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RESERVA EN PELIGRO
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La reserva de la biósfera
Bosawas alberga al bosque tropical más grande de Centroamérica. Sin embargo,
los Mayangna y Miskito, nativos del área, alertan que 30 mil hectáreas de éste
son destruidas cada año por personas ajenas al lugar
La reserva de la biósfera Bosawas alberga al
bosque tropical más grande de Centroamérica. Sin embargo, los Mayangna y
Miskito, nativos del área, alertan que 30 mil hectáreas de éste son destruidas
cada año por personas ajenas al lugar.
Los crecientes campos agricultores, la contaminación del agua, la
tala ilegal y el comercio de fauna y flora protegida son sólo algunos factores
que contribuyen a este fenómeno. Ahora, los indígenas apelan al presidente de
los Estados Unidos, Barack Obama, para que los ayude a proteger la región.
La reserva está localizada entre la frontera de Nicaragua y
Honduras. Consta de dos millones de hectáreas y alberga 150 mil especies de
insectos. También aloja jaguares, águilas, cocodrilos y a los últimos ejemplares
de tapir y mono araña.
Según Arisio Genaro, presidente de los Mayangna, 11 mil 500
invasores han deforestado casi 150 mil hectáreas desde su arribo, en 2009.
Ellos, como protectores de la zona, están gravemente consternados por los
sucesos.
Según Genaro, los gobiernos locales no han tomado acciones para
resolver el problema por cuestiones políticas, temiendo perder votos. Ahora,
los indígenas marcharán en Managua para hacerse escuchar. Arisio Genaro expersó:
"Es en estos bosques donde los animales que cazamos se
reproducen. Si destruimos esto,
destruimos a nuestra gente."
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Galería - La vida en verde
Ranas verdes de los árboles
Rana en Lily Pad
Aurora boreal
Silueta de la boca de una cueva
Serpiente verde
Banco de mariposas
Ciclista vietnamitas
Paisaje ventoso
Escogiendo hojas para té
Cocodrilo blanco
Galería - La vida en azul
Tiburón ballena
Escuela de barracudas
Pingüinos en el iceberg
Oso polar en Svalbad
Alberca glaciar
Piquero patas azules
Azurita
Tobogán azul
Musgos congelados
Plumaje de pavo real
Mujer con velo en una entrada
Mezquita iraní
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Laguna de las Galápagos
Laguna de las Galápagos
Glaciar garibaldi
Gran Cañón nevado
Lobo en Yellowstone
Hielo debajo del mar
Iglú del ártico
Galeria - La vida en naranja
Jirafas en Botswana
Bota de vaquero en Nuevo México P
Puesta de sol en el Lago Michigan
Campo de trigo en Turquía
Fibras de aislamiento en Berlín
Tulipanes anaranjados
Barda contra los dignos, en Australia
Los pozos de Beehive en Syria
Aves, Alemania
Coral anaranjado
Gran Cañón
Alacrán
Puesta del sol
Godiva Nudibranch
Galeria - La vida en púrpura
Un puente en tasmania
Osos polares al anochecer
Un antílope Lechwe al anochecer
Crocus rosados
Estrella marina púrpura
Nidibrianquio púrpura
Anémona
Dunas en Arabia Saudita
Joshua Tree
Campos de lavanda
Galería - La vida en amarillo
Mujer Malí
Casco de bote amarillo
Silueta de una escalera
Molino de papel
Motor de un tren
Arquitectura mexicana
Un hombre de la tribu Huli
Un papilio amarillo
Girasol
Un pájaro carpintero amarillo
Un dodge plymouth vintage
Playa de la isla Phuket, en Tailandia
Crótalo cornudo de Schlegel
Hojas de maple
Galería - La vida en rojo
Aquí, un brillante abanico de coral rojo se expande detrás
de un pez damisela dorado en las aguas
de la isla Namenalala, en Fiji
Varias cortinas rojas y brillantes linternas de papel transforman
una cueva rocosa en un mágico salón de
bodas en la provincia china de Hubei. Rojo
es el color tradicional chino de las celebraciones de matrimonio.
Rocas con alta dosis de acero crean un camino rojo óxido para que fluyan
las aguas rápidas en el Parque Nacional Lagos Waterton de Alberta
El lago Keniano de Magadi se sonroja bajo las bacterias que
surgen después de la lluvia
El lago Keniano de Magadi se sonroja bajo las bacterias que
surgen después de la lluvia, La oscuridad da un leve tono rojizo a las plantas
de avena en el mar en Saxis, Virginia
Una solitaria hoja de maple yace en el tronco de un árbol caído
en el Parque Nacional Maines Acadia
Un brillante arco con forma de agujero de llave y las paredes
rojizas enmarcan el Minarete de Al
Berdain en Marruecos
La sombra de un niño San corre a través de una pared roja en Welkom, sudáfrica
Un sacerdote Hindú enfundado en
una brillante capa roja, fuma debajo de un árbol baniano afuera de un templo en
Mumbai, India
Un automóvil rojo se
encuentra sucio y solo al lado de una calle
en la Berlín del este
Un trabajador adolescente usa sus manos teñidas por seda para sostener un nudo de estambre rojo.
Una geisha en Kioto, Japón, aplica el labial color rojo sangre que complementa su tradicional maquillaje
Un árbol de maple en Maryland, EUA, muestra su flameante follaje
Hojas de un árbol de zumaque brillan con las luces otoñales en la Reserva Nacional Prairie en Cottonwood Falls, Kansas
Nada puede mermar el entusiasmo de los estudiantes de taipei, unidos en una celebración del "doble diez" el día nacional de Taiwa
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Los dominios del castillo de Guadalest
Mimetizado con la roca gris de la sierra
alicantina, el pueblo de El Castell de Guadalest seduce desde hace siglos a
quien llega desde la cercana Costa Blanca. Declarado conjunto
histórico-artístico en 1974, su calle principal asciende hasta el castillo de
Sant Josep (siglo XI), el fuerte erigido por los árabes para controlar el valle
del Guadalest. De aquella época se conservan la prisión, en los bajos del
Ayuntamiento, y la torre árabe de la Alcozaiba, emplazada sobre una colina en
la que domina el blanco campanario de la iglesia parroquial. La visita debe
completarse con alguno de sus curiosos museos: el de Microminiaturas, el de
Saleros y Pimenteros, el de Tortura y la Casa Orduña (XVII), que expone objetos
de arte de los marqueses de Guadalest.
Belmonte y los paisajes del Quijote
El santuario marinero de la Virxe do Porto
Templarios en el cañón del río Lobos
Ermita de Sant Quirç y el románico de la Vall de Boí
El islote y la ermita de San Juan de Gaztelugatxe
Ermita de Santa Justa
Espejismo en la Cueva de los Verdes
Maravilla geológica en El Soplao
La Cova Tallada de Xàbia
Las entrañas del Monasterio de Piedra
Coves del Drach
Cabo de Favàritx
El Mirador del Cabo de Gata
Las atalayas de la Costa Blanca
Punta de Teno
El Valle de Sajambre
El Concejo de Lena
Las alturas de Panticosa
El Monte Gorbeia
Parque Nacional de Doñana
Ibiza, rincones vírgenes de la isla pitiusa
Parque Nacional de Garajonay
Imágenes de animales hermosos:
Espero
que hayan disfrutado de su Contenido, hasta pronto…
Belmonte y los paisajes del Quijote
Desafiante como los molinos-gigantes contra los que luchó el
«caballero de la triste figura», el castillo de Belmonte (siglo XIV) corona
solitario el cerro de San Cristóbal, desde el que domina la llanura manchega.
Perfecto ejemplo de arquitectura militar, conserva los calabozos y una muralla
que llega hasta el pueblo. El castillo fue restaurado y transformado en museo
en 2010. Desde entonces se realizan visitas guiadas por sus ostentosas salas,
entre las que destacan las estancias que ocupó Eugenia de Montijo (1826-1920)
cuando se recluyó en él tras dejar de ser emperatriz de Francia. La fortaleza y
el pueblo de Belmonte son una etapa de la Ruta del Quijote, de ahí que sus
monumentos, museos y restaurantes revivan el ambiente de la novela cervantina.
La caprichosa fortaleza de Lloret de Mar
En la playa de Sa Caleta, sobre una roca
envuelta por un pinar, se alza el castillo neomedieval d’en Plajà. Se trata de
un chalet privado con aspecto de fortaleza que fue finalizado en la década de
1940 y que pronto se convirtió en el icono de Lloret de Mar. Esta localidad de
la Costa Brava conserva también los vestigios del castillo medieval de Sant
Joan (siglo XI). Se emplaza en lo alto de la colina que separa las playas de
Lloret y Fenals, y se alcanza siguiendo el camino de ronda, una senda que
recorre las playas y los pueblos de este litoral. El paraje está salpicado de
paneles que narran la historia del pueblo de Lloret y la leyenda del castillo,
del que quedan tramos de la muralla, los silos y la torre del Homenaje.
El santuario marinero de la Virxe do Porto
La capilla de Nosa Señora do Mar, también
conocida como Virxe do Porto, corona un minúsculo peñasco de las Rías Altas
gallegas, en el norte del litoral coruñés. El atractivo de la ermita varía
según el estado del tiempo y de la mar. Cuando éste es apacible y hay bajamar,
la blanca figura se convierte en el destino de una corta excursión desde la
playa de Meirás, en el municipio de Valdoviño. Sin embargo, cuando ruge el
temporal del Atlántico y sube la marea, los surfistas acuden a disfrutar de las
olas y la capilla queda aislada, desafiando sola la bravura del océano.
Entonces, el mejor mirador sobre el conjunto es el faro de la Punta Frouxeira.
Cada 14 de julio la ermita es el destino de una romería marinera.
Templarios en el cañón del río Lobos
El pueblo de Ucero, enclavado a los pies
de su castillo medieval, es el inicio de la excursión que entre bosques de
encinas sigue el río Ucero hasta la ermita de San Bartolomé, en la entrada del
cañón del río Lobos. El templo fue fundado por los templarios en el siglo XIII
y resulta fascinante por la simbología que contiene: destaca el rosetón con la
estrella de cinco puntas de la secreta Orden de Sión. Frente a la iglesia se
abre el prodigioso desfiladero, encajado entre pináculos, farallones, meandros
y grutas como la Cueva Grande, que ejerce de mirador. Desde San Bartolomé la
ruta continúa por el fondo del cañón y finaliza en el puente de los Siete Ojos,
donde se ven nenúfares que tapizan las rocas y rapaces que sobrevuelan los
roquedos.
Ermita de Sant Quirç y el románico de la Vall de Boí
La docena de pueblos que integra el valle
pirenaico de Boí reúnen un conjunto de templos de los siglos XI Y XII,
declarados Patrimonio de la Humanidad en 2000. Lo mejor es acudir primero al
Centre del Romànic situado en Erill la Vall, y desde allí iniciar la ruta que
enlaza iglesias y ermitas de gran valor arquitectónico. Como la de Sant Quirç
de Durro –en la imagen–, que se eleva solitaria a 1.498 metros de altitud,
abarcando amplias vistas. Los ejemplos románicos más significativos se
localizan en el pueblo de Taüll. Son la iglesia de Santa Maria, de portada
labrada, y el templo de Sant Climent, con su famoso Pantocrátor pintado en el
ábside y cuyo original se exhibe en el Museu d’Art de Catalunya, en Barcelona.
El islote y la ermita de San Juan de Gaztelugatxe
Entre los pueblos marineros de Bermeo y Bakio surge la
inconfundible silueta del islote de Gaztelugatxe, coronado por la ermita de San
Juan. Ya documentada en 1053, durante sus casi mil años de historia el templo
ha presenciado desde actos de piratería y naufragios, a ceremonias religiosas
en épocas más recientes.
La capilla está unida a la costa por un
puente de 231 peldaños, rasgados en un acantilado de roca flysch –en la Península solo la hay en la Cornisa Cantábrica–
que queda al descubierto cuando baja la marea. No hay otro balcón mejor en la costa
vizcaína que esta atalaya que, junto a la cercana peña de Aketxe forma una
reserva natural de gran valor por ser lugar de cría de aves marinas.
Ermita de Santa Justa
Cerca del caserío de Ubiarco se abre la
playa de Santa Justa que esconde en uno de sus acantilados la austera ermita de
la que toma el nombre. Para visitarla hay que seguir desde Ubiarco la sinuosa
carretera que se dirige hacia la playa, y allí continuar por una senda que
bordea esta costa abrupta. El camino también se asoma al vecino arenal del
Sable y a la cala de Los Locos, la más agreste de la zona. La ermita fue
construida en el siglo XVI en una gruta hasta entonces ocupada por ermitaños.
El interior se puede visitar cada 19 de julio, día en el que se celebra una
romería. La playa de Santa Justa pertenece al encantador pueblo de Santillana
del Mar –distante solo cinco kilómetros–, que cuenta con la colegiata románica
más destacada de la cornisa cantábrica.
Espejismo en la Cueva de los Verdes
Hace alrededor de 5.000 años, la erupción
del volcán Corona abrió en el seno de Lanzarote un túnel de siete kilómetros
por el que corrió la lava hasta la costa. La cavidad quedó solidificada y,
siglos después, fue utilizada por los isleños como refugio contra los ataques de
corsarios, e incluso como hogar por la familia de pastores que empezó a
habitarla en el siglo XVIII y de los que toma el nombre: los Verdes. El
itinerario que la recorre enlaza tres galerías superpuestas y llega hasta el
lago de la fotografía, donde se produce una fantasía óptica que sorprende al
visitante: el reflejo de las cúpulas de roca sobre el agua hace que la cueva
parezca inmensa, aunque la profundidad del lago es de apenas 20 centímetros.
Maravilla geológica en El Soplao
La comarca de Saja-Nansa añade a la
atmósfera rural de sus pueblos y valles, uno de los conjuntos de cavidades más
importantes en número de Europa. Destaca la cueva de El Soplao, única por la
cantidad y espectacularidad de sus formaciones geológicas. Emplazada en el
término de Rionansa, fue descubierta a inicios del siglo XX durante los
trabajos en la mina La Florida, situada sobre la gruta y hoy transformada en
yacimiento de arqueología industrial. Un antiguo tren minero transporta al
visitante por túneles hasta la cueva, a partir de la cual se prosigue a pie
enlazando galerías (La Gorda, Fantasmas, Mirador de Lacuerre, Centinelas,
Ópera...) que atesoran estalactitas, estalagmitas, coladas y pisolitas, también
llamadas perlas de las cavernas.
La Cova Tallada de Xàbia
Al norte de Xàbia, bajo un acantilado de
la Reserva Marina del Cap de Sant Antoni, se esconde la Cova Tallada, una
cavidad abierta al mar y con 400 metros de recorrido. La gruta fue tallada para
la extracción de roca tosca, material que ya empleaban los musulmanes en la
construcción de sus castillos. Se llega desde Les Rotes por una senda que se
asoma a rincones de belleza mediterránea. Al final hay que caminar sobre las
rocas hasta la boca de la gruta. Como en un libro de aventuras, las marcas en
las paredes de generaciones de picapedreros narran su historia y transportan a
tiempos de los romanos, a las salidas de pesca del rey Felipe III que la
frecuentaba y al uso como escondrijo marino durante la Segunda Guerra Mundial
Las entrañas del Monasterio de Piedra
El rumor del agua llega a todos los
rincones del Monasterio de Piedra, uno de los parajes más asombrosos de Aragón,
donde patrimonio y naturaleza van siempre de la mano. Así lo muestran las
sendas que enlazan los enclaves más atractivos de este parque natural atravesado
por el río Piedra. De la multitud de cascadas que crea este curso fluvial, la
más llamativa y alta es la Cola de Caballo, con 90 metros de caída. Tras su
fino manto de agua se esconde la Gruta Iris –en la fotografía–, una cueva con
salientes que sirven de miradores. La visita al paraje se completa recorriendo
las dependencias del monasterio, cuya fundación cisterciense se remonta al
siglo XIII; hoy incluye una hospedería. Todo el conjunto es Monumento Nacional
desde 1983.
Coves del Drach
El mito medieval del dragón inspiró el
nombre de las Coves del Drach, cuatro inmensas grutas (Los Franceses, Blanca,
Negra y Luis Salvador) rodeadas de leyendas y emplazadas en la costa oriental
de Mallorca. Las cuevas destacan por su tamaño –2.400 m de largo y 25 de
profundidad– y por sus formas fantasiosas, que atrajeron la atención de Julio
Verne quien las mencionó en su novela Clovis Dardentor (1895). Durante su
visita se recorren galerías con estalactitas y estalagmitas, como las que se
reflejan en el lago Martel, uno de los mayores del mundo (117 m de largo y 30
de ancho), que lleva el nombre del espeleólogo que lo localizó en 1896. En él
se realiza un espectáculo de luz y sonido que resalta la forma onírica de las
rocas. El itinerario concluye cruzando el lago en barca.
Cabo de Favàritx
El faro de Favàritx preside desde 1922 el
ventoso cabo que sobresale en la costa nordeste de Menorca. Esta linterna del
mar corona una punta de pizarra y formas fantásticas que, para muchos, tiene
algo de sobrenatural. Justo al lado hay una balsa que llenan las grandes olas
cuando saltan sobre las rocas; según la leyenda, si se camina por sus aguas las
noches de luna llena, se reciben fuerza, energía y fertilidad. Para llegar al
cabo hay que seguir la carretera que une Maó y el pueblo marinero de Fornells,y
tomar el desvío que surge justo al pasar el Parque Natural de S’Albufera des
Grau, un valioso humedal donde es fácil contemplar ánades. Un camino de ronda
bordea la costa cerca de las calas de Presili y Tortuga, y culmina en este
privilegiado mirador.
El Mirador del Cabo de Gata
El extremo oriental del litoral
almeriense es un territorio de arrecifes, playas de dunas y pueblos blancos
como San José, el mayor del cabo de Gata, que aún preserva su esencia marinera.
Siguiendo desde el pueblo la carretera costera hacia el sur, muy cerca surgen
los desvíos a las calas del Mónsul y Los Genoveses, consideradas las más
bonitas del parque. La ruta prosigue una decena de kilómetros hasta alcanzar el
promontorio del cabo de Gata, la punta del sudeste peninsular. En lo más alto
tiene un faro de 1863, al que se llega a pie por un sinuoso camino que finaliza
en el mirador de las Sirenas, con vistas sugestivas a este arrecife de roca
volcánica, situado justo enfrente. Visitar el lugar al atardecer permite
disfrutar de una luz espectacular.
Las atalayas de la Costa Blanca
En el siglo XVI, una línea de torres
defensivas protegía el litoral levantino, avisando de los ataques de piratas y
orientando a los marineros en su navegación. Hoy, en el cabo donde se asentaba
la primitiva atalaya de L’Horta –su nombre ya aludía a la cercana y fértil
huerta alicantina– se erige un faro que aprovecha su privilegiada ubicación. Se
localiza entre las playas de Sant Joan (norte) y de L’Albufereta (sur), sobre
un brazo de mar desde el que se domina a lo lejos la bahía de Alicante. El cabo
de L´Hort –en la fotografía– está rodeado por un entramado de sendas que
discurren por esta franja de la Costa Blanca, asomándose a acantilados de roca
arenisca y a calas de tamaño acogedor y aguas cristalinas como La Calita y La
Palmera, idóneas para el buceo.
Punta de Teno
La naturaleza tinerfeña muestra su cara
más salvaje en los abruptos acantilados de origen volcánico de la Punta de
Teno, el extremo más occidental de la isla canaria. El lugar está dominado por
un faro –uno de los siete que balizan la costa tinerfeña– que parece retarse
con el bravío océano, y que impresiona aun más por los topónimos de algunos
relieves cercanos: Morro del Diablo, Parada de los Muertos... El macizo,
protegido en el Parque Rural del Teno desde 1994, tiene, además, un interior
fisurado por barrancos cubiertos de vegetación y tímidos valles. En ellos han
crecido, de modo casi inverosímil, caseríos como el de Masca y El Palmar, ambos
base inmejorable desde la que iniciar un sinfín de caminatas de gran valor
paisajístico, geológico y etnográfico.
El Valle de Sajambre
En la vertiente leonesa del Parque
Nacional de los Picos de Europa, las cumbres se elevan protegiendo recónditos
valles. El Puerto del Pontón (1.248 m) da entrada a uno de los más intactos, el
valle de Sajambre, surcado por el río Sella, que nace en la Fuente del
Infierno, a un par de kilómetros. Desde El Portón la carretera inicia un
sinuoso descenso que permite contemplar una estampa de postal: la nieve
cubriendo aldeas y bosques que esconden cabañas de piedra. Así se llega a Oseja
de Sajambre, la apacible capital del valle, que guarda genuinos hórreos. Al
poco de salir del pueblo, un desvío señala la Venta de Corbacil, el paraje
donde se inicia la excursión por el desfiladero de los Beyos (de 14 km), por el
que el río Sella se apresura buscando la salida del cañón.
El Concejo de Lena
Pola de Lena recibe al visitante entre
prados de alta montaña. La localidad se asienta en una encrucijada histórica
por la que pasaban dos importantes rutas: la Vía de la Plata y el Camino de
Santiago, que legaron joyas como la iglesia de Santa Cristina (siglo IX),
ejemplo de prerrománico asturiano. Pola de Lena es la base para explorar el
concejo, siguiendo carreteras locales. La que discurre por el valle del Güerna
–en la fotografía– muestra este rincón genuino salpicado de aldeas
tradicionales y cabañas de pastores, que recibió el Premio Príncipe de Asturias
por su preservación. El paraje lo domina el Puerto de Pajares (1.379 m), paso
de montaña milenario y hoy acceso a la estación invernal Valgrande-Pajares que,
con 22 km de pistas, corona esta excursión.
Las alturas de Panticosa
En el norte del valle de Tena se asienta
Panticosa, aglutinando a su alrededor uno de los paisajes más diversos de todo
el Pirineo aragonés. En invierno el pueblo vive volcado en su estación de esquí
y en la oferta de après-ski, encabezada por su histórico balneario (a 8 km ),
cuyas aguas termales ya eran conocidas en tiempos de los romanos. Desde el
balneario surgen itinerarios a los pueblos de Lanuza y Piedrahita de Jaca, con
casonas talladas en piedra, puentes e iglesias medievales; también travesías
para los más expertos que conducen a parajes como el ibón Brazato –en la
imagen–, dominado por los picos Garmo Negro y Argualas, ambos de 3.000 m. Las
pistas de Panticosa están conectadas con las de Formigal, cuyos remontes llegan
hasta Francia.
El Monte Gorbeia
Cuando la nieve tapiza el monte Gorbeia,
las rutas con esquís de fondo y raquetas de nieve toman el protagonismo. Muchas
se inician en el área recreativa de Pagomakurre, a la que se puede llegar en
coche. Desde allí nacen sendas que primero cruzan pasillos de abedules y hayas,
y luego se abren a prados o campas como la de Arraba –en la imagen–, salpicadas
de dólmenes y menhires, txabolas de pastores y algún refugio. La cima del
Gorbeia (1.481 m) domina estos paisajes desde el corazón del parque natural más
extenso del País Vasco (26.000 Ha), que comparten Álava y Vizcaya. Su
cima-mirador está coronada por la emblemática Cruz del Gorbeia (18 m), símbolo
de esta popular montaña, cuyos bosques, praderas y cuevas aparecen en leyendas
de la mitología vasca.
Parque Nacional de Doñana
La extensa reserva andaluza de Doñana
(50.702 Ha) es un muestrario de ecosistemas, además de un refugio excepcional
de fauna en la que destacan multitud de aves que la utilizan como zona de
reproducción o de descanso en sus travesías migratorias. Cerca de la aldea del
Rocío se halla el centro de visitantes El Acebuche, uno de los accesos
habituales y punto de inicio de rutas a pie, en bicicleta, a caballo y en
todoterreno. Los paseos muestran la diversidad del parque de Doñana, donde se
pasa con suavidad de las marismas del Guadalquivir a las dunas de Matalascañas;
y de los bosques de pinos piñoneros y alcornoques, a dehesas en las que las
cigüeñas blancas construyen sus nidos en las copas de árboles rodeados de
pastos.
Ibiza, rincones vírgenes de la isla pitiusa
Los fondos marinos de Ibiza son el
hábitat de densas colonias de posidonia que fueron declaradas Patrimonio de la
Humanidad. Ellas hacen que la isla preserve un litoral de aguas cristalinas y
rincones intactos como los islotes de Es Vedrà (385 m) y de Es Vendranell (128
m). Juntos emergen, como dos gigantes de piedra anclados en el Mediterráneo,
frente a la costa sudoeste. Para contemplarlos hay que tomar la carretera que
enlaza las calas de Es Cubells y de L’Hort –ésta incluye un asentamiento prehistórico
que se puede visitar– y tomar el desvío al mirador de Es Sabinar, una antigua
torre-vigía que se emplaza justo enfrente. Esta reserva natural de paredes
escarpadas y con grutas es magnífica para la observación de aves.
Parque Nacional de Garajonay
El corazón de La Gomera está cubierto por
un bosque de laurisilva, reliquia de la Era Terciaria y considerado el mejor
vestigio de este ecosistema milenario –no se vio afectado por el incendio del
verano de 2012–. Desde San Sebastián de La Gomera, capital insular, la
carretera TF-713 asciende en zigzag hasta la entrada de la reserva. De los
diversos caminos que penetran en esta selva húmeda y densa, la ruta más
accesible es la de Laguna Grande (5 km). Al principio, la senda discurre entre
helechos y troncos envueltos por brumas y forrados de líquenes que parecen
terciopelo. Más adelante, el visitante encontrará miradores y llegará a la cima
más emblemática, el Alto de Garajonay, techo de la isla (1.487 m).
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Imágenes de animales hermosos:
zorro ártico
foca(cachorro)[size/]
oso
tigre
Perro
Gato(preferiblemente cachorro,porq cuando crecen son re feos e inchpelotas)
conejo
PORQUE HOY ES DOMINGO Y LOS DOMINGOS LA VIDA SONRÍE |
La
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21, EL TIEMPO, EL ESPECTADOR, EL CAMPANARIO, LA BARCA DE
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