miércoles, 1 de mayo de 2013

NÚMERO 124   MAYO 1  DE  2013 MIÉRCOLES  
Director
Bernardo A. Rendon  Restrepo
bernal.rendon@hotmail.com

Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero 
Alhobo2011@hotmail.com 

Enlaces
myberose@hotmail.com 
Twitter@revistaconstela

























FELIZ DÍA A TODOS LOS TRABAJADORES.. QUE LUCHAN DIARIAMENTE POR TENER LO NECESARIO PARA VIVIR.. QUE DIOS NO LOS DEJE CON LAS MANOS VACÍAS . QUE SIEMPRE TENGAN SUSTENTO.. Y PUEDAN TENER PARA DAR AL QUE MENOS TIENE...Y EL QUE MENOS TIENE TRABAJE PARA TENER UN POQUITO MAS.. DIOS ES FIEL Y PROVEE SIEMPRE.. EL ES NUESTRO PASTOR NADA NOS FALTARA..





La historia del Día del Trabajo


Los hechos que dieron lugar esta celebración están contextualizados en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.

La reivindicación de la jornada laboral de 8 horas
Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. El hacer valer la máxima ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa.

En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares.
La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor, Federación Estadounidense del Trabajo, inicialmente socialista (algunas fuentes señalan el origen anarquista).

En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas. En caso de no obtener respuesta a este reclamo, se iría a una huelga. Recomendaba a todas las uniones sindicales a tratar de hacer promulgar leyes con ese contenido en todas sus jurisdicciones.

Esta resolución despertó el interés de todas las organizaciones, que veían que la jornada de ocho horas posibilitaría obtener mayor cantidad de puestos de trabajo (menos desocupación). Esos dos años acentuaron el sentimiento de solidaridad y acrecentó la combatibilidad de los trabajadores en general.

En 1886, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Al poco tiempo, 19 estados sancionaron leyes que permitían trabajar jornadas máximas de 8 y 10 horas (aunque siempre con cláusulas que permitían hacer trabajar a los obreros entre 14 y 18 horas). Las condiciones de trabajo eran similares, y las condiciones en que se vivía seguían siendo insoportables.

Como la Ley Ingersoll no se cumplió, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento en demanda de las ocho horas de trabajo como «indignante e irrespetuoso», «delirio de lunáticos poco patriotas», y manifestando que era «lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo».

La convocatoria de huelga
La Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (la principal organización de trabajadores en EE.UU.) remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: «Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo ya que no hemos dado ninguna orden al respecto».
Este comunicado fue rechazado de plano por todos los trabajadores de EE.UU. y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero.

En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril de 1886, se podía leer: «Además de las ocho horas, los trabajadores van a exigir todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas». El New York Times decía: «Las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo».

El Filadelfia Telegram decía: «El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho horas». El Indianápolis Journal decía: «Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del movimiento».

El día 1 de mayo, la huelga
El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro.

En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fabrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia.

La producción se mantenía a base de esquiroles. El día 2 la polícia había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.
El redactor del Arbeiter Zeitung Fischer corrió a su periódico donde proclama (que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo 25.000 octavillas. La proclama decía:

Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!
¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.
Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.
Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!.
Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden...
¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!
¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.

La proclama terminaba convocando un acto de protesta para el día siguiente, el cuatro, a las cuatro de la tarde, en la plaza Haymarket. Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son conocidos como Revuelta de Haymarket.

Consecución de la jornada laboral de ocho horas
A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: «Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales.

El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical».

En la actualidad
A lo largo del siglo XX, los progresos laborales se fueron acrecentando con leyes para los trabajadores, para otorgarles derechos de respeto, retribución y amparo social. En la última década del siglo esos progresos retrocedieron bajo la influencia del neoliberalismo.
En la actualidad, casi todos los países democráticos rememoran el 1º de mayo como el origen del movimiento obrero moderno. Estados Unidos, Reino Unido y el Principado de Andorra son los únicos países, del mundo occidental, que no lo recuerdan.

En 1954 el papa católico Pío XII apoyó tácitamente esta jornada de memoria colectiva al declararla como festividad de San José Obrero. Últimamente se viene denominando a esta día como Día Internacional del Trabajo.
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Samper, ¿cínico o desmemoriado?

Lo vi firmando libros en la Feria. No sé si muchos o pocos, para mí siempre serán demasiados. No creo que tenga legitimidad alguna para escribir un texto sobre cómo combatir el narcotráfico. O quizá podría hacerlo si asumiera de una vez por todas sus culpas. Nadie mejor que él para aclarar las criminales relaciones entre la clase política y la mafia.

Pareciera que en este país hay quienes no son conscientes del enorme desprestigio mundial en que Ernesto Samper sumergió a Colombia y de las nefastas consecuencias que aquí tuvieron tanto la farsa de su proceso como la actuación siniestra de muchos políticos. Si en aquella ocasión los poderes legislativo y judicial hubieran actuado con rigor, si Samper no se hubiera llevado la nación por delante para atornillarse en el poder, puede que los dirigentes que se confabularon con los ‘paras’ se lo hubieran pensado dos veces. Algunos recibieron entonces ‘dineros calientes’ y años más tarde ellos o sus descendientes se aliaron con los paramilitares (Náder, López, Jattin, De la Espriella…)

Y es que la impunidad y los manejos sucios de Samper lanzaron muchos mensajes nefastos. Uno, que los contubernios con las agrupaciones delictivas de todo pelaje quedan impunes con excesiva frecuencia. Otro, que el tiempo todo lo lava, al extremo de permitir que quien salió elegido con dinero del narcotráfico pontifique ahora sobre cómo combatirlo. No dudo de que tendría sentido que escribiera desde la propia experiencia, revelando hasta dónde llegaron sus compromisos con los Rodríguez Orejuela y cómo los mafiosos ayudaron a la clase dirigente pasada y presente. Lo que resulta ofensivo para la democracia colombiana es que siga hablando desde la atalaya del espectador preocupado e inocente. Incluso, asumió el papel de víctima de imaginarias conspiraciones con un cinismo lacerante.

Recomiendo a los olvidadizos Rehenes de la mafia (Intermedio Editores, 1998), apabullante compilación de datos y averiguaciones que conviene traer a la memoria. Por ejemplo, los cinco puntos a los que se comprometía el expresidente a cambio de los cuatro mil millones que le regalaron los Rodríguez y otros capos. “Primero, el candidato Samper agradece el respaldo que ofrecen y valora su ayuda para llegar a ser presidente. Segundo, Ernesto Samper apoya la política de sometimiento…”.

O las confesiones de Pallomari y Santiago Medina, donde quedan patentes los nexos citados y que tantas veces olvidamos.

No son los únicos recuerdos que acorralan al desvergonzado autor del libro de marras. Los que recoge el colectivo de abogados que contrataron los Gómez Hurtado para analizar el proceso penal sobre el magnicidio de Álvaro Gómez, también lo dejan mal parado. No es un estudio sesgado sino profesional sobre cómo desviaron la investigación y por qué al gobierno de la época le mortificaba que el respetado líder conservador lo fustigara.

Ya sé que solo es un ejercicio trivial, que nada afectará a Samper ni al poder que atesora y que ayudó, entre otros, a elegir a Samuel Moreno y recibir en pago burocrático la Empresa de Energía de Bogotá; a conquistar ahora la Cámara de Comercio capitalina, y a que su oficina sea centro de peregrinaje de quienes conocen su capacidad para mover hilos en distintos estamentos estatales.

NOTA: Adiós, mi muy querida Chiva. Gracias por tu cariño; siempre te recordaré.
Salud Hernández-Mora
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Regina Caeli en la plaza de San Pedro 
http://www.vatican.va/news_services/or/or_spa/text.html#1

Esa voz única de Jesús

 Con una invitación a escuchar la voz de Jesús, que "nos guía por el camino de la vida". El Pontífice quiso dirigirse así a los fieles presentes en la plaza de San Pedro el domingo 21 de abril a mediodía para la oración mariana del Regina Caeli, al término de la misa celebrada en la basílica vaticana. En un momento dado, el Santo Padre estableció un diálogo espontáneo con los jóvenes, que desde la plaza respondían, a una voz, con afirmaciones alegres a sus preguntas.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El cuarto domingo del tiempo de Pascua se caracteriza por el Evangelio del Buen Pastor, que se lee cada año. El pasaje de hoy refiere estas palabras de Jesús: "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, lo que me ha dado, es mayor que todo, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno" (Jn 10, 27-30). En estos cuatro versículos está todo el mensaje de Jesús, está el núcleo central de su Evangelio: Él nos llama a participar en su relación con el Padre, y ésta es la vida eterna.
Jesús quiere entablar con sus amigos una relación que sea el reflejo de la relación que Él mismo tiene con el Padre: una relación de pertenencia recíproca en la confianza plena, en la íntima comunión. Para expresar este entendimiento profundo, esta relación de amistad, Jesús usa la imagen del pastor con sus ovejas: Él las llama y ellas reconocen su voz, responden a su llamada y le siguen. Es bellísima esta parábola. El misterio de la voz es sugestivo: pensemos que desde el seno de nuestra madre aprendemos a reconocer su voz y la del papá; por el tono de una voz percibimos el amor o el desprecio, el afecto o la frialdad. La voz de Jesús es única. Si aprendemos a distinguirla, Él nos guía por el camino de la vida, un camino que supera también el abismo de la muerte.
Pero, en un momento determinado, Jesús dijo, refiriéndose a sus ovejas: "Mi Padre, que me las ha dado…" (cf. 10, 29). Esto es muy importante, es un misterio profundo, no fácil de comprender: si yo me siento atraído por Jesús, si su voz templa mi corazón, es gracias a Dios Padre, que ha puesto dentro de mí el deseo del amor, de la verdad, de la vida, de la belleza… y Jesús es todo esto en plenitud. Esto nos ayuda a comprender el misterio de la vocación, especialmente las llamadas a una especial consagración. A veces Jesús nos llama, nos invita a seguirle, pero tal vez sucede que no nos damos cuenta de que es Él, precisamente como le sucedió al joven Samuel. Hay muchos jóvenes hoy, aquí en la plaza. Sois muchos vosotros, ¿no? Se ve… Eso. Sois muchos jóvenes hoy aquí en la plaza. Quisiera preguntaros: ¿habéis sentido alguna vez la voz del Señor que, a través de un deseo, una inquietud, os invitaba a seguirle más de cerca? ¿Le habéis oído? No os oigo. Eso... ¿Habéis tenido el deseo de ser apóstoles de Jesús? Es necesario jugarse la juventud por los grandes ideales. Vosotros, ¿pensáis en esto? ¿Estáis de acuerdo? Pregunta a Jesús qué quiere de ti y sé valiente. ¡Pregúntaselo! Detrás y antes de toda vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, está siempre la oración fuerte e intensa de alguien: de una abuela, de un abuelo, de una madre, de un padre, de una comunidad… He aquí porqué Jesús dijo: "Rogad, pues, al Señor de la mies -es decir, a Dios Padre- para que mande trabajadores a su mies" (Mt 9, 38). Las vocaciones nacen en la oración y de la oración; y sólo en la oración pueden perseverar y dar fruto. Me complace ponerlo de relieve hoy, que es la "Jornada mundial de oración por las vocaciones". Recemos en especial por los nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma que tuve la alegría de ordenar esta mañana. E invoquemos la intercesión de María. Hoy hubo diez jóvenes que dijeron "sí" a Jesús y fueron ordenados sacerdotes esta mañana… Es bonito esto. Invoquemos la intercesión de María que es la Mujer del "sí". María dijo "sí", toda su vida. Ella aprendió a reconocer la voz de Jesús desde que le llevaba en su seno. Que María, nuestra Madre, nos ayude a reconocer cada vez mejor la voz de Jesús y a seguirla, para caminar por el camino de la vida. Gracias.
Muchas gracias por el saludo, pero saludad también a Jesús. Gritad "Jesús", fuerte… Recemos todos juntos a la Virgen.

Al concluir la oración, el Papa dirigió saludos particulares a los fieles presentes, expresando, entre otras cosas su preocupación por la situación en Venezuela y pidiendo oración por las víctimas del terremoto en China. 

Un pensamiento se dirige también a cuantos han sido golpeados por el terremoto que ha afectado una zona del suroeste de China continental. Rezamos por las víctimas y por quienes sufren a causa del violento seísmo.
Hoy por la tarde, en Sondrio, se proclamará beato a don Nicolò Rusca, sacerdote valtellinese que vivió entre los siglos XVI y XVII. Durante mucho tiempo fue párroco ejemplar en Sondrio y le asesinaron en las luchas político-religiosas que atormentaron Europa en aquella época. Alabemos al Señor por su testimonio.
Saludo con afecto a todos los peregrinos, llegados de diversos países: las familias, los grupos parroquiales, las asociaciones, los confirmandos, las escuelas. Saludo en particular a los numerosos muchachos de la diócesis de Venecia, acompañados por el patriarca; y recordad vosotros, muchachos y muchachas: la vida es necesario ponerla en juego por los grandes ideales. Saludo a los catequistas de la diócesis de Gubbio encabezados por su obispo; la comunidad del seminario de Lecce con los monaguillos de la diócesis; la representación del Club de Leones de Italia. En esta "Jornada mundial de oración por las vocaciones", que nació hace cincuenta años por una feliz intuición del Papa Pablo VI, invito a todos a una especial oración a fin de que el Señor envíe numerosos obreros a su mies. San Aníbal María Di Francia, apóstol de la oración por las vocaciones, nos recuerda este importante compromiso. A todos deseo un feliz domingo.
¡Feliz domingo y buen almuerzo!

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Espero que hayan disfrutado de su Contenido, hasta pronto… 
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