lunes, 23 de junio de 2014

NÚMERO 242 JUNIO 23 DE  2014 (LUNES)   

Director
Bernardo A. Rendon  Restrepo
bernal.rendon@hotmail.com
Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero 

  antiguo,negro,cuerpo,busto,pecho,recorte,arte,personalizado,mostrar,vestido de forma,maniquí vestido,modista,modistas dummy,ficticio,vacío

Galardonados con la

1ª entrega de los premios
ANTURO


Enlaces
myberose@hotmail.com 
Twitter@revistaconstela




PRESENCIA REAL DE JESUCRISTO EN LA EUCARISTÍA



La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo comenzó a celebrarse en 1246 en la ciudad belga de Lieja y fue extendida a toda la Iglesia por el papa Urbano IV en 1264 para proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, contrarrestando los planteamientos de quienes decían que el pan y el vino eran solo símbolos conmemorativos de la cena del Señor.

La Eucaristía no solo recuerda, sino además actualiza el misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Es un sacramento: un signo sensible de la acción salvadora de Dios por medio de Jesús, que nos alimenta espiritualmente al comunicarnos su propia vida y nos une en comunidad con Él y con los demás por la acción del Espíritu Santo.

La presencia real de Cristo en la Eucaristía no es un fenómeno material o físico-químico verificable por los sentidos, sino un misterio de orden espiritual, solo captable por la fe, como también lo es la promesa "quien come de este pan vivirá para siempre". 

Esto es lo que dice Jesús en su "Discurso del Pan de Vida" (Juan 6, 51-63), al explicar que sus palabras "mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida" "son espíritu y vida", evocando el "maná", que fue el "pan bajado del cielo" con que Dios había alimentado a los israelitas en su camino hacia la tierra prometida (Deuteronomio 8, 2-16).

Esa presencia espiritual suya después de su muerte y resurrección, quiso invitarnos el Señor a reconocerla en las especies de pan y vino consagradas en la Eucaristía con el rito que Él mismo, en la cena pascual, les dijo a sus discípulos que repitieran en memoria suya. Él es la Palabra de Dios que nos alimenta no solo con sus enseñanzas, sino con su propia vida resucitada, siempre disponible en lo que llamamos el Santísimo Sacramento. Tal es el sentido de la adoración a las hostias consagradas que se guardan en el sagrario. 

Y al compartir en la comunión la presencia de Jesús resucitado, su Espíritu Santo nos une en un solo cuerpo, una comunidad que celebra y vive la "Acción de Gracias", que es lo que significa en griego "Eucaristía" (1 Corintios 10, 16-17).
----

LA ACABAMOS O NOS ACABA


http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/L/la_acabamos_o_nos_acaba/la_acabamos_o_nos_acaba.asp

LA ACABAMOS O NOS ACABA
Pareciera que, con una amplia aceptación colectiva, la corrupción formara ya parte de la vida normal de la sociedad. Es una realidad que se conoce y se denuncia, pero que también en cierta forma se tolera y se acepta; es un tema de conversación cuando queremos señalar la raíz de muchos males que vivimos, pero se queda en un lenguaje vacío y sin consecuencias. En efecto, la corrupción como que empieza a formar parte de nuestra “cultura”. Tan mal están las cosas, que hace algunos años en un país vecino, un político fue reelegido cuando se presentó con este lema: “Robo, pero hago”. Tal vez, pocos expresen hoy su dignidad con la conocida fórmula: “Pobre, pero honrado”.
Lo más grave es que la corrupción pretende entrar de manera natural en la vida social de éxito. Por eso, no es raro que se termine admirando al corrupto, mirándolo como inteligente y listo puesto que sabe aprovechar las oportunidades y compadeciendo al honesto por ser un apocado que no estuvo a la altura de las circunstancias. Una atmósfera de aprobación y triunfalismo frente a la corrupción es fatal para la sociedad, pues propicia su cultivo, genera nuevas actitudes deshonestas, presenta modelos ganadores, establece procesos exitosos y construye redes de corrupción. En una “cultura” del éxito a cualquier precio, la corrupción encuentra la forma de desarrollarse, justificarse y ser admitida en la sociedad.
Los informes anuales de “Transparencia Internacional” muestran la diversa percepción de la ética pública en distintos países. La corrupción más que aspectos particulares atañe a la vida misma. Es legítimo preguntarnos, ¿puede tener la prudencia para el gobierno un hombre incapaz de dominar sus pasiones? ¿Se le puede confiar una institución importante a un disoluto? Ciertamente, como siempre se ha dicho, es posible distinguir la ética privada de la pública. En la justicia, según Aristóteles, es factible diferenciar entre el cumplimiento del objeto y el perfeccionamiento personal del sujeto. En la parábola evangélica, el juez inicuo hace justicia a la viuda, pero sigue siendo injusto.
La ética, sin embargo, debe llevar a la honestidad de vida. Sin esta no es posible, en último término, la rectitud y la justicia en la esfera política, económica y social, aunque se multipliquen las leyes; máxime en un país como el nuestro donde la norma se interpreta y se modifica a capricho y la impunidad por diversos caminos está a la orden del día. Por eso la corrupción no tiene necesariamente consecuencias electorales. La ética pública se configura desde la moralidad privada y esta debe ser la primera garantía para la buena gestión del bien común. El poder y el dinero públicos se vuelven una tentación irresistible para la persona potencialmente deshonesta.
Cuando hablamos de corrupción pensamos de inmediato en dinero; pero la corrupción abarca todas las dimensiones del comportamiento humano porque arranca del corazón de la persona. Como dice el Evangelio: “Todas esas cosas malas proceden del interior y son las que contaminan al hombre” (Mc 7,23). Las diversas formas de corrupción empiezan en la corrupción de la conciencia. Mientras la conciencia mantiene su luz y su sensibilidad hay posibilidad de actitudes honestas, pero cuando se deteriora hasta no distinguir el bien del mal e incluso hasta percibir el mal como bien, los caminos de la justicia se pierden. Por tanto, vemos que la corrupción campea no solo en el mundo de la política, sino también en las empresas económicas, en el ámbito de las comunicaciones y el deporte, en las instituciones y proyectos sociales y aun, donde menos debería estar, en la misma Iglesia.
Una de las peores consecuencias de la corrupción es que genera la desconfianza y el desaliento frente a personas, instituciones y proyectos. Se termina sospechando de todos y pensando que nada vale la pena; así es como la sociedad se va apagando cuando cada uno movido por el escepticismo se aísla y decide no participar ni comprometerse. Este tema debe llevarnos a un serio examen personal, seríamos corruptos si habláramos de él sólo en tercera persona. Hasta qué grado de descomposición personal, institucional y social tenemos que llegar para que digamos: ¡basta! Dostoievski afirmaba: “Más allá de la moral y de la conciencia solo se encuentra el abismo de la locura”. Tenemos que acabar con la corrupción antes de que ella acabe con nosotros.
---
APERTURA  A TODOS LOS PUEBLOS


"El Señor llama también hoy", pasando "por los caminos de nuestra vida cotidiana. Dejémonos alcanzar por su mirada, por su voz, y sigámosle". Es la invitación que dirigió el Papa a los fieles presentes en la plaza de San Pedro, el domingo 26 de enero, para la oración del Ángelus.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo relata los inicios de la vida pública de Jesús en las ciudades y en los poblados de Galilea. Su misión no parte de Jerusalén, es decir, del centro religioso, centro incluso social y político, sino que parte de una zona periférica, una zona despreciada por los judíos más observantes, con motivo de la presencia en esa región de diversas poblaciones extranjeras; por ello el profeta Isaías la indica como "Galilea de los gentiles" (Is 8, 23). 
Es una tierra de frontera, una zona de tránsito donde se encuentran personas diversas por raza, cultura y religión. La Galilea se convierte así en el lugar simbólico para la apertura del Evangelio a todos los pueblos. Desde este punto de vista, Galilea se asemeja al mundo de hoy: presencia simultánea de diversas culturas, necesidad de confrontación y necesidad de encuentro. También nosotros estamos inmersos cada día en una "Galilea de los gentiles", y en este tipo de contexto podemos asustarnos y ceder a la tentación de construir recintos para estar más seguros, más protegidos. Pero Jesús nos enseña que la Buena Noticia, que Él trae, no está reservada a una parte de la humanidad, sino que se ha de comunicar a todos. Es un feliz anuncio destinado a quienes lo esperan, pero también a quienes tal vez ya no esperan nada y no tienen ni siquiera la fuerza de buscar y pedir.  Partiendo de Galilea, Jesús nos enseña que nadie está excluído de la salvación de Dios, es más, que Dios prefiere partir de la periferia, de los últimos, para alcanzar a todos. Nos enseña un método, su método, que expresa el contenido, es decir, la misericordia del Padre. "Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio" (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20).
Jesús comienza su misión no sólo desde un sitio descentrado, sino también con hombres que se catalogarían, así se puede decir, "de bajo perfil". Para elegir a sus primeros discípulos y futuros apóstoles, no se dirige a las escuelas de los escribas y doctores de la Ley, sino a las personas humildes y a las personas sencillas, que se preparan con diligencia para la venida del reino de Dios. Jesús va a llamarles allí donde trabajan, a orillas del lago: son pescadores. Les llama, y ellos le siguen, inmediatamente. Dejan las redes y van con Él: su vida se convertirá en una aventura extraordinaria y fascinante.
Queridos amigos y amigas, el Señor llama también hoy. El Señor pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana. Incluso hoy, en este momento, aquí, el Señor pasa por la plaza. Nos llama a ir con Él, a trabajar con Él por el reino de Dios, en las "Galileas" de nuestros tiempos. Cada uno de vosotros piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, me está mirando. ¿Qué me dice el Señor? Y si alguno de vosotros percibe que el Señor le dice "sígueme" sea valiente, vaya con el Señor. El Señor jamás decepciona. Escuchad en vuestro corazón si el Señor os llama a seguirle. Dejémonos alcanzar por su mirada, por su voz, y sigámosle. "Para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz" (ibid., 288). Después del Ángelus el Papa saludó a Sara y a Matteo, que se asomaron a la ventana con él. En la oración mariana participaron muchachos de la Acción Católica de la diócesis de Roma, que concluyeron el mes de enero tradicionalmente dedicado al tema de la paz. Saludándoles, el Pontífice recordó también, entre otras cosas, la jornada mundial de los enfermos de lepra, la dramática situación de Ucrania, al pequeño Cocò Campolongo y el año nuevo lunar que se celebra en el Lejano Oriente.
Ahora veis que no estoy solo: estoy acompañado por dos de vosotros, que subieron aquí. ¡Son buenos estos dos! Se celebra hoy la jornada mundial de los enfermos de lepra. Esta enfermedad, incluso estando en retroceso, lamentablemente afecta todavía a muchas personas en condiciones de grave miseria. Es importante mantener viva la solidaridad con estos hermanos y hermanas. A ellos les aseguramos nuestra oración; y rezamos también por todos aquellos que les asisten y, de diferentes formas, se empeñan por desafiar este morbo. Soy cercano con la oración a Ucrania, en particular a cuantos perdieron la vida en estos días y a sus familias. Deseo que se desarrolle un diálogo constructivo entre las instituciones y la sociedad civil y, evitando todo recurso a la violencia, prevalezca en el corazón de cada uno el espíritu de paz y la búsqueda del bien común.
Hoy hay muchos niños en la plaza. ¡Muchos! También con ellos deseo dirigir un recuerdo a Cocò Campolongo, que a los tres años fue quemado en un coche en Cassano all' Jonio. Este ensañamiento sobre un niño tan pequeño parece no tener precedentes en la historia de la criminalidad. Recemos con Cocò, que seguramente está con Jesús en el cielo, por las personas que cometieron este crimen, para que se arrepientan y se conviertan al Señor. 
En los próximos días, millones de personas que viven en el Lejano Oriente o diseminadas en varias partes del mundo, entre ellos chinos, coreanos y vietnamitas, celebran el inicio del año nuevo lunar. A todos ellos deseo una existencia llena de alegría y esperanza. Que el anhelo irreprimible de fraternidad, que albergan en su corazón, encuentre en la intimidad de la familia el lugar privilegiado donde ser descubierto, educado y realizado. Será ésta una preciosa aportación a la construcción de un mundo más humano, donde reine la paz. Ayer, en Nápoles, fue proclamada beata María Cristina de Saboya, que vivió en la primera mitad del siglo diecinueve, reina de las dos Sicilias. Mujer de profunda espiritualidad y de gran humildad, supo hacerse cargo de los sufrimientos de su pueblo, convirtiéndose en auténtica madre de los pobres. Su ejemplo extraordinario de caridad testimonia que la vida buena del Evangelio es posible en todo ambiente y condición social. Me dirijo ahora a los muchachos y a las muchachas de la Acción Católica de la diócesis de Roma. Queridos chavales, también este año, acompañados por el cardenal vicario, habéis venido numerosos al término de vuestra "Caravana de la paz". Os agradezco. Os agradezco mucho. Escuchemos ahora el mensaje que vuestros amigos, aquí junto a mí, nos leerán.
"Este año -dijo Sara antes de soltar dos palomas como símbolo de la paz- estamos reflexionando sobre la importancia de ponernos en juego y dar la propia aportación única y original al grito: "No hay juego sin ti"". Además, porque "cada niño tiene el derecho de poder jugar", pero "no en todas las partes del mundo esto puede darse", la ACR romana "recogió donativos destinados a los niños y a los muchachos de Haití, para permitir la construcción de lugares de recreación, de encuentro y deporte. De este modo, en esas tierras destruidas por las catástrofes naturales, podrá renacer la esperanza a partir de la alegría y la sonrisa de los chavales. Al final, el Pontífice se despidió con estas palabras.
Y ahora estos dos buenos muchachos lanzarán las palomas, símbolo de paz.  A todos deseo un feliz domingo y buen almuerzo. ¡Hasta la vista!
----
COMO EN GALILEA
GIOVANNI MARIA VIAN 
Al comentar las Escrituras, el obispo de Roma ofrece casi cada día, y ciertamente no sólo a los católicos, motivos y ocasiones de reflexión para la vida de hoy. Emblemático es el comentario al pasaje evangélico que cita la profecía de Isaías sobre la "Galilea de los gentiles", donde según el relato del evangelista Mateo inició la predicación de Jesús. Significativamente en una región de frontera, que el Papa Francisco describió caracterizada por la presencia de diversas poblaciones extranjeras. Una realidad que quiere destacar el profeta cuando habla de los confines de ese "territorio" -es éste el significado del nombre Galilea- y lo identifica como el "de las naciones paganas".
Precisamente así se puede describir la condición del mundo de hoy, donde la Iglesia de Cristo es enviada a ser testigo de esa luz destinada, ya en la visión del profeta hebreo, a todos los pueblos, sin excepción alguna. Y es éste el tema central que interesa a Jorge Mario Bergoglio, desde que en la fiesta de san Mateo de 1954 comenzó a comprender la dirección que tomaría su vida. La misión está, por lo tanto, en el corazón de la Iglesia, como el arzobispo de Buenos Aires repetiría a sus hermanos cardenales en su intervención durante las congregaciones generales que precedieron el cónclave que pocos días después lo elegiría como obispo de Roma. Dinámica fundamental en la historia del cristianismo, la misión siempre tuvo que afrontar la realidad de frontera, la que el Papa Francisco define como periferia, también en países de antigua tradición cristiana.  Como ya vieron en 1943 Henri Godin e Yvan Daniel, los dos sacerdotes que en París, durante la ocupación nazi, publicaron la célebre relación France, pays de mission? acerca de la situación religiosa de los ambientes obreros: "No nos engañemos: mañana ya no es sólo nuestra patria, es el mundo entero el que corre el riesgo de ser "país de misión"; lo que nosotros vivimos hoy, los pueblos lo vivirán a su vez". 
Una misión que, sin embargo, no tiene confines y está atenta a toda realidad, confiada a la inventiva y a la valentía de las comunidades cristianas. Para llevar el Evangelio de la alegría -y Evangelii gaudium se titula el documento programático del pontificado- "a quienes lo esperan, pero también a quienes tal vez ya no esperan nada y no tienen ni siquiera la fuerza de buscar y de pedir", dijo el Papa. Quien al hablar de las Galileas de nuestro tiempo concluyó con una pregunta: "Cada uno de vosotros piense: El Señor pasa hoy, el Señor me mira, me está mirando. ¿Qué me dice el Señor?". 
----





Espero que hayan disfrutado de su Contenido, hasta pronto… 
La información e imágenes publicadas en esta revista están extractadas de la Internet, principalmente de Google, GUACAICA.COM, DIARIONACIONAL.COM, EL COLOMBIANO, El Barquero de EJE 21, EL TIEMPO, EL ESPECTADOR, EL CAMPANARIO, LA BARCA DE CALDERÓN,  EL OBSERVATORE ROMANO, DEBATE, EL COMERCIO MUNDO, de la página no censurada de JUAN GUERRA, CLARIN desde  Argentina, EL UNIVERSO desde Ecuador, EL INFORMADOR  desde Santa Marta, PORTAFOLIO, Juan Gossaín, DINERO, DIARIO DE AMÉRICA, PERIODISMO SIN FRONTERAS  y demás prensa lo mismo que los correos que llegan vía email.  Si hay algún error o queja, se pueden contactar con nosotros en: avizor2012@gamil.com. Además, los artículos y opiniones que se publican en cada edición,  es de responsabilidad exclusiva de cada articulista y en ninguna forma comprometen el pensamiento editorial del Director de OJO AVIZOR. QUEREMOS PRECISAR QUE, NOSOTROS NO PLAGIAMOS Y LO ÚNICO QUE HACEMOS CON TODO RESPETO, ES REPRODUCIR LOS COMENTARIOS U ARTÍCULOS  QUE POR SU INTERÉS AMERITE QUE SEAN RESALTADOS EN NUESTRA REVISTA, RECONOCIENDO QUIEN ES EL AUTOR DEL MISMO.














No hay comentarios:

Publicar un comentario