree que está loco todo aquel que `no quiera con Marilyn.
Igual,
esta suma de causalidades y casualidades lo han llevado a dibujar tres
importantes retratos de amor. El tercero es con Esther Rojas, su actual mujer
y madre de sus dos niños menores (en fotos). Con sus ex mujeres ha tenido
seis hijos.
VICTORIA
PíRRICA
La
huella de la bondad es evidente en su rostro. Llora a veces, sobre todo
cuando no tiene la capacidad de reaccionar frente a una realidad que lo turba
en forma de niños que venden cosas y hacen malabares en los semáforos. Él
sabe que no soluciona nada, y aún así les da la moneda.
Por
esta realidad social tiene que hacer muchos reproches a los dirigentes
colombianos de toda la historia. Nunca militó en partido alguno, pero
"creo que un sistema que triunfó a base de hambre, bajos salarios,
inseguridad laboral y mala vida no es más que una victoria pírrica",
asegura.
TANGO
Y WHISKY
El
desamor, como a cualquier ser humano, lo llena de incertidumbre, lo
desconcierta y lo lleva a rumiar su desgracia en bares, en donde un whisky y
el tango se convierten enALIADOS
Afortunadamente,
este bogotano que alguna vez estudió unos semestres de derecho no se ha visto
enfrentando esta emoción con frecuencia. De hecho, vive un excelente
momento con su compañera barranquillera, estudiante de música en la
Javeriana. La conoció porque era compañera de una de sus hijas y ensayaban
juntas. Esther era la bajista.
¿Cómo
la sedujo? Sólo sabe que hay que ser muy moderno para enamorar a una mujer a
la que le lleva 40 años. En esa tarea, confesa, no cabe repetir
fórmulas, lugares comunes o discursos aprendidos. Por el contrario, la
creación espóntanea es lo ideal.
Lo
curioso es que en el trabajo el director funciona igual, pues le gusta que
sus actores improvisen y propongan.
Pero volviendo al amor, Pepe Sán chez asegura que aunque ha tenido varias relaciones y científicamente es muy dificil sustentar el amor eterno, él conoce varias parejas que llevan muchos años juntos y en donde el respeto de cada uno por la libertad del otro ha sido lo esencial.
Y es
que si bien se considera una pareja con la que se puede convivir fácil, no
soportaría una mujer despreocupada.
EL
VICIO
En
este instante, la empleada trae un té y surge la pregunta obvia por el
cigarrillo. Entonces, empieza a sacar recuerdos como quien asiste a un bazar
y toma algo específico: "Fumaba dos paquetes diarios de Pielroja, pero
eso fue hace 15 años.
Lo dejé cuando me dio una bronquitis y vi que no me hacía falta. Me sentía muy bien y, además, descubrí que el 70% de los guayabos se debía al cigarrillo".
Hoy
en día, se levanta a las 7 a.m. y cuando le va bien en las grabaciones,
regresa hacia las 10 p.m., cansado, aunque dispuesto a enfrentar lo que se
venga, que, según dice, puede ser cualquier cosa en este país.
Antes
de cerrar los ojos, viene a su mente la imagen de los dos pequeños que
duermen cerca suyo y que él sabe viven en un mundo con olor a trincheras y
barricadas. Sin embargo, el director aspira a que sean hombres de bien,
capaces de encontrar la felicidad en diversos territorios.
Pepe:
mañana será otro día.
Tomado
de la Revista TV y Novelas, No. 397, 24 de mayo de 2004
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Para este
bogotano, después de la fidelidad total a sus cinco hijos, sigue la pasión
desbordante por la televisión. Llegó a ella cuando se encontraba todavía en su
etapa más incipiente: las cámaras eran objetos quietos, frías pupilas que no
tenían vida; los actores recitaban sus parlamentos como si se encontraran
frente a los micrófonos de la radio o al público de una zarzuela española; los
libretos generalmente eran importados de México y Cuba, y sus
argumentos eran bastante pobres, esquemáticos y rudimentarios. Trabajó como
actor, pero siempre tuvo una intención innovadora escondida en el fondo de su
imaginación, tal vez porque estudió y trabajó con grandes maestros del cine
como Miguel Littín, al lado de quien hizo la inolvidable película El
chacal de Nahualtoro.
La inquietud
que acompañaba a Pepe mientras tomaba parte de las obras convencionales de la
época, tenía su origen en su sólida formación intelectual: fue estudiante de
Derecho y pintura, en las universidades de La Salle y la Nacional, había sido
locutor de las exigentes y delicadas emisoras radiales Radiodifusora Nacional y
H.J.C.K., varios viajes al exterior ya figuraban en su hoja de vida, y en
países distantes había hecho teatro clásico y montajes muy especiales, como uno
del todo memorable basado en los poemas de Pablo Neruda. Además, era ya un
cinéfilo voraz, conocedor de grandes directores, y hasta le había llevado alVENERABLE
escritor
ecuatoriano Jorge Icaza una adaptación cinematográfica de su novela Huazipungo, recibida
con sorpresa y beneplácito.
Se hizo
popular en la comedia de Alicia del Carpio Yo y tú, en la que
interpretaba a Chepito, un bogotano filipichín y vaciado que
jamás encontró el camino del éxito. Pero nada de eso lo satisfizo
completamente. Su rollo era otro. Por eso, el día que le
ofrecieron participar en trabajos nuevos, sintió que se encontraba frente a una
oportunidad única, y que en ella debía aplicar todos sus conocimientos y todas
sus inquietudes. Entonces interpretó a Martín Santomé, el personaje de la
novela de Mario Benedetti La Tregua, bajo la
dirección certera de David Stível. Aquella obra iniciaba el camino de la
televisión colombiana hacia la madurez y le reportó un gran prestigio, en el
cual se basó para lanzarse a la experiencia para la que se había preparado
durante sus años de estudio y trabajo en el exterior: la dirección.
Comenzó
con Don Chinche, propuesta de comedia con más de un elemento
vanguardista: era hecha a una sola cámara, como si fuera cine, y sus
personajes, que ocupaban las calles y los sitios de los hombres y mujeres
corrientes, escapaban de los clichés aplicados generalmente a la comedia. De
ahí en adelante siguieron obras significativas, en las cuales siempre había una
propuesta narrativa, un nuevo enfoque, un estilo que despertaba al televidente
de su modorra y su inconsciencia: Vivir la vida y Brillo, de Manoel
Carlos, La
Posada, Romeo y buseta, El Confesor, La historia de Tita -que ha sido
siempre su obra predilecta debido a su propuesta audaz y su sensible cuestiona
miento de la realidad social colombiana-, El Carretero,
La Locha, Mujeres, Espérame al final y, como colofón
a toda una vida dedicada a experimentar los idiomas televisivos, la novela más
exitosa de todos los tiempos en Colombia: Café, con
aroma de mujer.
No esconde su
orgullo al haber logrado el éxito con una novela que es más que una novela, que
no renuncia a las convenciones del género pero que no llega jamás a tocar con
el mal gusto, la lobería y el mercantilismo facilista de otras producciones.
Esto demuestra que el éxito no debe asociarse a la mediocridad o la
mercachiflería, y que el público colombiano no es tan inculto y de mal gusto
como piensan algunos productores.
Tomado
de la Revista TV y Novelas No.95-02, 28 de abril de 1995
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La mirada de un
creador
por Viviana Andrea
Londoño
La ciudad es grande
para encontrar una bicicleta perdida y el ladrón puede estar en cualquiera de
sus rincones. Tal vez nunca la encuentren. El padre lo sabe, el niño que apenas
comprende, escucha que sin la bicicleta no habrá trabajó y escaseará la comida.
La situación está difícil, la tensión aumenta y, entonces, los ojos no quieren
cerrarse, cada imagen los envuelve con más fuerza. Llega un final que oprime el
pecho. Las luces se prenden. El Ladrón de bicicletas (Vittorio
de Sicca) golpea las emociones, allí, en la pantalla, quedaron reflejados
muchos dolores propios.
Al instante,
Hernando Salcedo, en un acto que repite cada semana, se para al frente de los
asistentes y deja salir una de sus preguntas. La historia que acaban de ver es
la protagonista. Y ahí, reunido en el Cine Club Colombia con los ojos abiertos
y las ideas en movimiento, está sentado Pepe Sánchez pendiente de la discusión.
Sí, Pepe Sánchez, el mismo que unos años después asistiría a la llegada de la
televisión en Colombia y se haría su cómplice por más de 50 años.
Los creadores del
neorrealismo italiano fueron algunos de sus grandes maestros. A Fellini,
Antonioni, a Vittorio de Sica, que lo sorprenderían siempre, los conoció en el
Cine Club de Hernando Salcedo, al que asistían —dice hoy su hermano Carlos
Sánchez— como si fuera un ritual que los marcaría para siempre. Esas películas
que vieron por casi 10 años cambiarían el rumbo del muchacho coqueto, el
bailarín furibundo, el estudiante esquivo, el contemplado de doña Julia, y
mucho después, uno de los creadores que transformó la televisión en el país de
manera definitiva.
Y es que el hombre
al que los años le pasan por el lado del alma sin envejecerla siempre sorprende
con sus ideas ocurrentes, con apuntes que roban carcajadas y enamoran sin
avisos. Para Jorge Pinto, que trabajó a su lado en producciones como Chichigua, Pepe
Sánchez es el típico bogotano al que le fluyen las ideas de inmediato, siempre
con su toque de buen humor y sorpresa. El fue el primero en sacar a respirar
las cámaras de los estudios a las movidas calles del centro de Bogotá,
impulsado tal vez por ese neorrealismo que buscaba mostrar historias más reales
y cercanas.
Esther Rojas, su
esposa, toca el piano! Tiene 40 años menos que él y reconoce que cuando lo
conoció se sentía más vieja que el mismo Pepe Sánchez. Después de nueve años a
su lado sabe que el buen humor es el mejor encanto y que todos los días la
sorprende la creatividad y la sensibilidad de su compañero, con quien tiene dos
hijos de los siete que tiene el director.
Como un actor
comprometido, un guionista con alta capacidad de creación y un director sin
precedentes. Así definen a Pepe Sánchez las personas que han trabajado a su
lado. Felipe Laverde, amigo desde su infancia, y con el que trabajó luego en la
televisión, dice que su compañero de clase del colegio, y de andanzas por muchos
bares de Bogotá, es el que mejor ha trabajado la comedia en Colombia. No se
equivoca. Producciones como Romeo y Busetao Don
Chinche lo confirman. Con ésta última logró que los televidentes se
identificaran con sus personajes y reivindicó así la cultura y la identidad de
un país que todavía no se reconocía en la pantalla.
Hoy tiene 75 años y
todos los días se levanta con la misma energía y el compromiso que lo
caracterizaron en sus largas jornadas al frente de creaciones como La
historia de Tita, San Antoñito o la recordada Café con aroma
de mujer. A pesar de que nunca ha sido un activo militante —su hermano
Carlos Sánchez asegura que es demasiado libre para serlo—, desde el principio
ha tenido claro que sus producciones son el resultado de un sentido social en
el que le apuesta a un mensaje con contenido y con el que, finalmente, termina
transformando paradigmas y generando conciencia entre risas y amoríos.
A la televisión
llegó por casualidad, pero la imagen estuvo en su vida desde el principio.
Cuando era niño, doña Julia, su madre, le contaba a él y a sus hermanos
historias de figuras chinescas que pintaba en la pared con su sombra. Don
Julio, su padre, pasaba el día en su cuarto oscuro plasmando en el papel las
imágenes que había capturado con su cámara en su trabajo para el Partido
Liberal. A Pepe Sánchez, al que la cédula le contradice el nombre con un
Guillermo ajeno, ese cuarto sin luz le producía claustrofobia y está convencido
de que a eso se debe su reticencia por la fotografía.
Cuando asistía con pocos
ánimos a los cursos de derecho, su hermana Isabel trabajaba en la HJCK y por la
falta de uno de los locutores haría un remplazo para quedarse allí, hasta pasar
a la televisión, cuando el general Rojas Pinilla trajo la caja de imágenes para
propagar su mensaje político en 1954. Allí conoció a Seki Sano, un director
japonés que preparó a muchos de los actores de la vieja guardia en Colombia, y
se sumergió en las artes dramáticas hasta hoy, cuando sigue dirigiendo escenas
de las producciones que se están haciendo en el país.
A pesar de que su
vida ha estado ligada por completo a la televisión, sigue soñando con dedicarse
al cine, una pasión que lo persigue desde los días del Cine Club Colombia. Por
ahora, afirma, tiene un proyecto pendiente con el tema de las bananeras como
contexto en el que se desarrolla un amor.
"El pecado de
Pepe ha sido su modestia", así lo cree Mauricio Navas, quien empezó a
trabajar con él en Romeo y Buseta y hoy insiste en que espera
verlo como un gran consultor de los nuevos creadores en el país. Para Navas,
Sánchez es un sinónimo de respeto a la televisión, a los actores y al
televidente, un administrador del virtuosismo de los actores, que no le da
temor compartir el conocimiento y al que el país no le ha dado el lugar que le
corresponde.
Para Pepe Sánchez,
el hombre que cambió la televisión en el país, 50 años son muy poco y todavía,
después de anotarse muchos de los éxitos de la pequeña pantalla, sigue
temiéndole al fracaso. Termina de contar una historia de la que ha hablado muchas
veces y recuerda una frase que leyó en alguna pared de la ciudad: "Cuando
tenía las respuestas, la vida me cambió las preguntas".*
Tomado del periódico El
Espectador, 16 de agosto de 2010
Uno de los
primeros galanes
Luis Guillermo Sánchez
Méndez no dice nada para el gremio, a pesar de que corresponde al nombre de
pila de uno de los hombres más respetados de la televisión y del cine. Siempre
ha sido Pepe Sánchez. En realidad, nunca nadie lo ha llamado Luis ni Guillermo.
De hecho, admite que se convirtió en Luis Guillermo en la pila bautismal de la
iglesia del barrio Las Aguas, pues desde su nacimiento fue Pepito.
Su carrera
como actor y director habla por sí sola. Director formado en la
Universidad de Praga, guionista, profesor universitario, libretista, director
de la Fundación Lumiere y documentalista, ha sido considerado el mejor director
del país en muchas ocasiones. Terminó estudiando Artes en la Universidad
Nacional, simplemente, porque “me atraía la expresión plástica”. No recuerda
tener mayores ambiciones. “No tenía ningún paradigma en especial. Me gustaba
leer poesía (Pablo Neruda, Federico García Lorca) y el cine (los
neorrealistas)”.
Su rol como director empezó en 1962 con el cortometraje Chichigua. Como actor, en 1963 fue convocado para En nombre del amor, la primera telenovela que se realizó en el país. Fue uno de los primeros galanes queALBERGÓ
A mediados de los años setenta, Pepe también coqueteó con la animación, cuando presentó el concurso dominical Signo y fortuna. Después, su pasión por la dirección fue alejándolo de la actuación. Dirigió y escribió la aclamada comedia Don Chinche, El cuento del domingo, Los colores de la fama, El carretero, Mujeres y Sonata. Más tarde, convirtió en un éxito a Romeo y buseta y, luego, La posada. De ahí en adelante, la carrera de Pepito, como le dicen sus más cercanos, ha estado ligada a apuestas elogiadas, ya sea de novela, serie o comedia, lo que le ha permitido compartir con las estrellas y las personalidades más destacadas de esta industria, durante más de cincuenta años. Y de todos los que han pasado, el personaje al que más recuerda es Jaime Garzón, “Por su visión de la vida, del país y su gran talento histriónico”
Pepe no lamenta dedicar más tiempo a la actuación, pues su gran pasión es la dirección. No obstante, cuando le ofrecen algo que considera interesante lo acepta. Hizo un doble papel en Pura sangre, donde encarnó al bueno (Alejandro) y a su hermano gemelo, Eusebio, un villano. Actualmente, lo vemos como don Pedro, en La playita. Como director ha sido cabeza de apuestas, como Café, La madre, Pobre rico, Retrato de una mujer, Merlina, mujer divina, Las detectivas y el Víctor y Secretos del paraíso. Y así como tiene la claridad para saber cuál ha sido el personaje que más ha cautivado su atención, sabe cuál ha sido su mejor obra. Se trata de La historia de Tita, grabada en 1987. “Fue una obra muy experimental, que se salía del molde del clásico melodrama, sobre una madre y su hija, que estaban en la cárcel”.
Basada en un caso de la vida real y realizada por Tevecine, esta serie se grabó sin libretos. Sánchez recuerda que al set llegaban con las escaletas, escritas por un abogado al que conoció y que investigó el caso y, sobre la marcha, los actores y él, como director, improvisaban diálogos. “Fue algo muy enriquecedor con un excelente resultado”. Aunque La historia de Tita estuvo enfrentada a una novela clásica de Caracol y en ratingla superaba, tuvo su público y una muy buena critica.
Y si tuviera que cambiar algo de su carrera o devolver el tiempo, “encantado cambiaría la televisión por el cine” y es que, a la hora de revelar cuál ha sido su desacierto profesional, cree que ha sido el no persistir en la dirección del llamado séptimo arte.
Con 80 años de vida, más de cincuenta de carrera, siete hijos, quiere continuar por mucho tiempo en el set. A la pregunta de si le gustaría morir en un escenario, es claro: “No la comparto, sencillamente, porque no me gustaría morir”.
Tomado de la
Revista VEA, Edición No.057, 27 de junio de 2014
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EN NUESTRA REVISTA, RECONOCIENDO QUIEN ES EL AUTOR DEL MISMO Y QUE AMERITE QUE
SEAN RECONOCIDOS.
http://parquedelavida.co/index.php/noticias-10/item/287-el-sector-comercio-se-converso-en-la-candelaria
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