viernes, 14 de noviembre de 2014

NÚMERO 303 NOVIEMBRE 14 DE  2014 (VIERNES)   
Director
Bernardo A. Rendon  Restrepo
bernal.rendon@hotmail.com
Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero 

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SANTOS, VARGAS, URIBE Y PETRO CAEN EN IMAGEN

Según la encuesta Colombia Opina, la imagen desfavorable que tienen los colombianos de estos dirigentes es mayor que su imagen favorable.

Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras, Álvaro Uribe y Gustavo Petro. 
Hay algo en lo que hoy coinciden el presidente Juan Manuel Santos, el expresidente Álvaro Uribe, el vicepresidente Germán Vargas Lleras y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro: la imagen poco favorable que de ellos tiene la mayoría de los colombianos.

Hay algo en lo que hoy coinciden el presidente Juan Manuel Santos, el expresidente Álvaro Uribe, el vicepresidente Germán Vargas Lleras y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro: la imagen poco favorable que de ellos tiene la mayoría de los colombianos.

Así lo revela la Gran Encuesta Colombia Opina, de la firma Ipsos para la alianza de medios Noticias RCN, RCN La Radio, La FM y SEMANA. En el trabajo, que consultó la opinión 1.009 ciudadanos, estos cuatro dirigentes salieron muy mal librados.

Según los resultados, el presidente Juan Manuel Santos tiene una imagen desfavorable del 56 %, el mismo porcentaje que manifestó sentirse insatisfecho con su gestión.

Aunque la imagen favorable es del 40 %, no registra un descenso vertiginoso frente a sondeos anteriores, dado que se ha mantenido alrededor de este porcentaje.

Sólo en septiembre del 2013, luego del paro agrario, el mandatario registró su punto de favorabilidad más bajo, cuando registró una imagen favorable de sólo el 23 %.

Por si fuera poco, el 67 % de los encuestados considera que Juan Manuel Santos no cumplió lo que le prometió a los colombianos al inicio de su mandato. Y además el clima de escepticismo sobre la situación del país también ha vuelto a crecer, pues el 55 % considera que el país va por mal camino.

Hay una asignatura en la que los encuestados rajan severamente al actual gobierno y es la política de seguridad. Y aunque no es sólo competencia del gobierno central, el 80 % de los encuestados desaprueba la forma cómo el gobierno Santos ha afrontado la problemática.

Pese a esto, la encuesta revela un indicador muy favorable para el actual gobierno: el proceso de paz con las FARC en La Habana.

Tras los últimos episodios, en los que se ha conocido el contenido de los acuerdos parciales y se supo de la visita de ‘Timochenko’, el jefe máximo de esa guerrilla a la capital cubana, los colombianos son más optimistas frente a estos diálogos.

El 42 % de los encuestados se declaró optimista de que el Gobierno y las FARC llegarán a un acuerdo.


Este clima favorable se incrementó en 9 puntos desde la medición del pasado mes de abril, cuando el nivel de optimismo estaba en el 33 %. El pesimismo bajó 10 puntos en siete meses, del 63 % al 53 %. Sin embargo, la conclusión es que aún es más elevado el nivel de pesimismo frente al proceso de paz.

La encuesta Ipsos también reveló que la imagen de Álvaro Uribe, el presidente con mayor popularidad de la historia del país, ha bajado desde que decidió regresar al ruedo político como senador de la República. 

Tanto así que en esta medición registró sus peores índices históricos. Su imagen favorable bajó al 41 %, un punto más que el presidente Santos, y su imagen desfavorable se trepó al 50 %. En abril de este año la imagen favorable del expresidente era del 57 %, ahora, como senador, descendió 17 puntos.

De otro lado, la política del gobierno Santos mejor calificada por los encuestados fue la de vivienda, con una aprobación del 54 %. Esa cifra haría pensar que la imagen favorable de quien ha personificado este frente, el actual vicepresidente, Germán Vargas Lleras, sería similar, pero no fue así. En esta encuesta, la mala imagen de Vargas Lleras también creció.

El 39 % de los consultados tiene una imagen favorable del vicepresidente, mientras que el 45 % dijo tener una imagen desfavorable. El descenso de Vargas Lleras es drástico si se tiene en cuenta que en abril, cuando era fórmula de Santos, su imagen favorable era del 46 %, es decir, descendió 7 puntos. Mientras que su imagen desfavorable era de 21 %, creció 24 puntos.

A otro que no le fue nada bien fue al alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. Su imagen desfavorable es una de las más altas: 60 %. Sólo el 28 % tiene una imagen favorable del alcalde de Bogotá.

La encuesta también dejó muy mal parados a la Justicia y al Congreso. El 77 % de los encuestados no confía en la justicia colombiana, el 73 % desconfía de las altas Cortes. El 75 % manifestó no tener confianza en el Congreso de la República, y el 66 % dijo tener imagen desfavorable del Legislativo. Mientras que el 68 % desconfía del Gobierno Nacional.

La institución que mayor prestigio tiene entre los ciudadanos, según la encuesta, son las Fuerzas Armadas, el 50 % dijo tener confianza en ellas, y el 58 % tiene una imagen favorable.
En la encuesta también se evaluó la imagen de los ministros del gabinete; la mejor librada fue la ministra de Educación, Gina Parody, pues el 43 % aprueba su gestión.
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¿POR QUÉ URIBE NO LE RESPONDE A SANTOS?

Álvaro Uribe no ha aceptado ni ha dado muestras de que le interese, la invitación que le hizo el presidente Santos a dialogar.

El senador desestima y no responde la invitación que le hizo el Presidente a dialogar.

A juzgar por la actitud del senador Álvaro Uribe y por lo que dicen algunos miembros de su equipo inmediato, la posibilidad de que el exmandatario acepte la invitación del presidente Juan Manuel Santos de entablar un diálogo sobre la paz, es remota.
Incluso, es posible que primero se firme el acuerdo sobre el fin del conflicto con esa guerrilla a que Uribe acepte sentarse a manteles con quien es hoy su principal contradictor político.
Uribe simplemente no responde las preguntas que se le hacen sobre el llamado de Santos. Las desestima. A su vieja usanza, cuando los periodistas lo han interrogado sobre el tema, él ha respondido con críticas puntuales a los acuerdos parciales de La Habana o, sencillamente ha dicho generalidades.
Cuando los reporteros lo abordaron para conocer su opinión sobre la invitación que Santos le hizo a través de su cuenta en Twitter, el jefe del Centro Democrático aludió a la importancia de una carta que le envió el reconocido dirigente conservador Álvaro Leyva, muy conectado con la guerrilla de las Farc, en la que lo invita a apoyar la búsqueda de la paz.
A manera de sátira, Uribe recalcó que aunque Leyva piensa muy distinto a él, “no habla con engaños”, como sugiriendo que Santos sí lo hace.
Uribe ha acusado a Santos, de manera sistemática, de engañarlo. No hay confianza.
Coincidencialmente, las ocasiones en que los periodistas lo han abordado para preguntarle si va a hablar con Santos, el congresista ha tenido la carta de Leyva en sus manos. Y la enseña.
El mensaje no deja dudas: ‘Prefiero responderle a Leyva que a Santos’, parece decir el jefe de Centro Democrático.
A nadie del círculo cercano de Uribe se le ocurre pensar que esa cita podría ser posible. Y tampoco, a nadie, se le ocurre aconsejarlo que lo haga.
El excandidato a la Vicepresidencia por Centro Democrático, en las pasadas elecciones, Carlos Holmes Trujillo, en columna que publica el portal Kien y Ke este miércoles, se preguntó: “¿Qué pretende, entonces, el Presidente Santos, con la invitación pública que le ha hecho a Uribe?”.
Y a manera de pregunta Trujillo deja aflorar sus dudas sobre la propuesta de Santos. “¿Dio un paso apenas mediático?”.
Tal vez con la esperanza de que la cita resultara, el dirigente uribista advierte que “si hay grandeza sería trascendental para la nación”, pero también anota que “en el caso de que se trate apenas de un cálculo coyuntural, sería malo para el país y profundizaría las diferencias”.
Hay quienes creen que Santos no tuvo interés genuino en invitar a Uribe a dialogar sobre un tema tan “grueso” (el proceso político más importante del país), por la forma en que lo hizo: vía Twitter.
El senador Ernesto Macías, quien actúa como ‘escudero’ de Uribe, descartó que se pueda producir un encuentro amistoso entre los dos, y lo que propuso fue un “debate público, sin condiciones y sin moderadores (…) porque no estamos de acuerdo con lo que está pasando en La Habana".
En esta misma dirección se expresó la senadora Paloma Valencia, también de la bancada uribista. “Yo considero que no tiene por qué haber acercamientos. Las diferencias políticas no son como los noviazgos que se arreglan yéndose a comer; las diferencias políticas se hacen en las plazas públicas, en los escenarios públicos, a través de los medios de comunicación, en los debates del Congreso y las decide el proceso colombiano”.
El comentario generalizado de los miembros de la bancada uribista, en el sentido de que las diferencias sobre el proceso de La Habana deben hablarse en debates públicos, abiertos, más bien parece una directriz del partido y de su jefe (Uribe) que comentarios personales.
Pero ese debate parece haber comenzado precisamente en el Senado en las últimas horas. La bancada de gobierno, acompañada incluso por sectores como el Polo hizo duros cuestionamientos al uribismo, no solo por sus 52 objeciones al diálogo de La Habana, sino por no haber aceptado la cita en Palacio.
"Con la soberbia y la altanería es difícil hablar sobre este proceso", dijo el senador Iván Cepeda (Polo) al referirse a la posibilidad de ese diálogo.
La invitación
Salvo el trino en el que Santos invitó a Uribe a hablar sobre el proceso de paz (“Invito al senador @AlvaroUribeVel a que nos reunamos y hablemos, con criterio patriótico, de paz”) las conversaciones de los dos líderes han sido tirantes.
Un día antes de la comunicación por Twitter, Santos había acusado a Uribe de decir “mentiras” en su documento de 52 observaciones al proceso de paz, el cual ya pasó a 62.
En el pasado, otros intentos de comunicación entre Santos y su antecesor, más cuidadosos con el protocolo, también fracasaron. Uribe se ha negado de manera rotunda a sentarse a hablar con Santos.
La última vez que Uribe y Santos hablaron fue a finales de 2010, en la casa del primero, en Rionegro (Antioquia). Aunque ya se sabía de su distanciamiento, no se había producido tanta recriminación de lado y lado, como ocurre en la actualidad.
Si bien entre Uribe y Santos ahora afloran diferencias de tipo ideológico (en el pasado cohabitaron con ellas) como la manera de enfrentar el conflicto (el primero privilegia la fuerza y el segundo el diálogo; lo que para Uribe es una "amenaza terrorista" para Santos es un "conflicto armado"), también hay razones políticas y personales.
Sí, diferencias políticas en la medida en que al expresidente lo que le importa es recuperar el poder pleno para poner en marcha sus políticas públicas, como la "seguridad ciudadana", que aliados suyos como José Obdulio Gaviria consideran "doctrinas" y que a su juicio, Santos ha “traicionado”.
A Uribe nunca le gustó que Santos haya incorporado a su gobierno a enemigos políticos suyos como Germán Vargas Lleras, uno de los principales responsables de no haber continuado su seguidilla de reelecciones. Y menos que lo haya convertido en su principal aliado político, hoy Vicepresidente de la República.
Y menos que haya hecho del entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez (q.e.p.d.) su “nuevo mejor amigo”.
Uribe no le perdona a Santos que haga de sus enemigos sus aliados.
Pero, además, en el fondo, lo que Uribe no acepta es que sus votos hayan elegido un Presidente que se le salió del libreto. A eso es que Uribe llama “traición”.
Como dijo el editorial de EL TIEMPO, desde muy temprano, Uribe se convirtió en el “opositor de Santos”.
Su disputa política con Santos quedó sellada cuando en la reciente contienda por la Presidencia lideró personalmente la campaña que llevó a su candidato, Óscar Iván Zuluaga, a ganar la primera vuelta. Y a obtener casi el 50 por ciento de la votación total en la segunda vuelta.
Uribe tiene como propósito inmediato ganar el mayor número de alcaldías y gobernaciones y curules en asambleas y concejos, en octubre de 2015, como antesala del gran debate presidencial en 2018.
Y en lo personal, como lo ha reiterado, Uribe siente que Santos lo engañó. No le tiene confianza.
Y aunque en la política siempre puede ocurrir lo increíble, hoy casi nadie le apuesta a que la cita Uribe-Santos pueda darse de un momento a otro.
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Espero que hayan disfrutado de su Contenido, hasta pronto… 


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