NÚMERO 229 JUNIO 10 DE 2014 (MARTES)
Director
Bernardo A. Rendon Restrepo
bernal.rendon@hotmail.com
Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero
Galardonados con la
1ª entrega de los premios
ANTURO
Enriquecimiento ilícito del presidente de la república Juan Manuel Santos.
Hubiera querido señores oyentes,
muy distinguidos audiencia de La Hora de la Verdad, no haber tenido nunca que
decir estas palabras, pero no tengo más remedio que hacerlo; porque ya nuestra
vergüenza llegó a los escenarios internacionales. Tenía algunas de estas
noticias y dije no puedo creerlo, necesito pruebas. Las pruebas llegaron, pero
cuando estaba en ese tema de estar seguro de lo que estaba pasando, aparecen en
los escenarios internacionales las noticias. Cuáles son? - Enriquecimiento
ilícito del presidente de la república Juan Manuel Santos...
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¡ALELUYA!
RECONOCIERON LAS VÍCTIMAS
Por: Fernando
Londoño Hoyos
Son los aliados
del candidato Santos especímenes muy curiosos. Pero los más curiosos son los
bandidos de las FARC. A una semana de las elecciones tenían por hacer o por
decir alguna cosa, cualquiera, que favoreciera a su candidato. Y alguien les
sopló la maravilla de que dijesen reconocer a las víctimas. ¡Loado sea el
Señor!
Lo primero que
anota el más inocente espectador de esta comedia es que no hablan de sus
víctimas. Hablan de las víctimas, tratándolas así de manera tan impersonal y
distante. Ese desprendimiento tiene su correspondencia en las declaraciones del
doctor De La Calle, quien también reconoce a las pobres víctimas, aclarando que
son las del conflicto en el que participamos todos y del que por consecuencia
somos todos responsables.
Alto ahí, doctor
De La Calle. Si usted tiene víctimas por reconocer, lo que no dejaría de
sorprendernos, hágalo con toda franqueza. Pero no nos meta con las FARC, en el
mismo costal, a los millones de colombianos que somos sus víctimas. De
victimarios, nada. Nos ofende usted, que hace y dice cualquier cosa por
congraciarse y reproducir la voz del amo, como el perrito de la Víctor.
Esta es una tragedia cuya autoría corresponde entera a sus contertulios de La
Habana.
Pero recobremos
el hilo del discurso. Porque la declaración anodina, mal intencionada y
oportunista de las FARC no significa nada, no vale nada, no nos sirve para
nada.
Que las FARC
reconozcan, así en abstracto y tirándonos el agua sucia de la mitad de ellas,
que hay víctimas por llorar y compadecer, es como descubrir que el agua moja.
De sus asesinatos, extorsiones, bombas, asaltos a pueblos inermes,
reclutamiento de niños, destrucción de oleoductos y torres de energía, hay
tantas pruebas como quiera soportarlas el que se asome a este debate.
Reconocerlas de este modo nada cuenta.
Fuera otra cosa
que nos dieran el número y el nombre de todas ellas; que nos confesaran
cuántos secuestrados tienen aún en su poder, o cómo y cuando los asesinaron;
que nos dijeran cuántas niñas les entretienen sus noches de campamento y por
mal heridas que estén en el cuerpo y en el alma, nos las devolvieran; que nos
presentaran escueto balance de sus ganancias gigantescas en el negocio del
narcotráfico y entregaran esos cuantos miles de millones de dólares para
socorrerlas. Pero esto, así dicho, sin más, no sirve para nada.
Cuando se dio
la noticia que comentamos, se disputaron los micrófonos y las páginas y los
escenarios púbicos los beatos de la paz, para exaltar semejante maravilla. Los
oímos a todos, los leímos a todos, los vimos a todos, y ni uno solo se tomó la
molestia de explicarnos el alcance jurídico o político que ella tuviera. Como
la perrilla de Marroquín, tampoco tantos espontáneos vieron por parte alguna al
maldito jabalí.
Y es que no
podían verlo, porque no existe. Porque el decir de esos bandidos confirmando
que han sido bandidos, no importa una higa. ¿Qué hay, entonces detrás de tanto
bochinche, tanto aparato, tanto escándalo?. Pues nada. Nada distinto de que
estamos en vísperas electorales y era momento de hacer cualquier cosa para
llamar la atención y afirmar, otra vez, que la paz estaba a la vuelta de la
esquina. Nunca habíamos avanzado tanto. Nunca llegamos tan lejos. Y es verdad.
Nunca llegamos tan lejos en el pedregoso camino de la mala fe y la estupidez.
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Espero que hayan disfrutado de su
Contenido, hasta pronto…
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