NÚMERO 249 JUNIO 28 DE 2014 (SÁBADO)
NÚMERO 249 JUNIO 28 DE 2014 (SÁBADO)
Director
Bernardo A. Rendon Restrepo
bernal.rendon@hotmail.com
Editora y Asesora
Alba Hoyos Botero
Galardonados con la
1ª entrega de los premios
ANTURO
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Twitter@revistaconstela
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COLOMBIA FESTEJA UN PASE HISTÓRICO
En Colombia no cabe más emoción. Es la primera vez que la
selección colombiana llega a los cuartos de un campeonato mundial de fútbol,
que lo consigue gracias a un triunfo indiscutible ante Uruguay, la garra
charrúa, bicampeón mundial y cuarto lugar en Sudáfrica 2010. Porque la Tricolor
ha conseguido este triunfo con dos goles de James Rodríguez,
el mismo que la FIFA consideró el mejor de la primera fase y hoy, con 22 años,
es el jugador con más anotaciones en el Mundial y el máximo ídolo en el país
sudamericano. Colombia, hoy, ya hizo historia.
El país entero vivió paralizado
los 90 minutos de un partido que resultó menos enredado de lo que se esperaba.
Después de la sanción a Luis Suárez, el temor por un Uruguay herido en su
orgullo había hecho dudar a algunos de una victoria del equipo colombiano. Pero
ganó el talento y el juego en equipo de un grupo de jugadores que más que una
selección es una familia.
Esa camaradería y compromiso se
han reflejado en los colombianos que, con cada partido, son más optimistas. La
esperanza de llegar más allá que en cualquier otro mundial ya se logró, ahora
el sueño es mucho más grande: es posible lograr la Copa del Mundo.
Ese anhelo es el que más se
repite en las redes sociales que se han inundado con agradecimientos y
felicitaciones a cada uno de los jugadores, a James, el goleador; a Ospina, el
portero que realizó varias atajadas magníficas; a Cuadrado que aguantó los
golpes y a todo el equipo. También a José Pekerman, el técnico argentino a
quien ya le piden nacionalizarse colombiano.
Fue una fiesta de todo el país,
en los hogares y en algunos parques y calles donde los alcaldes organizaron
pantallas gigantes y orquestas para que el partido se convirtiera en una
fiesta. Y así fue, apenas sonó el pitazo final, los gritos y alientos se
cambiaron por el baile y la rumba, especialmente la llamada “salsa choque”, la
misma que los futbolistas colombianos ya impusieron para celebrar cada uno de
sus goles.
Y toda la fiesta, acompañada por
los llamados de los jugadores, dirigentes y alcaldes para celebrar en paz.
La euforia es total. El Tiempo imprimió
una edición extra con el título de “Histórico, a cuartos y con el goleador” y
los demás diarios no se contuvieron en elogios “Oh, júbilo inmortal”,
“Maracanazo a la colombiana”, “Mordisco histórico”, son algunos de los
titulares que circulan ya.
El presidente Juan Manuel Santos
y su equipo de gobierno siguieron el partido con miembros de las Fuerzas
Armadas y minuto a minuto lo comentaron en twitter. Al final, su mensaje a los
jugadores: “Estamos en 4tos!!! Felicitaciones mi Selección!!!
Felicitaciones Colombia!!! ¡¡¡Qué orgullo!!!”.
En muchos lugares hubo toneladas
de harina y espuma, y caravanas de coches contuvieron el tráfico, pese a que en
la mayoría de ciudades capitales había probibición de consumo de licor y de
tránsito de autos y motos, para evitar desmanes y víctimas. La campaña por una
celebración sin muertos fue la premisa en todo el país.
El tema sigue siendo la selección
de Colombia y las ganas de triunfo, solo que el rival ya es otro: Esto apenas
comienza, el viernes toca Brasil.
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MÚSICA EN MARACANÁ,
TOCA COLOMBIA
Hay en Brasil una selección
llamada Colombia que juega como los ángeles, fresca, divertida y armónica,
dulce y nada empalagosa, venenosa cuando ataca, tensa cuando defiende,
deliciosa con la pelota, nueva reina de Maracaná. No hay duda de que es la
heredera de aquella generación que tenía que conquistar Estados Unidos después
de causar admiración en Italia. La Colombia de Pékerman eliminó con una
pulcritud sobrecogedora a la pendenciera Uruguay. El partido fue un juego de
niños para la jovial y creativa Colombia del excelso James Rodríguez.
Tiene Colombia un equipo
estupendo y de momento el jugador de la Copa. James está hoy por encima de
Messi y Neymar. No solo porque ha marcado más goles sino porque la mayoría de
sus cinco tantos han sido obras de arte, sobre todo los dos de Maracaná. El 1-0
sirvió para certificar la calidad del propio James y el 2-0 definió la soberbia
actuación global colombiana, el sentido de equipo, la fluidez del juego, la
música del fútbol, la capacidad para visualizar el partido y encontrar la
rendija para meter el pase y el gol. El balón silba en Colombia.
Uruguay quedó más retratada que nunca ante Colombia. Los charrúas
defienden que no necesitan la pelota. Juegan con uñas y dientes, sobre todo si
se trata de derrotar a un campeón del mundo, sea Inglaterra o Italia, o hay que
conquistar un estadio mítico como Maracaná contra Brasil. La garra celeste
aumenta en proporción al reto que se le presenta, de manera que pierde grandeza
si se enfrenta a un rival aparentemente menor. Así pasó contra Colombia. La
salida de Luis Suárez ha sido terminal.
Colombia en cambio es un encanto
de equipo, admirable por cómo se maneja con la pelota y se organiza sin ningún
ruido, tan silenciosa que incluso se escucha el toque-toque de sus delicados
centrocampistas, jugadores excelentes como Cuadrado y James. Ambos se arrancan
desde el regate, sus conducciones son suaves y desequilibrantes porque eliminan
a rivales, y sus pases resultan directos y precisos para los delanteros.
Cuadrado se arrancó muy artista y
arrebatador por las dos bandas, tanto que los falsos laterales charrúas le
dejaron una marca en cada jugada, la manera más disuasoria de defender la
cancha propia, y más en Maracaná. Los uruguayos utilizan por igual los hombros
que los codos, las rodillas que las piernas, la cabeza que las muelas,
irreductibles en el cuerpo a cuerpo, intimidadores para detener a Colombia. Los
colombianos en cambio se valen de su carrocería para armar la pierna y tirar a
gol como sucedió en el tiro monumental de James Rodríguez.
El volante del Mónaco recibió la
pelota de la cabeza de Abel Aguilar. Nadie miraba a la portería de Muslera
salvo James Rodríguez. Aunque estaba de espaldas al marco, acunó el balón en su
pecho con un control orientado soberbio, su tronco fue girando al tiempo que
rodaba al cuero, para quedar frente al guardameta y clavar sin parar un zurdazo
a la base del larguero de Uruguay. La bola dio en la base del
travesaño, botó superada la línea de meta y se coló de manera majestuosa ante
el asombro de Maracaná. James había decidido tirar antes de recibir de Aguilar.
Los movimientos del mediapunta
colombiano delataron que tenía el gol ya en la cabeza antes de chutar contra
Muslera. Los gestos técnicos de los muchachos de Pékerman contrastaban con el
coraje de los guerreros de Tabárez. A un lado se tiraban caños y paredes, se
escondía y exhibía el balón, se ganaba el campo con el fútbol y al otro por
contra se defendía la cancha y se reventaba el cuero, a la espera de una jugada
episódica, de un córner o una falta, de un error de la zaga contraria,
redoblaba con el apoyo de La Roca Sánchez y esponjada por las salidas de
Zúñiga.
Al rescate de Uruguay acudió por un momento Cavani, obligado a jugar por dos ante la ausencia de Luis Suárez, fuera de forma Forlán. Cavani no alcanzó la pelota en un tiro de González en la única ocasión clara de Uruguay. La acción quedó hasta ridícula si se compara con la jugada del 2-0 de Colombia. Cuadrado comenzó la jugada en la derecha con un excelente toque y la acabó con una asistencia de cabeza para la llegada del infalible James. La pelota fue de costado a costado, bien tocada por Jackson, mejor centrada por Armero, rematada por James.
El golazo desquició a Uruguay, que ni con los cambios dio con la manera de entrar en el partido, manejado por Colombia, resguardada en Ospina. Colombia se hace querer no solo por cómo ataca sino también por la manera en que se defiende, con calma, sin estridencias, de forma natural, apoyada en la técnica de sus futbolistas fibrosos y explosivos. Tienen mucha cintura los juncos de Pékerman, invicto en la Copa del Mundo. Colombia no podía tener mejor regalo para celebrar su histórico pase a los cuartos por primera vez en su vida que enfrentarse a Brasil.
Brasil-Colombia, la sociedad James Rodríguez-Cuadrado contra la soledad de Neymar, violines contra tambores, todavía suena la música de los cafeteros en Maracaná. Los muchachos de Pékerman no solo juegan bien como los de Maturana sino que además ganan con goles magistrales de James Rodríguez, el nuevo ídolo del país de Higuita y Valderrama, y de la cumbia auténtica del fútbo.
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MUNDIAL
2014: BRASIL ELIMINA A CHILE Y PASA A CUARTOS DE FINAL EN LOS PENALTIS
Brasil se ha clasificado para los cuartos de final del Mundial 2014 tras vencer a Chile en una agónica tanda de penaltis. Después de 120 minutos vibrantes en los que los chilenos tuvieron un
mayor control del juego y los brasileños disfrutaron de las mejores ocasiones,
el lanzamiento de los once metros decidió un encuentro que se habrían podido
llevar ambas selecciones.
Desde que Brasil supo que iba a ser el organizador
del Mundial 2014, la fecha de los octavos de final estaba marcada en el calendario.
Superar la primera fase era algo que se daba hecho para la canarinha, la única
selección que ha estado presente en todas las Copas del Mundo, sin embargo, la presión para
los locales en cuanto comenzase la fase eliminatoria iba a ser desmesurada. Una
vez llegado el momento, el escenario no era diferente del que se preveía y
Brasil tenía ante Chile un reto de gran envergadura.
Prueba de la importancia
que tenía el partido para todo el país fue la salida dela Seleçao al terreno de juego del Mineirao de
Belo Horizonte. Todos los jugadores en fila, con el brazo derecho sobre el de
delante, unidos como si cada uno de ellos fuese un simple componente que
permite que la máquina funcione. Una clara alegoría de la importancia del
equipo sobre las individualidades, al más puro estilo de Scolari, amante de que
sus conjuntos sean un grupo compacto y unido, un ejército con la única misión
de ganar los partidos y superar las eliminatorias.
La puesta en escena de los
brasileños no amedrentó a Chile. Sampaoli tenía claro antes del partido que
para vencer debía poner en práctica su fútbol de presión y agresividad y
mantuvo su once de gala pese a tener la duda de Medel antes del encuentro. Los
primeros cinco minutos hacían pensar que los chilenos habían dado con la tecla:
vivían en campo brasileño y obligaban a los locales a cometer constantes faltas
para evitar la velocidad de ‘La Roja’.
Pasados los compases iniciales,
los de Scolari llevaron el partido hacia donde querían. Rebajaron las
revoluciones de los chilenos y se asentaron con seguridad en el campo para
evitar los contragolpes del rival. Buscaban desactivar al enemigo para después
aprovechar las propias armas. Ya explicaba el seleccionador brasileño en los
días previos al partido que el modelo implantado por Simeone en el Atlético de
Madrid era un ejemplo perfecto de lo que su equipo debía llevar a cabo para
llevarse este Mundial. Una defensa fuerte que asegure que la portería se
mantenga a cero y un ataque rápida y vertical, sin excesivas florituras,
primando la efectividad por encima de la estética.
Sin apenas haber creado
peligro,a los 18 minutos Brasil consiguió adelantarse en el marcador gracias a
una de sus armas favoritas, el balón parado (otro claro ejemplo de las
similitudes con los colchoneros). Sabían los cariocas de la poca altura de la
defensa de los de Sampaoli y aprovechándose de este factor, en el segundo saque
de esquina que tuvieron en el partido, David Luiz, o quizá Jara en propia
puerta, adelantaba a los brasileños al rematar de manera poco ortodoxa un balón
colgado al segundo palo por Neymar.
Tras el tanto, la canarinha
se encontraba ante el escenario soñado que antes de iniciar el partido: con
ventaja en el marcador a los pocos minutos y con su rival incómodo en el
terreno de juego, incapaz de encontrar la velocidad de Alexis y Vargas y con
Arturo Vidal totalmente desaparecido en el centro del campo. Pero los
brasileños cometieron un error allí donde menos se le esperan al Brasil de
Scolari, en la defensa.
A la media hora de juego en
un saque de banda cercano a su propia línea de fondo, el brasileño Hulk dejó un
balón muerto al recibir que aprovechó Vargas, en una muestra del estilo de presión
que caracteriza a los chilenos, para robarlo y filtrar un pase perfecto
al área para que Alexis batiese a Julio César con un tiro sutil por bajo.
El golpe espoleó a los
locales, que se lanzaron sin piedad a por el gol para marcharse con ventaja al
vestuario. Después de varias arrancadas sin éxito, Neymar tuvo una ocasión
clarísima con la cabeza pero el ‘Gato’ Silva tocó lo suficiente para evitar que
el balón entrase en la portería de un Bravo que ya estaba batido. Aún antes del
descanso Fred tuvo un balón suelto a dos metros de la línea de gol, pero el
atacante del Fluminense la tiró inexplicablemente a las nubes. Chile llegaba al
descanso con la sensación de haberse salvado, mientras que los brasileños se
desesperaban por las ocasiones desperdiciadas.
Brasil salió de los
vestuarios con la intención de mantener la dinámica de asedio constante. Así
fue como a los 55 minutos llegó la jugada polémica del partido.
Hulk recibía en
el área y controlaba con el hombro para después superar a Bravo y desatar la locura
en Belo Horizonte. Howard Webb, el árbitro discutido por los chilenos por las
supuestas ayudas que podría dar a los locales, dio por válido el gol en un
principio pero finalmente su asistente le corrigió y acabó anulándolo al
entender que el control se ayudaba del brazo. Los brasileños se volvían locos
mientras las repeticiones no permitían dilucidar realmente lo que había
ocurrido.
A partir de ese momento el
partido dio un vuelco. Sampaoli decidió retirar del campo a Vargas, un
delantero, por Felipe Gutierrez, un centrocampista de gran calidad técnica y
muy buen criterio con el balón en los pies. Con el cambio Chile se apoderó del
partido y aturdió a los brasileños, que se vieron incapaces imponerse al ritmo
que Vidal y Gutierrez imprimían a la circulación del balón y a la velocidad y
movimientos continuos que Alexis Sánchez ofrecía en la punta del ataque. Fruto
del esfuerzo, los chilenos a punto estuvieron de adelantarse con un remate de
Aránguiz, pero Julio César salvaba a una canarinha que estaba al borde de la muerte.
Chile dejaba escapar con
vida a los brasileños, que estaban pasando sus peores minutos del Mundial,y el
partido se adentraba en su último cuarto de hora con la prórroga en el
horizonte. No obstante, tanto Jo (que había entrado por Fred) como Hulk
tuvieron dos claras ocasiones para evitar la prórroga y dar la victoria a
Brasil, aunque se llegaba al fin de los noventa minutos con la sensación de que
'La roja' dominaba y tenía en la mano sumir al país organizador en un auténtico
drama.
Brasil se rehizo en la
primera parte de el tiempo extra. Los brasileños se hicieron con el balón como
no lo habían conseguido durante toda la segunda parte, pero apenas fueron
capaces de crear peligro con un remate mordido de Jo y un zapatazo de Hulk que
estuvo a punto de sorprender a Bravo, pero el nuevo jugador del Barça estuvo
muy atento, como todo el partido. Chile esperaba agazapada sin demasiados
apuros, dispuesta a salir con velocidad a por la machada definitiva.
En la segunda, los
brasileños salieron a por todas, conscientes de que la derrota sería un
auténtico fracaso y sabiendo que los penaltis serían una absoluta lotería. El
asedio, más con corazón que con ideas, no obtuvo resultado y ambos equipos se
resignaban a jugárselo todo en la lotería de los penaltis. Pero en el último
minuto Brasil se vio fuera cuando un trallazo de Pinilla rebentaba el travesaño
de Julio Cesar. Los penaltis eran inevitables. En esa lotería, Brasil salió
vencedora con un gran Julio Cesar, dejando a los chilenos hundidos después de
haber acariciado la gloria.
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BRASIL CLASIFICA A CUARTOS DE FINAL AL GANAR EN PENALES A CHILE.
La selección de Brasil ganó 3-2 una sufrida definición por penales y
clasificó a los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014. Tras el empate 1-1 en 90 minutos de juego, las selecciones de Brasil y
Chile definieron al ganador desde el punto de penal.
Al final en la definición, el equipo local venció 3-2.
Por Brasil convirtieron: David Luiz, Marcelo y Neymar; mientras que fallaron Willian y Hulk.
Por Chile convirtieron Aránguiz y Marcelo Díaz; mientras que fallaron
Mauricio Pinilla, Alexis Sánchez y Gonzalo Jara, remate que se estrelló en el
vertical izquierdo de Julio Cesar y eliminó a los chilenos de la Copa.
Julio Cesar fue la gran figura al detener dos penales al equipo chileno.
Ahora Brasil esperará al ganador del juego entre Colombia y Uruguay en cuartos de final.
En el tiempo reglamentario, el defensor David Luiz adelantó al país
anfitrión a los 18 minutos.
Tras un cobro de esquina, David Luiz se encontró un balón en el área
pequeña y con el pie izquierdo mandó el balón al fondo de los corderles para
abrir el marcador.
No obstante, Alexis Sánchez, estrella del Barcelona emparejó el marcador al
recibir un balón en el área grande y definir al minuto 32 para silenciar Belo
Horizonte y todo Brasil.
En los últimos minutos de juego ambos equipos buscaron el arco rival, pero
las figuras de Julio Cesar y Claudio Bravo en ambos arcos se convirtieron en
los principales héroes.
La más clara para desequilibrar el marcador se dio en el segundo tiempo
extra luego de que Pinilla estrellara en el horizontal su remate en el minuto
120.
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