domingo, 9 de junio de 2013

NÚMERO 138  JUNIO  9 DE  2013 DOMINGO
Director
Bernardo A. Rendon  Restrepo
bernal.rendon@hotmail.com

Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero 
Alhobo2011@hotmail.com 

Enlaces
myberose@hotmail.com 
Twitter@revistaconstela













RESERVA EN PELIGRO

Reserva en peligro.

La reserva de la biósfera Bosawas alberga al bosque tropical más grande de Centroamérica. Sin embargo, los Mayangna y Miskito, nativos del área, alertan que 30 mil hectáreas de éste son destruidas cada año por personas ajenas al lugar

La reserva de la biósfera Bosawas alberga al bosque tropical más grande de Centroamérica. Sin embargo, los Mayangna y Miskito, nativos del área, alertan que 30 mil hectáreas de éste son destruidas cada año por personas ajenas al lugar.
Los crecientes campos agricultores, la contaminación del agua, la tala ilegal y el comercio de fauna y flora protegida son sólo algunos factores que contribuyen a este fenómeno. Ahora, los indígenas apelan al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, para que los ayude a proteger la región.
La reserva está localizada entre la frontera de Nicaragua y Honduras. Consta de dos millones de hectáreas y alberga 150 mil especies de insectos. También aloja jaguares, águilas, cocodrilos y a los últimos ejemplares de tapir y mono araña.
Según Arisio Genaro,  presidente de los Mayangna, 11 mil 500 invasores han deforestado casi 150 mil hectáreas desde su arribo, en 2009. Ellos, como protectores de la zona, están gravemente consternados por los sucesos.
Según Genaro, los gobiernos locales no han tomado acciones para resolver el problema por cuestiones políticas, temiendo perder votos. Ahora, los indígenas marcharán en Managua para hacerse escuchar. Arisio Genaro expersó:

"Es en estos bosques donde los animales que cazamos se reproducen. Si destruimos esto, destruimos a nuestra gente."
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Galería - La vida en verde

Ranas verdes de los árboles

Rana en Lily Pad

Aurora boreal

Silueta de la boca de una cueva

Serpiente verde

Banco de mariposas

Ciclista vietnamitas

Paisaje ventoso

Escogiendo hojas para té

Cocodrilo blanco
Galería - La vida en azul

Tiburón ballena

Escuela de barracudas

Pingüinos en el iceberg

Oso  polar en Svalbad 
 
Alberca glaciar 

Piquero patas azules
 
Azurita 

Tobogán azul 

Musgos congelados 

Plumaje de pavo real 

Mujer con velo en una entrada

Mezquita iraní
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Laguna de las Galápagos

Glaciar garibaldi

Gran Cañón nevado

Lobo en Yellowstone

Hielo debajo del mar

Iglú del ártico 
Galeria - La vida en naranja

Jirafas en Botswana

Bota de vaquero en Nuevo México P

Puesta de sol en el Lago Michigan 

Campo de trigo en Turquía 

Fibras de aislamiento en Berlín

Tulipanes anaranjados

Barda contra los dignos, en Australia 


Los pozos de Beehive en Syria


Aves, Alemania


Coral anaranjado


Gran Cañón


Alacrán 


Puesta del sol


Godiva Nudibranch


Galeria - La vida en púrpura


Un puente en tasmania


Osos polares al anochecer


Un antílope Lechwe al anochecer


Crocus rosados


Estrella marina púrpura


Nidibrianquio púrpura


Anémona


Dunas en Arabia Saudita


Joshua Tree


Campos de lavanda 

Galería - La vida en amarillo



Mujer Malí


Casco de bote amarillo


Silueta de una escalera


Molino de papel


Motor de un tren


Arquitectura mexicana


Un hombre de la tribu Huli


Un papilio amarillo


Girasol


Un pájaro carpintero amarillo


Un dodge plymouth vintage


Playa de la isla Phuket, en Tailandia


Crótalo cornudo de Schlegel


Hojas de maple

Galería - La vida en rojo



Aquí, un brillante abanico de coral rojo se expande detrás de un pez  damisela dorado en las aguas de la isla Namenalala, en Fiji
Varias cortinas rojas y brillantes linternas de papel transforman una cueva rocosa  en un mágico salón de bodas  en la provincia china de Hubei. Rojo es el color tradicional chino de las celebraciones de matrimonio.
Rocas con alta dosis de acero crean un camino rojo óxido para que fluyan las aguas rápidas en el Parque Nacional Lagos Waterton  de Alberta
El lago Keniano de Magadi se sonroja bajo las bacterias que surgen después de la lluvia
El lago Keniano de Magadi se sonroja bajo las bacterias que surgen después de la lluvia, La oscuridad da un leve tono rojizo a las plantas de avena en el mar en Saxis, Virginia
Una solitaria hoja de maple yace en el tronco de un árbol caído en el Parque Nacional Maines Acadia
Un brillante arco con forma de agujero de llave y las paredes rojizas enmarcan el Minarete de Al  Berdain en Marruecos
La sombra de un niño San corre a través  de una pared roja en Welkom, sudáfrica
 
Un sacerdote Hindú enfundado  en una brillante capa roja, fuma debajo de un árbol baniano afuera de un templo en Mumbai, India
Un automóvil rojo  se encuentra sucio y solo al lado de una calle  en la Berlín del este 
 
Un trabajador adolescente usa sus manos teñidas por seda para sostener un nudo de estambre rojo. 
Una geisha en Kioto, Japón, aplica el labial color rojo sangre que complementa su tradicional maquillaje 
  
Un árbol de maple en Maryland, EUA, muestra su flameante follaje 
 
Hojas de un árbol de zumaque brillan con las luces otoñales en la Reserva Nacional Prairie en Cottonwood Falls, Kansas
 
Nada puede mermar el entusiasmo de los estudiantes de taipei, unidos en una celebración del "doble diez"  el día nacional de Taiwa
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Los dominios del castillo de Guadalest

Guadalest
Mimetizado con la roca gris de la sierra alicantina, el pueblo de El Castell de Guadalest seduce desde hace siglos a quien llega desde la cercana Costa Blanca. Declarado conjunto histórico-artístico en 1974, su calle principal asciende hasta el castillo de Sant Josep (siglo XI), el fuerte erigido por los árabes para controlar el valle del Guadalest. De aquella época se conservan la prisión, en los bajos del Ayuntamiento, y la torre árabe de la Alcozaiba, emplazada sobre una colina en la que domina el blanco campanario de la iglesia parroquial. La visita debe completarse con alguno de sus curiosos museos: el de Microminiaturas, el de Saleros y Pimenteros, el de Tortura y la Casa Orduña (XVII), que expone objetos de arte de los marqueses de Guadalest.

Belmonte y los paisajes del Quijote
Belmonte

Desafiante como los molinos-gigantes contra los que luchó el «caballero de la triste figura», el castillo de Belmonte (siglo XIV) corona solitario el cerro de San Cristóbal, desde el que domina la llanura manchega. Perfecto ejemplo de arquitectura militar, conserva los calabozos y una muralla que llega hasta el pueblo. El castillo fue restaurado y transformado en museo en 2010. Desde entonces se realizan visitas guiadas por sus ostentosas salas, entre las que destacan las estancias que ocupó Eugenia de Montijo (1826-1920) cuando se recluyó en él tras dejar de ser emperatriz de Francia. La fortaleza y el pueblo de Belmonte son una etapa de la Ruta del Quijote, de ahí que sus monumentos, museos y restaurantes revivan el ambiente de la novela cervantina.
La caprichosa fortaleza de Lloret de Mar
Fortaleza de Lloret

En la playa de Sa Caleta, sobre una roca envuelta por un pinar, se alza el castillo neomedieval d’en Plajà. Se trata de un chalet privado con aspecto de fortaleza que fue finalizado en la década de 1940 y que pronto se convirtió en el icono de Lloret de Mar. Esta localidad de la Costa Brava conserva también los vestigios del castillo medieval de Sant Joan (siglo XI). Se emplaza en lo alto de la colina que separa las playas de Lloret y Fenals, y se alcanza siguiendo el camino de ronda, una senda que recorre las playas y los pueblos de este litoral. El paraje está salpicado de paneles que narran la historia del pueblo de Lloret y la leyenda del castillo, del que quedan tramos de la muralla, los silos y la torre del Homenaje.

El santuario marinero de la Virxe do Porto

La Virxe do Porto

La capilla de Nosa Señora do Mar, también conocida como Virxe do Porto, corona un minúsculo peñasco de las Rías Altas gallegas, en el norte del litoral coruñés. El atractivo de la ermita varía según el estado del tiempo y de la mar. Cuando éste es apacible y hay bajamar, la blanca figura se convierte en el destino de una corta excursión desde la playa de Meirás, en el municipio de Valdoviño. Sin embargo, cuando ruge el temporal del Atlántico y sube la marea, los surfistas acuden a disfrutar de las olas y la capilla queda aislada, desafiando sola la bravura del océano. Entonces, el mejor mirador sobre el conjunto es el faro de la Punta Frouxeira. Cada 14 de julio la ermita es el destino de una romería marinera.

Templarios en el cañón del río Lobos

Cañón del Río Lobos

El pueblo de Ucero, enclavado a los pies de su castillo medieval, es el inicio de la excursión que entre bosques de encinas sigue el río Ucero hasta la ermita de San Bartolomé, en la entrada del cañón del río Lobos. El templo fue fundado por los templarios en el siglo XIII y resulta fascinante por la simbología que contiene: destaca el rosetón con la estrella de cinco puntas de la secreta Orden de Sión. Frente a la iglesia se abre el prodigioso desfiladero, encajado entre pináculos, farallones, meandros y grutas como la Cueva Grande, que ejerce de mirador. Desde San Bartolomé la ruta continúa por el fondo del cañón y finaliza en el puente de los Siete Ojos, donde se ven nenúfares que tapizan las rocas y rapaces que sobrevuelan los roquedos.

Ermita de Sant Quirç y el románico de la Vall de Boí

Sant Quirç, Vall de Boí

La docena de pueblos que integra el valle pirenaico de Boí reúnen un conjunto de templos de los siglos XI Y XII, declarados Patrimonio de la Humanidad en 2000. Lo mejor es acudir primero al Centre del Romànic situado en Erill la Vall, y desde allí iniciar la ruta que enlaza iglesias y ermitas de gran valor arquitectónico. Como la de Sant Quirç de Durro –en la imagen–, que se eleva solitaria a 1.498 metros de altitud, abarcando amplias vistas. Los ejemplos románicos más significativos se localizan en el pueblo de Taüll. Son la iglesia de Santa Maria, de portada labrada, y el templo de Sant Climent, con su famoso Pantocrátor pintado en el ábside y cuyo original se exhibe en el Museu d’Art de Catalunya, en Barcelona.

El islote y la ermita de San Juan de Gaztelugatxe

San Juan de Gaztelugatxe

Entre los pueblos marineros de Bermeo y Bakio surge la inconfundible silueta del islote de Gaztelugatxe, coronado por la ermita de San Juan. Ya documentada en 1053, durante sus casi mil años de historia el templo ha presenciado desde actos de piratería y naufragios, a ceremonias religiosas en épocas más recientes.
La capilla está unida a la costa por un puente de 231 peldaños, rasgados en un acantilado de roca flysch –en la Península solo la hay en la Cornisa Cantábrica–
que queda al descubierto cuando baja la marea. No hay otro balcón mejor en la costa vizcaína que esta atalaya que, junto a la cercana peña de Aketxe forma una reserva natural  de gran valor por ser lugar de cría de aves marinas.

Ermita de Santa Justa

Ermita de Santa Justa

Cerca del caserío de Ubiarco se abre la playa de Santa Justa que esconde en uno de sus acantilados la austera ermita de la que toma el nombre. Para visitarla hay que seguir desde Ubiarco la sinuosa carretera que se dirige hacia la playa, y allí continuar por una senda que bordea esta costa abrupta. El camino también se asoma al vecino arenal del Sable y a la cala de Los Locos, la más agreste de la zona. La ermita fue construida en el siglo XVI en una gruta hasta entonces ocupada por ermitaños. El interior se puede visitar cada 19 de julio, día en el que se celebra una romería. La playa de Santa Justa pertenece al encantador pueblo de Santillana del Mar –distante solo cinco kilómetros–, que cuenta con la colegiata románica más destacada de la cornisa cantábrica.

Espejismo en la Cueva de los Verdes

Cueva de los Verdes

Hace alrededor de 5.000 años, la erupción del volcán Corona abrió en el seno de Lanzarote un túnel de siete kilómetros por el que corrió la lava hasta la costa. La cavidad quedó solidificada y, siglos después, fue utilizada por los isleños como refugio contra los ataques de corsarios, e incluso como hogar por la familia de pastores que empezó a habitarla en el siglo XVIII y de los que toma el nombre: los Verdes. El itinerario que la recorre enlaza tres galerías superpuestas y llega hasta el lago de la fotografía, donde se produce una fantasía óptica que sorprende al visitante: el reflejo de las cúpulas de roca sobre el agua hace que la cueva parezca inmensa, aunque la profundidad del lago es de apenas 20 centímetros.

Maravilla geológica en El Soplao

Soplao

La comarca de Saja-Nansa añade a la atmósfera rural de sus pueblos y valles, uno de los conjuntos de cavidades más importantes en número de Europa. Destaca la cueva de El Soplao, única por la cantidad y espectacularidad de sus formaciones geológicas. Emplazada en el término de Rionansa, fue descubierta a inicios del siglo XX durante los trabajos en la mina La Florida, situada sobre la gruta y hoy transformada en yacimiento de arqueología industrial. Un antiguo tren minero transporta al visitante por túneles hasta la cueva, a partir de la cual se prosigue a pie enlazando galerías (La Gorda, Fantasmas, Mirador de Lacuerre, Centinelas, Ópera...) que atesoran estalactitas, estalagmitas, coladas y pisolitas, también llamadas perlas de las cavernas.

La Cova Tallada de Xàbia

Cueva Tallada de Xàvia

Al norte de Xàbia, bajo un acantilado de la Reserva Marina del Cap de Sant Antoni, se esconde la Cova Tallada, una cavidad abierta al mar y con 400 metros de recorrido. La gruta fue tallada para la extracción de roca tosca, material que ya empleaban los musulmanes en la construcción de sus castillos. Se llega desde Les Rotes por una senda que se asoma a rincones de belleza mediterránea. Al final hay que caminar sobre las rocas hasta la boca de la gruta. Como en un libro de aventuras, las marcas en las paredes de generaciones de picapedreros narran su historia y transportan a tiempos de los romanos, a las salidas de pesca del rey Felipe III que la frecuentaba y al uso como escondrijo marino durante la Segunda Guerra Mundial

Las entrañas del Monasterio de Piedra

Mlonasterio de Piedra

El rumor del agua llega a todos los rincones del Monasterio de Piedra, uno de los parajes más asombrosos de Aragón, donde patrimonio y naturaleza van siempre de la mano. Así lo muestran las sendas que enlazan los enclaves más atractivos de este parque natural atravesado por el río Piedra. De la multitud de cascadas que crea este curso fluvial, la más llamativa y alta es la Cola de Caballo, con 90 metros de caída. Tras su fino manto de agua se esconde la Gruta Iris –en la fotografía–, una cueva con salientes que sirven de miradores. La visita al paraje se completa recorriendo las dependencias del monasterio, cuya fundación cisterciense se remonta al siglo XIII; hoy incluye una hospedería. Todo el conjunto es Monumento Nacional desde 1983.

Coves del Drach

Coves del Drach

El mito medieval del dragón inspiró el nombre de las Coves del Drach, cuatro inmensas grutas (Los Franceses, Blanca, Negra y Luis Salvador) rodeadas de leyendas y emplazadas en la costa oriental de Mallorca. Las cuevas destacan por su tamaño –2.400 m de largo y 25 de profundidad– y por sus formas fantasiosas, que atrajeron la atención de Julio Verne quien las mencionó en su novela Clovis Dardentor (1895). Durante su visita se recorren galerías con estalactitas y estalagmitas, como las que se reflejan en el lago Martel, uno de los mayores del mundo (117 m de largo y 30 de ancho), que lleva el nombre del espeleólogo que lo localizó en 1896. En él se realiza un espectáculo de luz y sonido que resalta la forma onírica de las rocas. El itinerario concluye cruzando el lago en barca.

Cabo de Favàritx

Cabo de favàrix

El faro de Favàritx preside desde 1922 el ventoso cabo que sobresale en la costa nordeste de Menorca. Esta linterna del mar corona una punta de pizarra y formas fantásticas que, para muchos, tiene algo de sobrenatural. Justo al lado hay una balsa que llenan las grandes olas cuando saltan sobre las rocas; según la leyenda, si se camina por sus aguas las noches de luna llena, se reciben fuerza, energía y fertilidad. Para llegar al cabo hay que seguir la carretera que une Maó y el pueblo marinero de Fornells,y tomar el desvío que surge justo al pasar el Parque Natural de S’Albufera des Grau, un valioso humedal donde es fácil contemplar ánades. Un camino de ronda bordea la costa cerca de las calas de Presili y Tortuga, y culmina en este privilegiado mirador.

El Mirador del Cabo de Gata

El Mirador del Cabo de Gata

El extremo oriental del litoral almeriense es un territorio de arrecifes, playas de dunas y pueblos blancos como San José, el mayor del cabo de Gata, que aún preserva su esencia marinera. Siguiendo desde el pueblo la carretera costera hacia el sur, muy cerca surgen los desvíos a las calas del Mónsul y Los Genoveses, consideradas las más bonitas del parque. La ruta prosigue una decena de kilómetros hasta alcanzar el promontorio del cabo de Gata, la punta del sudeste peninsular. En lo más alto tiene un faro de 1863, al que se llega a pie por un sinuoso camino que finaliza en el mirador de las Sirenas, con vistas sugestivas a este arrecife de roca volcánica, situado justo enfrente. Visitar el lugar al atardecer permite disfrutar de una luz espectacular.

Las atalayas de la Costa Blanca

Las atalayas de la Costa Blanca

En el siglo XVI, una línea de torres defensivas protegía el litoral levantino, avisando de los ataques de piratas y orientando a los marineros en su navegación. Hoy, en el cabo donde se asentaba la primitiva atalaya de L’Horta –su nombre ya aludía a la cercana y fértil huerta alicantina– se erige un faro que aprovecha su privilegiada ubicación. Se localiza entre las playas de Sant Joan (norte) y de L’Albufereta (sur), sobre un brazo de mar desde el que se domina a lo lejos la bahía de Alicante. El cabo de L´Hort –en la fotografía– está rodeado por un entramado de sendas que discurren por esta franja de la Costa Blanca, asomándose a acantilados de roca arenisca y a calas de tamaño acogedor y aguas cristalinas como La Calita y La Palmera, idóneas para el buceo.

Punta de Teno

Punta de Teno

La naturaleza tinerfeña muestra su cara más salvaje en los abruptos acantilados de origen volcánico de la Punta de Teno, el extremo más occidental de la isla canaria. El lugar está dominado por un faro –uno de los siete que balizan la costa tinerfeña– que parece retarse con el bravío océano, y que impresiona aun más por los topónimos de algunos relieves cercanos: Morro del Diablo, Parada de los Muertos... El macizo, protegido en el Parque Rural del Teno desde 1994, tiene, además, un interior fisurado por barrancos cubiertos de vegetación y tímidos valles. En ellos han crecido, de modo casi inverosímil, caseríos como el de Masca y El Palmar, ambos base inmejorable desde la que iniciar un sinfín de caminatas de gran valor paisajístico, geológico y etnográfico.

El Valle de Sajambre

El Valle de Sajambre

En la vertiente leonesa del Parque Nacional de los Picos de Europa, las cumbres se elevan protegiendo recónditos valles. El Puerto del Pontón (1.248 m) da entrada a uno de los más intactos, el valle de Sajambre, surcado por el río Sella, que nace en la Fuente del Infierno, a un par de kilómetros. Desde El Portón la carretera inicia un sinuoso descenso que permite contemplar una estampa de postal: la nieve cubriendo aldeas y bosques que esconden cabañas de piedra. Así se llega a Oseja de Sajambre, la apacible capital del valle, que guarda genuinos hórreos. Al poco de salir del pueblo, un desvío señala la Venta de Corbacil, el paraje donde se inicia la excursión por el desfiladero de los Beyos (de 14 km), por el que el río Sella se apresura buscando la salida del cañón.

El Concejo de Lena

Ruta por el Concejo de Lena

Pola de Lena recibe al visitante entre prados de alta montaña. La localidad se asienta en una encrucijada histórica por la que pasaban dos importantes rutas: la Vía de la Plata y el Camino de Santiago, que legaron joyas como la iglesia de Santa Cristina (siglo IX), ejemplo de prerrománico asturiano. Pola de Lena es la base para explorar el concejo, siguiendo carreteras locales. La que discurre por el valle del Güerna –en la fotografía– muestra este rincón genuino salpicado de aldeas tradicionales y cabañas de pastores, que recibió el Premio Príncipe de Asturias por su preservación. El paraje lo domina el Puerto de Pajares (1.379 m), paso de montaña milenario y hoy acceso a la estación invernal Valgrande-Pajares que, con 22 km de pistas, corona esta excursión.

Las alturas de Panticosa

Las alturas de Panticosa

En el norte del valle de Tena se asienta Panticosa, aglutinando a su alrededor uno de los paisajes más diversos de todo el Pirineo aragonés. En invierno el pueblo vive volcado en su estación de esquí y en la oferta de après-ski, encabezada por su histórico balneario (a 8 km ), cuyas aguas termales ya eran conocidas en tiempos de los romanos. Desde el balneario surgen itinerarios a los pueblos de Lanuza y Piedrahita de Jaca, con casonas talladas en piedra, puentes e iglesias medievales; también travesías para los más expertos que conducen a parajes como el ibón Brazato –en la imagen–, dominado por los picos Garmo Negro y Argualas, ambos de 3.000 m. Las pistas de Panticosa están conectadas con las de Formigal, cuyos remontes llegan hasta Francia.

El Monte Gorbeia

El Monte Gorbeia

Cuando la nieve tapiza el monte Gorbeia, las rutas con esquís de fondo y raquetas de nieve toman el protagonismo. Muchas se inician en el área recreativa de Pagomakurre, a la que se puede llegar en coche. Desde allí nacen sendas que primero cruzan pasillos de abedules y hayas, y luego se abren a prados o campas como la de Arraba –en la imagen–, salpicadas de dólmenes y menhires, txabolas de pastores y algún refugio. La cima del Gorbeia (1.481 m) domina estos paisajes desde el corazón del parque natural más extenso del País Vasco (26.000 Ha), que comparten Álava y Vizcaya. Su cima-mirador está coronada por la emblemática Cruz del Gorbeia (18 m), símbolo de esta popular montaña, cuyos bosques, praderas y cuevas aparecen en leyendas de la mitología vasca.

Parque Nacional de Doñana

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La extensa reserva andaluza de Doñana (50.702 Ha) es un muestrario de ecosistemas, además de un refugio excepcional de fauna en la que destacan multitud de aves que la utilizan como zona de reproducción o de descanso en sus travesías migratorias. Cerca de la aldea del Rocío se halla el centro de visitantes El Acebuche, uno de los accesos habituales y punto de inicio de rutas a pie, en bicicleta, a caballo y en todoterreno. Los paseos muestran la diversidad del parque de Doñana, donde se pasa con suavidad de las marismas del Guadalquivir a las dunas de Matalascañas; y de los bosques de pinos piñoneros y alcornoques, a dehesas en las que las cigüeñas blancas construyen sus nidos en las copas de árboles rodeados de pastos.

Ibiza, rincones vírgenes de la isla pitiusa

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Los fondos marinos de Ibiza son el hábitat de densas colonias de posidonia que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad. Ellas hacen que la isla preserve un litoral de aguas cristalinas y rincones intactos como los islotes de Es Vedrà (385 m) y de Es Vendranell (128 m). Juntos emergen, como dos gigantes de piedra anclados en el Mediterráneo, frente a la costa sudoeste. Para contemplarlos hay que tomar la carretera que enlaza las calas de Es Cubells y de L’Hort –ésta incluye un asentamiento prehistórico que se puede visitar– y tomar el desvío al mirador de Es Sabinar, una antigua torre-vigía que se emplaza justo enfrente. Esta reserva natural de paredes escarpadas y con grutas es magnífica para la observación de aves.

Parque Nacional de Garajonay

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El corazón de La Gomera está cubierto por un bosque de laurisilva, reliquia de la Era Terciaria y considerado el mejor vestigio de este ecosistema milenario –no se vio afectado por el incendio del verano de 2012–. Desde San Sebastián de La Gomera, capital insular, la carretera TF-713 asciende en zigzag hasta la entrada de la reserva. De los diversos caminos que penetran en esta selva húmeda y densa, la ruta más accesible es la de Laguna Grande (5 km). Al principio, la senda discurre entre helechos y troncos envueltos por brumas y forrados de líquenes que parecen terciopelo. Más adelante, el visitante encontrará miradores y llegará a la cima más emblemática, el Alto de Garajonay, techo de la isla (1.487 m).
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Imágenes de animales hermosos:






















gatitos persa espectaculares - Animales

zorro ártico 



foca(cachorro)[size/] 


oso 





tigre 





Perro 



Gato(preferiblemente cachorro,porq cuando crecen son re feos e inchpelotas) 


Fondos de Pantalla Gatitos




conejo 



























¡Hoy es mi día de suerte! - ¡Acabo de ver otro Angry bird!
PORQUE HOY ES DOMINGO Y LOS DOMINGOS LA VIDA SONRÍE
Espero que hayan disfrutado de su Contenido, hasta pronto… 
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