martes, 18 de junio de 2013

NÚMERO 141  JUNIO  18 DE  2013 MARTES
Director
Bernardo A. Rendon  Restrepo
bernal.rendon@hotmail.com

Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero 
Alhobo2011@hotmail.com 

Enlaces
myberose@hotmail.com 
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Del chavismo y otras sectas

En una historia que parece digna de Los funerales de la Mamá Grande de García Márquez o del capítulo de Los Simpsons sobre los movimentarios, leo que al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez se le entregó el Premio Nacional de Periodismo de su país. El jurado adujo que Chávez fue un "comunicador social y gladiador invicto contra la mentira y la manipulación mediática, quien contribuyó al rescate de la historia y actuó sin descanso para que hoy los venezolanos podamos enarbolar ante el mundo que tenemos Patria", palabras que podrían decirse, sólo cambiando algunos nombres, de Adolf Hitler por parte de Der Stürmer o de Jim Jones y su Templo del Pueblo.

Lo que me llamó la atención de la presentación de la noticia por parte de Venezolana de Televisión fueron los epítetos dedicados a Chávez. Comandante Supremo, Líder Eterno (al mejor estilo de Kim Il-Sung), Gigante Eterno, "el mejor comunicador de la verdad e historia venezolana". Recordé, al leer la noticia, cómo cuando murió Chávez, su amigo Mahmoud Ahmadinejad dijo que él resucitaría junto a Jesucristo y al Mahdi (el mesías de la rama chiíta del islam), lo que le causó reprimendas por parte de los ayatolás que gobiernan Irán. 

Pero los apodos no son exclusivos del líder de la Revolución Bolivariana. Su sucesor, Nicolás Maduro, es llamado Mandatario Obrero y Conductor del Pueblo, este último aludiendo a su antigua profesión de conductor en el Metro de Caracas. Cuando leí los epítetos de los dictadores venezolanos no pude evitar las conexiones con otros nombres que se ponían sus colegas durante el siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI. Son de todos conocidos el Führer, el Duce y el Caudillo de España por la Gracia de Dios. Pero hay unos menos conocidos pero igual, sino más, grandilocuentes que los usados por Chávez, Hitler, Mussolini y Franco. En la República Democrática del Congo (antigua Zaire), su cleptócrata Joseph-Desiré Mobutu se renombró como Mobutu Sese Seko Nkuku Ngbendu Wa Za Banga, o "El guerrero todopoderoso que, gracias a su resistencia y voluntad inflexible para ganar, va de conquista en conquista y deja fuego en su estela". En Irán, el shah Reza Pahlavi se hizo llamar Aryamerh (luz de los arios) y Shahanshah (rey de reyes). Christopher Hitchens (Amor, pobreza y guerra. Bogotá: Debate, 2010: 422) escribe cómo, en un libro llamado Habla coreano disponible en las librerías de Pyongyang, aparece una expresión útil para aprender coreano: "El presidente Kim Il-Sung es el sol de la humanidad". El centroafricano Jean-Bédel Bokassa, cuando se proclamó emperador, se equiparó a Clodovico, Carlomagno, san Luis IX, Napoleón y Charles de Gaulle. 


Siempre los dictadores (así tengan el velo de un partido político y de elecciones, como ocurrió en México con el PRI y ocurre en Venezuela con el combo Chávez-Maduro-boliburgueses) buscan generar ese vínculo paternalista con su pueblo. En Turkmenistán, por ejemplo, el dictador Saparmurat Niyazov se autoproclamó Turkmenbashi (padre de los turcomanos) y llegó a tal extremo que cambió los nombres de los meses por nombres tan significativos como el de su madre, el del libro que escribió y el de -por supuesto- Turkmenbashi. No es casual, tampoco, que una de sus imágenes paradigmáticas sea el dictador con un niño: Stalin, Mao, los Kim (incluyendo al joven Kim Jong-Un), Hitler, el Conducător del pueblo rumano Nicolae Ceaușescu: a través de la imagen de padre de la nación se convierte al dictador en un padre. De ahí que, cuando murió Kim Il-Sung, la reacción de los norcoreanos fuera similar a la que tendría uno ante la muerte de un padre.

En ese vínculo que generan los dictadores con su pueblo, se parecen a los líderes de los nuevos movimientos religiosos (o sectas), quienes utilizan ese vínculo para afianzar su poder ante su grey. José Luis de Jesús Miranda, el predicador puertorriqueño famoso por hacer que sus fieles (incluso niños pequeños) se tatúen el 666, se hace llamar Jesucristo Hombre, Anticristo y, para sus seguidores, Papi. Además de Miranda, muchos otros se autoproclaman Jesucristo. Desde el brasileño Álvaro Thaís, quien se hace llamar Inri Cristo y hace pintorescos vídeos en los que él y sus seguidores hacen covers de canciones de moda para proclamar el mensaje, hasta el japonés Iesu Matayoshi, político que ve en las frecuentes elecciones japonesas una forma de acercar al pueblo al juicio final, pasando por Shoko Asahara, el líder de Aum Shinrikyo y autor intelectual del ataque con sarin en el metro de Tokyo en 1995. 

Pero otros directamente se proclaman dioses. L. Ron Hubbard, el creador de la popular y polémica Iglesia de Cienciología, se presentaba a principios de la década de 1970 como el Maitreya, la última reencarnación de Buda (Janet Reitman, Inside Scientology. Nueva York: Houghton Mifflin Harcourt, 2011), al igual que el francés Raël, célebre por anunciar que había clonado a un bebé y plantear que los seres humanos fueron producto de ingeniería genética extraterrestre. 

Rajneesh Chandra Mohan, un filósofo indio, después de adquirir popularidad como guía para meditadores, se hizo llamar Bhagwan (Señor, Dios) Shree (Señor) Rajneesh. Pero se cambió el nombre al final de su vida, después de una serie de escándalos (desde su colección de Rolls-Royce hasta su flirteo con armas biológicas en su complejo de Oregon), y se convirtió en Osho (sacerdote zen), nombre con el que hoy, 23 años después de su muerte, sigue apareciendo con títulos nuevos en las librerías de Nueva Era; las mismas que frecuentan los textos de Sathya Sai Baba, un gurú indio que se autoproclamó como la encarnación de los dioses Shiva y Shakti y,
mientras evadía las acusaciones de acosar a los niños de sus seguidores europeos, tenía el apoyo de personajes como Sachin Tendulkar (el jugador de cricket más importante de todos los tiempos), el exprimer ministro italiano Bettino Craxi y Nicolás Maduro, el autoproclamado Conductor del Pueblo venezolano.

Ser un dictador o un líder sectario obliga a estrategias similares: mientras una persona insatisfecha encuentra refugio en un líder que lo controla (como bien lo demostróThe Master, una historia basada en Hubbard y Cienciología) y le da una hoja de ruta, un país insatisfecho por una situación particular (la corrupción venezolana, la crisis económica alemana después de la I Guerra Mundial, la independencia de Europa) busca al primer encantador de serpientes que le prometa el cielo y la tierra. Menos mal no hubo tiempo para convertir a David Murcia Guzmán en un líder de secta: iba para allá.

Una última: si se saca la etimología de "demagogia", dará como resultado "conductor del pueblo".

Nota: mucha de la información sobre dictadores la leí en el Blog de Banderas, un blog serio que, además de tener los diarios de viaje de su creador, tiene una gran cantidad de datos que pueden ser de interés para el lector.

Voyeur: Ver a Jorge Lanata y su Periodismo para Todos es un solaz para aquellos que creemos en la unión de la investigación más seria y el buen humor en la televisión, ambos en contra de un gobierno corrupto. Ante la sequía de humor político en la televisión colombiana, personajes como Lanata, Jon Stewart y Stephen Colbert permiten un descanso, mientras que espacios como La luciérnaga llenan ese vacío en radio.
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 Crean secta en Venezuela para darle culto a Hugo Chávez


Foto: Juan Barreto / AFP. LA TUMBA DEL LÍDER BOLIVARIANO ESTÁ EN EL CUARTEL DE LA MONTAÑA, EN EL POPULAR BARRIO CARAQUEÑO 23 DE ENERO.

Venezuela • La fila de visitantes del Cuartel de la Montaña, los cánticos y las plegarias no ceden hasta caer la noche, y la recién estrenada capilla del santo Hugo Chávez ya se quedó pequeña ante el aluvión de ofrendas y flores para el fallecido presidente venezolano.

“Anoche a la una y media de la madrugada no conseguía cerrar la capilla porque aún había gente rezando”, explica Elisabeth Torres, encargada de custodiar este improvisado lugar de culto en el barrio caraqueño 23 de Enero, donde está sepultado Chávez.

La precaria capilla de color azul, construida con madera y techo de hojalata, está inundada de fotografías del mandatario, fallecido el 5 marzo a causa de un cáncer, ramos de flores, velas y estampas de santos. “Fuiste, eres y serás nuestro gigante en la eternidad. Te queremos por siempre”, se lee en un busto de Chávez situado bajo un crucifijo.

A pocos metros de la tumba del considerado “comandante supremo de la revolución bolivariana”, la devoción de sus adeptos no tiene límites.
“He venido a darle las gracias. A mí, Chávez no me dio nada material porque no lo necesito, pero me inyectó esperanza. Y hoy siento ese dolor y esa ausencia tan terrible”, dice entre lágrimas Belkys Rivera, abogada caraqueña.

“Él fue casi como un segundo Simón Bolívar y con el tiempo, Chávez podría llegar a los altares, con María Lionza, el Negro Primero y el indio Guaicaipuro. Aunque yo creo que eso no estaría del todo bien”, admite Felipe Zamora, otro visitante, citando a las principales figuras de la santería venezolana.


Pero la mitificación de Chávez está en marcha. Uno de los últimos ejemplos es el video divulgado por Vive Tv, perteneciente al Estado, que muestra a Chávez llegando al paraíso, donde es recibido por Bolívar, Guaicaipuro, el líder rebelde Ernesto Che Guevara o el fallecido presidente chileno Salvador Allende.

En la fila que aguarda para ver unos segundos la tumba, hay venezolanos venidos de ciudades lejanas como Maracaibo, Puerto La Cruz o Cumaná pero también chinos, suizos, colombianos o españoles.
“Decidimos venir para ver la tumba de este hombre que hizo tanto por el pueblo, sobre todo por los más olvidados”, afirma Lesbia Torres, que viajó desde Riohacha, en el norte de Colombia.

“Nosotros vivimos y trabajamos en Caracas gracias a Chávez”, afirma una pareja china, que aguarda su turno junto a sus dos hijos.

Desde que recibió los restos mortales de Chávez, la rutina de este barrio humilde, tradicionalmente de izquierda y posteriormente chavista, ha cambiado y su aspecto también. Sus calles están más limpias y son más seguras, la presencia militar se ha multiplicado y las imágenes del fallecido presidente se cuentan por decenas.
En el barrio 23 de Enero, en el que Chávez intentó dar un golpe de Estado en 1992 desde el cuartel donde ahora está enterrado, en el que votaba en cada elección y en el que era recibido como un héroe cada vez que ponía un pie, es difícil encontrar un vecino que afirme no apoyar “la revolución”.

En las elecciones presidenciales de octubre de 2012, Chávez consiguió en el barrio 63 por ciento de los votos y su adversario, Henrique Capriles, 32 por ciento.
“No soy chavista. No lo digo muy alto porque esta gente no lo entendería”, explica Thomas Schmidt, suizo residente en Venezuela. “He venido porque este empeño de la gente en que Chávez no muera del todo es casi un objeto de estudio”, admite.

“Chavecito para mí es todo. Nos dio independencia, nos devolvió lo que otros gobiernos nos habían quitado y nos hizo entender que todos tenemos los mismos derechos”, explica, emocionada, Marina Ferreira, española residente en Caracas.

A pocos metros, se organiza una misa al aire libre en homenaje al mandatario, como ocurre casi todos los días. Sin descanso, los altavoces transmiten canciones revolucionarias, algunas con la voz grabada de Chávez.
Desde la puerta de su casa, Armando Robles contempla impasible el ajetreo. Nacido en el 23 de enero hace 71 años, vive a pocos metros del cuartel más famoso de Venezuela y debe ser uno de los pocos vecinos que aún no se ha acercado hasta la tumba de Chávez.

“Yo prefiero recordarlo así”, dice, mostrando una manoseada foto del fallecido presidente, en la que aparece sonriente a la entrada de la casa de Robles, en una de sus visitas al Cuartel de la Montaña.
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Chespirito admitió que no puede caminar y que escucha muy poco
Roberto Gómez Bolaños, el popular Chespirito, le salió al paso a las declaraciones por Twitter sobre su fallecimiento y en una entrevista con la revista TVyNovelas, de México,Roberto Gómez Bolaños, el popular Chespirito, le salió al paso a las declaraciones por Twitter sobre su fallecimiento y en una entrevista con la revista TVyNovelas, de México, aclaró que sigue vivo, pero su estado de salud no es el mejor.
 
"Vivito y coleando, no. vivo sí, todavía",
 aseguró Gómez Bolaños, conocido por sus papeles como el Chavo del 8 y el Chapulín Colorado, quien indicó que no puede caminar.
 

"Ese es mi gran problema. Me distinguí por algo, yo tenía mucho movimiento y habilidad para moverme; ahora sufro de eso, pero no estoy peor. Ahora, me han matado como 20 veces o más", puntualizó.
 
Como si fuera poco, Chespirito no puede cumplir con una de sus mayores pasiones como lo es ir al teatro porque ya no oye prácticamente nada.
 
"Tengo una limitante muy grande que es el oído; no oigo casi nada... Eso me impide hacer muchas cosas; no voy al cine, a un teatro, y me da mucho dolor no poder ir al teatro", lamentó el artista.
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Porque es miércoles y los miércoles me suceden cosas grandes, hoy soy un ganador 
Mi alma tiene sed de ti, Dios de la vida!

Salmos 42:11 Reina Valera Contemporánea

¿Por qué te desanimas, alma mía?
¿Por qué te inquietas dentro de mí?
Espera en Dios, porque aún debo alabarlo.
¡Él es mi Dios! ¡Él es mi salvador!
Espero que hayan disfrutado de su Contenido, hasta pronto… 
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