NÚMERO 250 JUNIO 29 DE 2014 (DOMINGO)
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Bernardo A. Rendon Restrepo
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Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero
Galardonados con la
1ª entrega de los premios
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Vamos por Brasil y luego por la copa del Mundial
RÍO DE JANEIRO (BRASIL) 28 de Junio (RAM) Vamos
por Brasil y luego por la copa del Mundial, se escucha decir en todas partes.
Es un reto y no una utopía después de ver como la selección colombiana tritura
sin compasión al "enemigo".
Dos goles de James Rodríguez, el primero para una
galería de arte, han puesto hoy a Colombia en los cuartos de final de Mundial, un
puerto jamás alcanzado en su historia futbolística y en el que le espera Brasil
el 4 de julio en la ciudad de Fortaleza.
A los 22 años, en su primera experiencia mundialista
pues la última la vivió su país 'in situ' cuanto él tenía seis, en 1998, James Rodríguez
decidió escoger el estadio Maracaná para sentar las bases del nuevo fútbol de
su país gracias a un arquitecto argentino que dirige las obras desde el banco,
José Pekerman.
El ex seleccionador de la Albiceleste sigue su camino
invicto en las copas del mundo, pues de Alemania 2006 el anfitrión los sacó en
una tanda de penaltis.
Y hoy Colombia, que llegó a los octavos de final con nueve puntos de nueve posibles cosechados en la fase de grupos, resultó intratable para una brava selección uruguaya que llegó herida por la pérdida por sanción de su referente, el goleador Luis Suárez, a quien los hinchas le homenajearon en las tribunas con réplicas de su rostro adaptadas como máscaras.
Y hoy Colombia, que llegó a los octavos de final con nueve puntos de nueve posibles cosechados en la fase de grupos, resultó intratable para una brava selección uruguaya que llegó herida por la pérdida por sanción de su referente, el goleador Luis Suárez, a quien los hinchas le homenajearon en las tribunas con réplicas de su rostro adaptadas como máscaras.
James sumó su quinto gol y pasó de largo en la clasificación de cañoneros
a Lionel Messi, Neymar y Thomas Müller.
Marcó a los 28 y los 50
minutos, pero el partido se pudo acabar con la pintura del primer tiempo porque
poco inquietaron los celestes, aunque su garra, la ratificación de su valía
futbolística en el mundo, la desplegaron como ráfagas en el segundo tiempo ante
una defensa que se comportó sin concesiones y un guardameta, David Ospina, que
se levantó como un muro.
Uruguay, el cuarto
clasificado del Mundial del 2010, el equipo que llevó en volandas a Diego
Forlán para convertirse en el mejor de entonces, se despidió del Mundial de
Brasil dieciocho días antes de conmemorarse los 64 años del Maracanazo.
El partido comenzó como si
no hubiera prisa. Con la convicción de los veintidós de que lo que ha de pasar,
pasaría a su debido tiempo en este encuentro sin mañana en el Mundial para el
perdedor.
Álvaro 'Palito' Pereira, con la encomienda clara de neutralizar a Juan
Guillermo Cuadrado, le hizo sentir el peso de la ley de su bota en los dos
primeros cruces.
En el callejón izquierdo de Uruguay se citaban con la seguridad de que
solo uno saldría airoso.
Rostros crispados, Pereira abanicando sus botas como si fueran sables y Cuadrado, para quien el balón es como un capote, lo amasaba con una verónica aquí, una chicuelina allá, una gaonera por acá, pero el uruguayo, quizá ya marcado en su intención 'non santa', evitaba entrar al trapo.
Es que a la vista del árbitro holandés Bjorn Kuipers se deben conservar las formas. Y Cuadrado, si como penetrar, recibe la orden de Pekerman de mudarse a la orilla opuesta y allí lo recibieron de cualquier forma otro Pereira, Maximiliano, y Egidio Arévalo.
Y cuando parecía que todo estaba para unos minutos de siesta de los 73.804 asistentes al Maracaná, apareció 'el Bendito' Rodríguez.
El teatro de los sueños se montó en la mitad de la cancha. Cuadrado, que se había mudado a la izquierda, lanza en corto para Abel Aguilar, quien de inmediato cambia la trayectoria en busca de Jackson o Teo.
El balón es rechazado de cabeza por 'Palito' Pereira y vuelve a Aguilar, quien con la testa baja el balón a James Rodríguez, a quien una cámara aérea mostraría después exprimido por cinco camisetas uruguayas.
Rostros crispados, Pereira abanicando sus botas como si fueran sables y Cuadrado, para quien el balón es como un capote, lo amasaba con una verónica aquí, una chicuelina allá, una gaonera por acá, pero el uruguayo, quizá ya marcado en su intención 'non santa', evitaba entrar al trapo.
Es que a la vista del árbitro holandés Bjorn Kuipers se deben conservar las formas. Y Cuadrado, si como penetrar, recibe la orden de Pekerman de mudarse a la orilla opuesta y allí lo recibieron de cualquier forma otro Pereira, Maximiliano, y Egidio Arévalo.
Y cuando parecía que todo estaba para unos minutos de siesta de los 73.804 asistentes al Maracaná, apareció 'el Bendito' Rodríguez.
El teatro de los sueños se montó en la mitad de la cancha. Cuadrado, que se había mudado a la izquierda, lanza en corto para Abel Aguilar, quien de inmediato cambia la trayectoria en busca de Jackson o Teo.
El balón es rechazado de cabeza por 'Palito' Pereira y vuelve a Aguilar, quien con la testa baja el balón a James Rodríguez, a quien una cámara aérea mostraría después exprimido por cinco camisetas uruguayas.
Y con ese tipo de atrevimiento que deslumbra, el del Mónaco, el genio de
22 años, lo duerme en el pecho y sin dejar picar el balón lo despacha con la
pierna izquierda por encima de Godín, por encima del último dedo estirado de
Muslera hasta impactar bajo el horizontal y de pica barra culminar la pintura.
Nada que hacer ante tremenda
tarjeta de visita. James entró a los 28 minutos de este encuentro como socio
exclusivo y 'gold card' en en bandeja al club de los goleadores del Mundial
formado por Lionel Messi, Thomas Müller y Neymar.
Pero cuando apenas comenzaba
el segundo tiempo, Cuadrado activó por la derecha el segundo acto. Atrajo a
James con el pase, que involucra a Jackson, a Armero en la banda zurda. Su
lanzamiento vuela al área y la cabeza de Cuadrado gana a todos.
El brazuca baja a los pies de James y esta vez, con pierna derecha clavó el segundo.
El colombiano decidió entonces crear una franquicia aparte con el perdón de Messi, Neymar y Müller.
Daniel Ospina, el cuñado de James, tampoco faltó a la ópera de la Compañía de Pekerman pues en pleno vuelo sus manos negaron el gol a 'Cebolla' Rodríguez, un latigazo de Edinson Cavani, una vaselina de Stuani y remate en vuelo de karateca de Maxi Pereira.
Colombia y Brasil en cuartos. Fortaleza espera.
- Ficha técnica:
El brazuca baja a los pies de James y esta vez, con pierna derecha clavó el segundo.
El colombiano decidió entonces crear una franquicia aparte con el perdón de Messi, Neymar y Müller.
Daniel Ospina, el cuñado de James, tampoco faltó a la ópera de la Compañía de Pekerman pues en pleno vuelo sus manos negaron el gol a 'Cebolla' Rodríguez, un latigazo de Edinson Cavani, una vaselina de Stuani y remate en vuelo de karateca de Maxi Pereira.
Colombia y Brasil en cuartos. Fortaleza espera.
- Ficha técnica:
2. Colombia: David Ospina; Camilo Zúñiga, Cristian Zapata, Mario Yepes; Pablo Armero; Abel Aguilar, Carlos Sánchez; Juan Guillermo Cuadrado (Freddy Guarín, m.81), James Rodríguez (Adrian Ramos, m.85); Teófilo Gutiérrez (Alexander Mejía, m.68) y Jackson Martínez.
Seleccionador: Jose Pekerman.
0. Uruguay: Fernando
Muslera; Maximiliano Pereira, José María Giménez, Diego Godín, Martín Cáceres;
Álvaro González (Abel Hernández, m.67), Egidio Arévalo Ríos, Álvaro Pereira
(Cristhian Stuani, m.63), Cristian Rodíguez; Diego Forlán (Gastón Ramírez,
m.63); y Edinson Cavani.
Seleccionador: Oscar Washington Tabárez.
Goles: 1-0, m.28: James Rodríguez. 2-0, m.50: James Rodríguez.
Árbitro: el holandés Bjorn Kuipers amonestó a Giménez y Armero.
Seleccionador: Oscar Washington Tabárez.
Goles: 1-0, m.28: James Rodríguez. 2-0, m.50: James Rodríguez.
Árbitro: el holandés Bjorn Kuipers amonestó a Giménez y Armero.
Incidencias: partido de los octavos de final del Mundial de Brasil jugado
ante 73.804 espectadores en el estadio Maracaná, de Río de Janeiro.
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HISTÓRICA CLASIFICACIÓN DE COLOMBIA A CUARTOS
Es difícil no dejarse tocar de tantas cosa buenas o de
tantas bendiciones, porque estoy convencido de que el Redentor derramó todas
sus bendiciones para que la Selección de Colombia siguiera rompiendo marcas
en Brasil.
Parado de manera imponente en el cerro Corcovado, de donde
uno se cree el hombre más poderoso de la tierra por esa energía que se siente y
la manera como se domina a todo Río de Janeiro, el Cristo vestido de blanco y
con un semblante demasiado serio, se acordó de un país con hambre
de gloria, como lo había dicho Jackson Martínez antes del compromiso.
Y con sus brazos abiertos arropó a los fervorosos y
creyentes jugadores colombianos para que hicieran
realidad un nuevo sueño en el Mundial: avanzar por primera vez a los cuartos de
final. Eso gracias a la victoria 2-0 sobre el
bicampeón Uruguay, que esta vez no fue capaz de imponer su rico pasado.
"Dios no se queda con nada y a todos nos ayuda",
lo dijo previo a la Copa Mundo y esa dosis elevada de fe la escuchó el Creador,
representado en Brasil por el Redentor, para
que la Selección derrotara a los celestes y se instalara en la tercera fase de
la edición 20 del Mundial.
James
Rodríguez, ese jugador con cara de niño y talento de crack
y a quien su madre Pilar Rubio le enseñó el Padrenuestro para que siempre
estuviera protegido, fue el responsable de que Colombia esté
entre los ocho mejores del campeonato y
propague la fiebre amarilla desde Brasil.
El fantasma del camerunés Roger Milla, responsable de que
Colombia no haya avanzado a cuartos en Italia-90, desapareció
gracias al derroche de bendiciones que llegaron desde el Cerro Corcovado, donde un ser especial iluminó a Abel Aguilar para un
pase magistral de cabeza que generó el gol de la consagración de
James Rodríguez, de media vuelta a los 28 minutos.
Con la ayuda de 10 compañeros en el mítico estadio
Maracaná, ante 73.804 personas (aunque en 1950 cabían 200.000) y con el
empuje de 50.000 compatriotas vestidos de amarillo empujando con oles y olas en las tribunas del templo del fútbol brasileño logró
un golazo que le mostró al onceno nacional la ruta de la clasificación a la
tercera fase del torneo, privilegio que no se había dado en los cinco mundiales
que lleva.
La fe mueve fronteras es lo que dicen las abuelas
y este sábado sí que se notó en este coloso estadio, donde los
aficionados no querían salirse y le daban gracias al de arriba y miles de
jugadores han hecho magia con los pies, porque gracias a que nunca dejaron de
creer en lo suyo y a que soportaron 16 años de frustraciones los
pibes de José Pekerman están haciendo historia en Brasil.
Para que no quedaran dudas de ellos y el país empezara a
soñar con la anhelada paz que se busca hace más de tres décadas, James
Rodríguez volvió a ser bendencido a los 49 minutos para que pusiera el 2-0 final que tiene el combinado
patrio listo para jugar el 4 de julio con Brasil.
Esto es para no creer y jamás olvidar, con decir que lo
repetirían nuestros nietos. Estamos ante la mejor Selección de
Colombia de todos los tiempos gracias al talento, la técnica y a la
convicción y por eso sumó su cuarta victoria en la Copa
Mundo, lleva 12 puntos, está invicta, tiene al mejor jugador del torneo y al
goleador: James, el hombre bendecido este sábado.
¡Qué
más le podemos pedir a la vida, al fútbol y a Dios!
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Espero que hayan disfrutado de su Contenido, hasta pronto…
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